Los Vengadores nº14

Título: ¿El Último día de nuestra era? (II)
Autor: Lobo Rojo
Portada: Rafa Sandoval/ Color: Pater
Publicado en: Octubre de 2008

¡Cruce con el Crepúsculo de los Dioses! Lobo Rojo contra los enemigos ancestrales de su pueblo: ¡los Anaye! Chaqueta Amarilla y Ave de Fuego visitan a los 4 Fantásticos... ¡Sólo para encontrarse con el Enjambre! ¡Nuff Said!
Y llegó un día en el que los héroes más poderosos de la Tierra se unieron contra el enemigo común...¡Aquél día nacieron los Vengadores!... Para combatir aquellas amenazas que ningún superhéroe podría derrotar en solitario.
Creado por Stan Lee y Jack Kirby

Resumen de lo publicado:¡El fin del mundo ha llegado! Antiguos demonios han resurgido de los infiernos donde estaban recluidos y claman ahora como suya la pequeña bola de barro en la que vivimos. El planeta está en caos, volcanes, maremotos, fenómenos meteorológicos inesperados azotan su superficie, mientras la voluminosa forma del demoníaco ser llamado Groth tapa la propia luna, tiñendo los cielos de un color escarlata. Si esto no fuera suficiente, los reinos dimensionales que habitan los panteones que antaño protegieron a los hombres y fueron adorados por ellos, están siendo sitiados, asediados, atacados por los ejércitos de la oscuridad creciente. Incómodos escalofríos recorren las columnas vertebrales de los hombres más enteros, no saben que cada uno de estos temblores se debe a las siniestras carcajadas triunfales de Loki el dios del mal asgardiano, forjador de la tregua entre las diversas fuerzas arcanas.


Bajo la ciudad de Nueva York, en la laberíntica red de túneles que recorre el ferrocarril subterráneo comúnmente llamado metro, un grupo de hombres y mujeres ha pasado horas encerrados en un convoy inmovilizado. Un fallo eléctrico les dejó atrapados en la oscuridad con tan solo la iluminación de las luces de emergencia. Tras amargas horas olvidados, el grupo tomó la resolución de buscar la salida, alumbrándose tan solo con la débil luz de sus móviles, en tanto la batería de estos aguantase. En su caminar, han oído ruidos espeluznantes, chirridos y chillidos que han atribuido a las ratas y otros animales que puedan poblar los túneles de la gran manzana, nadie quiso creer que alguno de ellos proviniera de alguna garganta humana torturada.

Ahora por fin ven la luz al final del túnel, y aligerando el paso alcanzan el andén con satisfacción y alivio. Sus rostros de felicidad se tornan en desconcierto y después en miedo al ver ante ellos los cuerpos esparcidos por el suelo de la estación, pieles secas y arrugadas, de lo que parecen restos humanos entremezclados con vestimentas desgarradas, sin rastro de sangre. Silencio, y entonces…

Una espeluznante criatura aparece reptando hacia ellos desde el extremo del andén opuesto. La mitad inferior de su cuerpo era una serpiente, la superior hasta el cuello parecía humana si no fuera por las afiladas garras que brotaban de sus dedos, la cabeza con forma de búho, y una mirada penetrante que parecía capaz de inmovilizar o aterrorizar a cualquier mortal.

- ¡Esta tierra es nuestra, carne! ¡Lo fue hace siglos y lo volverá a ser en breve! – Advirtió entre graznidos la criatura. – Vosotros volveréis a ser nuestra despensa. – y sus dedos afilados se clavaron en el rostro de uno de los pasajeros para comenzar a alimentarse de su esencia vital.

Horrorizados, el resto de los presentes corrieron hacia el otro lado del andén, mientras veían de reojo como la carne de la cara de la indefensa víctima se pudría y agrietaba como si estuvieran absorbiendo de ella todos sus jugos vitales.

Entonces para mayor desaliento de los presentes, una segunda criatura surgió rasgando el suelo ante ellos.

- ¡JA,JA,JA,JA,JA,JA! – La monstruosidad se irguió sobre ellos amenazante como haría un depredador sobre su presa - ¡Por fin, hermanos, por fin saciamos nuestro hambre! ¡Es tal y como dijo Loki, pronto el resto de nuestra raza encontrará el camino y volveremos a dominar parte de esta esfera!

- Yo no lo creo así, Anaye. – Contestó una voz inflexible.

Las dos pavorosas criaturas miraron hacia su lugar de procedencia, y sus ojos de lechuza mostraron tal temor que los acorralados humanos casi se sintieron salvados. La esperanza se desvaneció rápidamente entre los más escépticos, pues el hombre que aparecía ante ellos no era uno de los acostumbrados héroes enmascarados que solía intervenir en estas situaciones. Ante ellos aparecía un musculoso piel roja, armado con tan solo un cuchillo y un hacha, (tomahawk sería la palabra justa), ataviado con una máscara con forma de cabeza de lobo, y con el resto del cuerpo cubierto de arañazos y sangre. Su presunto salvador era uno más de tantos indios como los que a menudo habían visto morir en las películas. ¿O no? Las milenarias criaturas lo sabían mejor.

-¿Owayodatta? – Exclamó atónito uno de ellos, y recordó con terror como el dios de la caza Cheyenne y su hermano Hotamintanio, dios de la guerra, casi exterminaron a su raza, y a otros Anaye, al expulsarles del plano mortal.

William Talltrees, Lobo Rojo, el actual portador del espíritu de Owayodatta en la tierra no vaciló. Sin mediar palabra arrojó su tomahawk contra el primer Anaye, el que aun sostenía el cadáver del humano exprimido, con tal fuerza y puntería que clavó su filo en el centro de su frente e hizo estallar así su cabeza. Sin detenerse a mirar, corrió cuchillo en mano hacia el segundo monstruo. Saltó sobre el grupo de pasajeros amenazados y, agarrado a su cuerpo de serpiente, comenzó a clavar una y otra vez su afilada hoja. Los espeluznantes gritos de la criatura helaron la sangre de los neoyorquinos. Finalmente la mano de Lobo Rojo se incrustó por una de las heridas abiertas y pareció buscar algo con ansiedad, entonces con un grito triunfante lo extrajo, y su oponente calló…y cayó.

El grito de guerra de los Cheyennes resonó en las galerías subterráneas mientras Talltrees, triunfante, alzaba en su mano un objeto negro como el carbón, un objeto que arrojó con fuerza al suelo y estalló en mil fragmentos. Entonces miró a su público y se disculpó…

- Disculpen, he tenido una noche ajetreada, he matado al menos una docena de estos seres, si hacen el favor de acompañarme les llevaré fuera, hacia la luz. – Y mostró una sonrisa tranquilizadora.

- ¿Cómo… cómo sabes que no hay más criaturas de estas?

- Los olería, - contestó mientras recogía su Tomahawk – y comenzó a caminar hacia el exterior mientras los rostro pálidos murmuraban tras él

- “¿Cómo le llamaron?” - “¿Hiawhatta, dijeron?”“¡Qué se yo! Oguayoalgo”

- Soy Lobo Rojo, y estoy con los Vengadores. - Al escuchar el nombre de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, todos se sintieron más aliviados y comenzaron a caminar.

Desde Shipolo, hogar celestial de las deidades nativo americanas, su cabeza de panteón, Manabozho, el que ostenta el título de Manitú, y sus hijos Hotamintanio y Owayodatta habían observado la batalla en silencio. En su interior, el dios de la caza sonrió satisfecho por las acciones de su elegido.



-¡El Edificio Baxter! - Exclamó Bonita Juárez con asombro. – No lo recordaba así.

- La verdad es que lo han reconstruido en varias ocasiones. De hecho, cuando me acompañaste la última vez era la Torre Cuatro Libertades [1] , claro que nosotros también teníamos otros nombres. – Comentó Chaqueta Amarilla mientras atravesaban la puerta giratoria del edificio. Observó el vestíbulo despejado. – Se nota que estamos en una crisis, generalmente esto suele estar repleto de turistas curiosos y personal de mantenimiento. – Y se encaminó hacia los ascensores.

Ave de Fuego se detuvo un momento a observar la gran estatua situada en el centro del vestíbulo, allí las colosales figuras del famoso cuarteto parecían recibir amistosamente a todos los visitantes.

- Has visto, Hank, es maravillosa. Parece casi viva.

- Sí, los trabajos de Alicia Masters nunca dejan de sorprenderme. – Contestó Pym sin apenas desviar la mirada hacia el monumento – Me pregunto si Reed estará en casa.

- ¡Alto! – Ordenó una voz autoritaria. Un hombre uniformado apareció ante ellos apuntándoles con un extraño aparato.

- ¡Hank! – alertó Ave de Fuego. Pero el científico vengador la tranquilizó.

- Tranquila, Bonita, solo es un analizador portátil. Está leyendo nuestros signos vitales y comprobando que somos quien decimos ser. Ni clones, ni androides, ni aliens impostores… ¡Buenos días, teniente Oswald! Desearía ver al Dr. Richards.

El teniente James Oswald de los Four S.W.A.T., el Equipo de Operaciones Especiales de la Policía de Nueva York destinado al Edificio Baxter [2] , saludó a la pareja de Vengadores.


- En directo para todos ustedes, Christine Everhart desde la sala de prensa de la Mansión de los Vengadores, estamos a la espera de la comparecencia del actual líder del legendario grupo que nos informará acerca de los extraños sucesos que están afectando no solo a nuestras ciudades sino también al resto del planeta… Podemos adelantar, tal como explica el dossier que se nos ha entregado al llegar a la Mansión de la 5ª Avenida, que los Vengadores obtuvieron una victoria sobre la macabra legión que amenazó las calles de Nueva York hace apenas dos días, y que sin apenas tiempo para descansar enseguida se hicieron cargo de la isla volcánica que surgió en la bahía Hudson. Una isla de la que no queda resto, tan inexplicablemente como apareció, desapareció. Fuentes no confirmadas, y cámaras de aficionado de dudosa calidad parecen confirmar la presencia de Thor, el Dios del Trueno, en los acontecimientos, pero las condiciones climatológicas impedían confirmarlo. Condiciones climatológicas, que, por otra parte, también son sello característico de esta supuesta deidad nórdica. Y… ¡Un momento, ahí llega, y parece que no viene solo…!

El Caballero Negro, acompañado por Janet Van Dyne, la Avispa, recorrió la habitación y subió a la tribuna. Comprobó que el eficaz Jarvis había dejado los micros modulados a su tono de voz. Y saludó.

- ¡Buenos días a todos! El murmullo de los periodistas cesó al tiempo que los flashes y los focos iluminaron a los dos vengadores.

- Hola chicos. Gracias por venir – Saludó Van Dyne.

El Caballero Negro, miró a la Avispa a su lado, la mejor relaciones públicas que los Vengadores podían tener, y uno de sus mejores líderes. Se preguntó si hoy sería suficiente, tragó saliva, y se dirigió a los periodistas congregados.

- Damas y caballeros de la prensa, el señor Jarvis ya les ha hecho entrega de un breve resumen con la información que disponemos sobre la amenaza a la que nos enfrentamos. Somos conscientes de que dicha información es escasa, pero puedo asegurarles que los Vengadores están en alerta, dispuestos a defender a la humanidad ante cualquier extraña amenaza, sea cual sea su origen, tal y como siempre hemos hecho. Para ello nos estamos coordinando con SHIELD, los 4 Fantásticos, y todas las fuerzas de seguridad nacionales e internacionales. Ahora mismo todos nuestros miembros disponibles, aliados y reservas, están patrullando por la ciudad, para proteger y defender a nuestros ciudadanos. Del mismo modo, tenemos noticias de que fuera de la ciudad cada vengador y cada héroe enmascarado, incluso villanos de reputación conocida, combaten cualquier monstruosidad que amenaza nuestro planeta…

Desde el dintel de la puerta, Edwin Jarvis miraba atentamente la sala de prensa. Observó detrás de él como dos de los vengadores,

la Visión y Gilgamesh, en su icónico uniforme de capa roja y mono azul, se dirigían hacia la puerta de la calle.

- Señores…- Preguntó con preocupación. - ¿Algo va mal?

- No ocurre nada, Jarvis, hemos recibido comunicación de Lobo Rojo. Vamos a reunirnos con él.

- Está haciendo lo que deberíamos hacer todos, matar monstruos… - intervino el Eterno Olvidado. -

Iron Man nos necesitaba aquí para ayudarle a solucionar el problema de las comunicaciones. - Contestó

la Visión - Tus habilidades para transmutar Átomos, guiadas por la precisión de mis terminales informáticas, y dirigidas por el intelecto e ingenio de Stark han solucionado un problema que nos permitirá coordinar mejor nuestros esfuerzos.


“¡…y el hombre ataviado con vestimentas de tradición nativoamericana apareció de nuevo por la entrada de metro con otro grupo de pasajeros extraviados, a los que recibieron las unidades de emergencia. Antes de que pudiéramos acercar nuestros micrófonos saltó por encima de nuestras cámaras y mediante acrobacias imposibles alcanzó uno de los tejados adyacentes…! Cuando preguntamos a varios de los ciudadanos rescatados, nos confirmaron que el bienhechor afirmaba pertenecer a los Vengadores…”

- Nadie me había dicho nada. – Pensó Tony Stark. Luego sonrió, no tenía importancia, no era la primera vez. Los Vengadores son independientes de su control, y Lobo Rojo había demostrado ser un eficaz aliado del grupo… y estaba salvando gente. Entonces un agudo dolor recorrió su cuerpo, todavía no se había recuperado de las heridas infligidas durante la lucha contra el Destructor. Tenía que permanecer consciente, pues a través del sistema de comunicaciones de la Mansión accedía a los satélites Stark y mediante ellos conectaba la red mundial de comunicaciones, afectada por la actual situación atmosférica. El esfuerzo comenzaba a hacer mella en su agotada y dolorida mente.

- ¡Tony, te dije que no te extralimitases! – Recriminó una voz a su espalda.

- Dra. Foster, la situación es extrema, todo el planeta está en peligro,- Dijo Stark en su defensa - No tengo tiempo para estar enfermo… - Entonces se fijó que tras Jane Foster, su médico de cabecera personal y de los propios Vengadores, se acercaban dos siluetas familiares. La primera era Silverclaw, la ahijada de Jarvis, y vengadora reserva, la segunda pertenecía a Arthur Parks, el villano conocido como Láser Viviente. Stark frunció el ceño.

- Él…, él no debería estar aquí… - Señaló mientras el sudor frío recorría su rostro.

- Mr. Stark. – Contestó Silverclaw – Mr. Parks se ha ofrecido a ayudar, si la situación es tan extrema como parece…

- Sí, - Intervino Parks, sin dejar de observar la tecnología a su alrededor. – Este también es mi planeta, te aseguro que no he vuelto de la descorporeización para quedarme sin él… Quiero decir… - dijo azorado - No es que sea mío literalmente y me lo vayan a arrebatar, es que vivo en él y quiero seguir viviendo. – y sonrió.

Stark pensó en Gyrich y en los parámetros de seguridad de la Mansión. Otra oleada de dolor estuvo a punto de hacerle perder la consciencia. Miró a la Doctora y a la joven vengadora a su lado. Recordó el historial del Láser Viviente, la voz del villano le hizo reaccionar...

- ¡Venga Stark! ¡No puedes prescindir de mi, soy uno de los mejores ingenieros de telecomunicaciones y tecnología láser que puedes encontrar en esta mansión. ¡Utilízame, por el bien del planeta!

- Está bien… - Asintió Stark – Espero no arrepentirme. Pero Lupe… - dijo a Silverclaw

- No le pierdas de vista. Dra. Foster, necesitaré algo para calmar el dolor, y que al mismo tiempo me permita tener la mente despejada…Jane Foster atendió al brillante científico. Mientras, Arthur Parks estudiaba la consola de comunicaciones con la joven Guadalupe Santiago a su lado.

- ¡Gracias por apoyarme chiquilla! – Contestó Parks agradecido. - ¿Cómo te encuentras? Hace apenas un día parecías estar agonizando… Y ahora… ahora como una rosa.

- Sí.- Contestó ella – Era, era el volcán…me afectaba.

- ¿El volcán? ¿Me tomas el pelo? – Dijo el científico incrédulo.

- Es parte de mi herencia, soy hija de Peliali, la diosa Inca del volcán. El nacimiento de esa aberración mística hizo hervir mi sangre, mi cuerpo… Cuando desapareció, los dolores se fueron.

Arthur Parks calló, su condición de científico le volvía escéptico frente a estas mitologías, pero si había razas sobrehumanas como las de Thor y Hércules que clamaron la divinidad en la vieja Europa, ¿Por qué no iban a existir otras culturas que hiciesen lo mismo en Sudamérica? Sudamérica, pensó, y recordó el acento de la vengadora tras él.

- Dime niña, - seguía familiarizándose con la consola - tu acento me es familiar. ¿De dónde eres?

- Costa Verde. – Contestó Lupe esperando su reacción.

- ¿Costa Verde? ¿En serio?- Y no pudo evitar recordar que una vez conquistó ese país [3] .En el otro extremo de la sala, la doctora Jane Foster terminaba de atender a Tony Stark.

-…terminantemente prohibido vestir la armadura durante unos días.

- Lo intentaré… - Contestó cruzando los dedos mentalmente.

- Ya. – Sonrió ella, y cambio de tema. - ¿Es cierto lo que me dijo Jarvis? ¿Qué Thor combatió ayer a vuestro lado? – Preguntó Jane.

- Sí, o al menos alguien idéntico a como era él antes de ascender al Trono de Asgard.

-¿Cómo? ¿Quién? -

- Según los registros de entrada de la Mansión, Jake Olson estuvo aquí ayer y acompañó a la Avispa a la isla volcánica. Desapareció cuando surgió Thor, evidentemente… [4]

- Pero Jake y Thor fueron divididos en dos seres distintos…

- Yo estaba medio grogy, pero los vengadores que le conocen dicen que actuó con la naturalidad de nuestro compañero vengador de toda la vida…

- ¿Dónde está ahora?

- Desapareció con la derrota del Destructor, junto con la Isla Volcánica, y la tormenta… [5]


- ¡No, por favor, no se vaya…! – Suplicó con voz lastimera.

- ¡Tranquilo, se pondrá bien! Enseguida llegará ayuda. – Contestó Jake Olson en un intento de confortar a la persona herida ante él.

El esfuerzo de transformarse momentáneamente en Thor y el combate contra el Destructor habrían mermado las capacidades físicas de cualquier mero mortal, pero el paramédico Jake Olson distaba mucho de ser una persona normal. Era la encarnación humana de Thor, el Dios del Trueno, y aunque carecía de los poderes sobrehumanos del actual Señor de Asgard, si residían en él los rasgos característicos del protector de Midgard, la valentía, la nobleza, y especialmente, la compasión hacia los más débiles. Tras descansar unos minutos después de la derrota del Destructor, Olson se había encaminado hacia la Mansión de los Vengadores para informarles de lo que había aprendido de Thor durante su breve posesión de Mjolnir. Pero las circunstancias habían retrasado su misión. Al pasar ante las ruinas de un edificio derruido, los gritos y quejidos de las personas atrapadas en él atrajeron su atención.

Ahora desearía volver a poseer el poder de Thor para apartar los cascotes ante él y así poder ayudar a las personas enterradas tras los escombros. Oye sus voces por lo que sabe que están vivas, pero no puede hacer más que ir quitando roca a roca con paciencia y precaución, para no empeorar la situación causando más desprendimientos.

Los Vengadores tendrán que esperar y afrontar esta crisis sin él. Cuando mira a la media docena de personas que ha ayudado, con los vendajes improvisados, y los miembros entablillados, sabe que hace lo correcto. Thor y los dioses, o los Vengadores más adelante, se ocuparán del caos desatado, él ahora tiene que cumplir con su deber, salvar vidas. Pero cuando todo termine, si los héroes han triunfado, irá a la mansión para informarles de inmediato del paradero de Hércules, y su estatus como nuevo Señor del Hades.


En la Sala de Prensa de la Mansión el turno de preguntas y respuestas ha comenzado.

- Señor Caballero, - preguntó una atractiva periodista rubia – Joy Mercado, del Daily Bugle, ¿Puede explicarnos qué es ese inmenso ojo que orbita sobre la tierra, y qué medidas han tomado contra él?

- Como todos ustedes saben, Ms. Mercado, las comunicaciones comenzaron a funcionar mal aleatoriamente hace unos días, esto era debido a una disrupción causada por la aparición en nuestra orbita de ese gigantesco ojo que parece vigilarnos ahora. Tony Stark con la tecnología de los Vengadores y toda su experiencia en el campo se está ocupando del problema de las comunicaciones en este momento. En cuanto a manejarlo… – Calló unos segundos, y observó a Janet Van Dyne recibir un mensaje a través de su comunicador. – Parece que tenemos más información…

- Acabo de recibir la confirmación de que Reed Richards y los Cuatro Fantásticos se van a ocupar del asunto [6] . – Intervino la Avispa. – ¿Alguna pregunta más?

- ¿Dónde está Thor? ¿Y el Capitán América? Hay rumores que dicen que un monstruo llamado Mangog ha matado a Iron Man… ¿Qué tienen que decir los Vengadores?

- Por turnos, por favor…


Estaban desesperadas, todas habían oído la llamada de la reina y habían volado para formar junto a ella. Eso fue poco antes de que su mundo comenzara a cambiar, entonces algo ocurrió y comenzaron a sentirse incómodas, primero irritables, luego furiosas, y finalmente frenéticas.

- ¡Aay Mamá¡ ¡Hay otra abeja en la habitación! - gritó Eddie.

Alice sin vacilar golpeó con su revista enrollada al minúsculo insecto. Era la tercera en la última hora.

- ¡Será mejor que cerremos la ventana cariño! Debe haber una colmena fuera y con este tiempo buscan refugio en casa. – Dijo Alice. – Tendré que hablar con el administrador del edificio para que fumiguen, o se las lleven a otro sitio… - Comentó para sí mientras observaba el cielo rojizo, entonces se percató del persistente zumbido, y lo que vio en el exterior le dejó sin habla.

Miles de abejas volaban por la calle exterior mientras los transeúntes corrían despavoridos huyendo de sus aguijones. Una voz gutural amenazaba a todos los presentes…

- ¡Malditos humanos! ¿Qué habéis hecho ahora? ¿Por qué nos dañáis?

Una figura oscura, de apariencia humana, y embozada en una capa púrpura flotaba a media altura sobre el asfalto, abajo, la gente corriente, ocupada en escapar de las furiosas abejas, apenas tenía tiempo para fijarse detenidamente en él. De hacerlo hubieran visto como su piel no era tal, sino que estaba formada por miles de diminutas abejas que caminaban arremolinadas en torno a lo que parecía ser un cuerpo masculino, y formaban así la pavorosa criatura llamada Enjambre.

- ¡Devolvedme la armonía! – Gritó la criatura que antaño fue Fritz Von Meyer. Y extendió el brazo señalando hacia una indefensa anciana que había tropezado en su carrera. En respuesta al gesto, un centenar de abejas voló hacia la indefensa víctima, dispuestas a clavar sus aguijones sobre ella. Su vuelo fue interceptado bruscamente por un muro de llamas al que las que encabezaban el ataque no pudieron eludir.

- ¡¡Aaarghh! ¡Calor insoportable! ¡Fuego! ¡Quema! – Chilló Enjambre. - ¿Cómo? – y al mirar hacia arriba y notar la cercanía del Edificio Baxter, el criminal nazi pensó en los 4 Fantásticos. Entonces observó frente a él a la vengadora llamada Ave de Fuego ayudando tiernamente a la anciana a levantarse.

- No te conozco mujer, pero lamentarás haberte cruzado conmigo… - Y oleadas de insectos se dirigieron hacia la vengadora.

Ave de Fuego se limitó a interponer un muro de llamas que, de nuevo, incineró a las primeras en alcanzarlo. El resto de los insectos, por instinto de supervivencia, evitó el fuego y buscó otro camino, pero Bonita Juarez estaba preparada y detuvo con sus llamas todas las embestidas, para pasar de inmediato al contraataque y comenzar a formar un círculo calorífico alrededor de Enjambre y sus insectos.

Las abejas supervivientes, en comunión con Von Meyer, regresaron a su cuerpo, y entonces los sentidos del villano detectaron una anomalía en su comunidad. - ¡Un intruso! ¡Iluso! ¿Creías que no te detectaría? ¡Somos todos un sólo ser y tú, pese a tus fabulosas habilidades, destacas entre nosotros como una luciérnaga en la noche!

- Uh, oh… – Exclamó Chaqueta Amarilla. Había adquirido su tamaño de insecto y utilizado los impulsos cibernéticos de su casco para pasar desapercibido entre las abejas rechazadas por Ave de Fuego, y pareció funcionar, al menos hasta que se integró en el núcleo de Enjambre.

- ¡Matadlo! – Ordenó la entidad. Entonces las abejas alrededor de Henry Pym se volvieron hacia él.


Año 79 de nuestra era, el último día de Pompeya

En las calles de la ciudad, al pie del desatado Vesubio, un joven corre alarmado hacia el interior de una vivienda cuya puerta permanece abierta.

- ¿Oyes, Sersi? ¡El Vesubio ha comenzado a rugir! – Gritó el Eterno de pueril aspecto conocido como Duende. Al cruzar el umbral de la puerta, vio a la bella eterna con gesto enojado, y dos puercos asustados tendidos a sus pies.

- ¿Y esos cerdos? Oh..., lo has hecho de nuevo.

- Eran los desagradables guardias que no nos dejaban entrar en la casa. Y mira que lo pedí con mi sonrisa más atractiva. Y todo para nada...

- Ni rastro de los Señores de la Tierra [7] . ¿Verdad? – Preguntó Duende.

- ¡Esos estúpidos humanos ebrios de poder! ¡Creen que con sus limitadas capacidades pueden dominar la naturaleza! – Se lamentó la eterna - ¡En su afán por detener al Berserker están poniendo en peligro esta ciudad y a todos sus habitantes!

- No era necesario manipular el volcán, Gilgamesh está sobre la pista del asesino. ¿Crees que llegarán hasta el final?

Como contestando a la pregunta de Duende, el cielo se iluminó de rojo, y la boca del volcán volvió a rugir, esta vez escupiendo fuego y roca.

- ¡Rápido, Duende! ¡Reúne a Glauco, Elena [8] y a todos los que puedas, y llévales hacia el mar, es la ruta más segura!

- Pero... ¿Y tú, Sers?- Yo buscaré a Gilgamesh. Pese a su inmenso poder tengo un mal presentimiento.

Gilgamesh comenzó a sentir la ola de calor acercarse a él, en condiciones normales la lava no representaría un problema, pero la daga que interfería en su proceso molecular anulaba su capacidad de adaptación a las altas temperaturas. Una nueva explosión del volcán lanzó gigantescos peñascos sobre la ciudad de abajo. El héroe legendario intentó mejorar su posición pero fue inútil. Entonces oyó una voz amiga, al tiempo que comenzaba a flotar...

- Mi querido y apuesto Héroe, creo que esta situación responde a la fábula que los humanos relatan como la de El Cazador cazado. Parece que también quieras ser tú el protagonista, ¿no tienes suficientes leyendas?- Dijo Sersi con tono burlón. La mano de la eterna arrancó la daga del costado del campeón, y con sus poderes moleculares comenzó a curar la herida, a la vez que arrojaba mentalmente la daga inservible al río de lava que corría bajo sus pies.

- ¿El... el Berserker...? – Dijo el eterno mientras recuperaba el aliento. Una nueva erupción del Vesubio sorprendió a la pareja.

- ¡Malditos mortales! - Chilló Sersi - ¿Señores de

la Tierra?

¡Ja! Esos presuntuosos humanos la han fastidiado bien, no hay nada que podamos hacer por los pompeyanos, excepto ayudarles a evacuar..

.- ¿EL BERSERKER? – volvió a preguntar el obsesionado Gilgamesh. - ¡¡¡BERSERKER!!!

Ladera abajo, el asesino milenario corría presuroso en busca de refugio, escasos segundos antes había visto como la marea de lava inundaba la pequeña trinchera en la que la patrulla que le había dado el alto descansaba. Ninguno sobrevivió. Sin mirar atrás, sin remordimientos, el Berserker continuó su marcha. Entonces le pareció oír que alguien gritaba su nombre con fuerza. Con tal fuerza que el sonido llegaba hasta él pese a los potentes estallidos del volcán. Miró hacia atrás un momento y lo que vio le heló la sangre. Allá arriba en lo alto, la poderosa figura de Gilgamesh levantaba los brazos iracundo y gritaba el nombre de Berserker con furia. El coloso descargó sus puños contra el suelo con toda su fuerza y una gigantesca grieta se abrió, recorriendo vertiginosamente el trayecto hasta el punto justo donde el villano se hallaba. El exterminador perdió el equilibrio y cayó a la grieta que, casi al instante, se inundó de lava ahogando al ser inmortal.



Manhattan, ahora:

EL Berserker rodeado de oscuridad veía los dos puntos luminosos que le indicaban la presencia vigilante de “Lobo”, la fiel mascota de Lobo Rojo. Había intentado inútilmente romper las argollas que le sujetaban, e incluso arrastrarse por la negrura en la que se hallaba hacia la abertura de luz que veía ante él, pero el gruñido amenazador y los colmillos de su guardián siempre le hacían abandonar la idea. Esforzó sus oídos y le pareció escuchar a alguien en el exterior sobre él. Entonces notó como el lecho de roca sobre su cabeza comenzaba a temblar. Por un momento pensó que su prisión se derrumbaba, pero súbitamente la roca se elevó, y pudo vislumbrar a contraluz, sujetando sin apenas esfuerzo las toneladas de roca una silueta que conocía muy bien.

- Herakles… ¿O ahora te vuelven a llamar Gilgamesh? - musitó desencantado.

Los ojos del Berserker se fueron adaptando a la luz que le rodeaba. Además de Gilgamesh, otras dos figuras disfrazadas se hallaban junto a él. Uno de ellos, el guerrero de piel rojiza, que vestía capucha de lobo, se inclinaba para acariciar al animal que le había vigilado durante las últimas horas.

– ¿Creías que no iba a regresar, mi fiel compañero? – Susurró el cheyenne Lobo Rojo, al tiempo que acariciaba y recibía lametones de bienvenida de su lupino compañero. - Has hecho un buen trabajo, “Lobo”.

A su lado, flotando como si no pesase nada, el Berserker vio otra figura familiar, a la que vagamente recordaba de su primer enfrentamiento con los modernos guerreros llamados Vengadores.

- Efectivamente, - Confirmó la Visión nada más verle.- es el Berseker. Hace unos años fue revivido en las ruinas de Pompeya y los Vengadores casi no logramos detenerle [9] .

- La próxima vez será distinto. – Dijo desafiante el asesino milenario.

- ¡No habrá próxima vez! – Gritó Gilgamesh alzando con un brazo al encadenado.

- ¡Tente, vengador! – Ordenó la Visión sujetándole el otro brazo.

- ¿No lo entiendes? Es un asesino despiadado, no merece ninguna oportunidad… Si escapa volverá a matar…

- Aun así. Ese no es el estilo de los Vengadores. Este hombre debe ir a prisión.

Lobo Rojo observó como los ojos de Gilgamesh brillaban con rabia e impotencia contenidas ante el gesto resolutivo de la Visión. Por unos instantes pensó que el coloso no iba a ceder en su empeño de castigar al villano. Sin embargo los ojos de Gilgamesh dejaron de chisporrotear, y lentamente depósito en el suelo al sanguinario asesino.

- Está bien, honraré la alianza que nos une, y seguiré vuestras costumbres. Solo ruego al gran padre Zuras que no lo lamentemos. - Replicó.

Y los tres vengadores y su cautivo, acompañados de “Lobo”, se encaminaron hacia la Mansión.



- ¡ZACK! ¡ZACK! – Las descargas secas de los rayos disruptores de Chaqueta Amarilla derribaban abejas a diestra y siniestra. Un puñetazo en una, una patada en otra… De nuevo se veía envuelto en una batalla interminable que le recordaba la lucha contra los ejércitos del Hades que había tenido lugar un par de días antes. Solo que ahora no contaba con el respaldo de los Vengadores. Como entonces, sabía que la victoria residía en el mismo truco, acabar con la fuente del problema. A través de su casco cibernético calmaba las ansias asesinas de gran parte de los insectos, quizás podía utilizarlo, para alcanzar a la personalidad de Von Meyer, el científico y criminal de guerra nazi, que formaba el corazón de la colmena. Pero fue inútil.En el exterior del círculo de fuego, en la ya desalojada calle, Ave de Fuego, observaba impotente pues no se atrevía a usar sus llamas, hasta que pudiese localizar a Hank.

En esos momentos, un estallido de energía abrió brecha entre las llamas y a través de él saltó la figura creciente de Chaqueta Amarilla.

-¡Hank! - Chilló al verle rodar hasta recuperar el tamaño normal.

- ¡Las abejas… Bonita, contenlas! – Ordenó el veterano vengador mientras recuperaba el aliento.

- ¿Estás bien Henry? – Interrogó al tiempo que revitalizaba las llamas.

- Sí… me temo que mi plan ha fracasado. Creía poder pasar desapercibido entre las abejas y así alcanzar la abeja–reina alrededor de la cual se organiza el resto de la colmena que da vida a la forma de Von Meyer, pero sintió mi presencia en cuanto entramos en contacto. – Alzó la vista hacia los rojizos cielos, y vio la imponente figura del ser llamado Groth.

– Es como dijo Richards, su presencia esta alterando gravemente el equilibrio natural de la Tierra. Las abejas están cada vez más alteradas e incontrolables, y el propio Von meyer está perdiendo el control de su comunidad. Miró hacia el Edificio Baxter y vio como el Pogoplano, probablemente con los Cuatro Fantásticos en su interior, partía hacia el encuentro con el ser extradimensional. - Suerte compañeros, la necesitareis - murmuró Pym.

- ¿Crees que lo lograrán?

- Si alguien puede, son ellos.- Y volvió al asunto que les ocupaba. - ¿Puedes mantener las llamas?

- Sin problema.

- Entonces vamos a acabar con esto de una vez, se nos necesita en más lugares. – Y sacó su comunicador. – ¿Visión, me recibes?

La fría voz del sintezoide vengador sonó a través de la estática - ¿Doctor Pym?.


Washington DC., en el edificio que sirve como base de las oficinas administrativas de la Comisión de Actividades Superhumanas, los dos últimos días han supuesto un caos para todos los empleados bajo las órdenes del exigente Henry Peter Gyrich.- ¡Páseme la comunicación en cuanto contesten de la oficina del Presidente! – Ordenó el meticuloso agente sin dejar de mirar la pantalla de televisión donde el Caballero Negro y la Avispa atendían a los medios de comunicación -

- ¡Inadmisible, el mundo puede estar a punto de explotar y se dedican a dar ruedas de prensa! – Miró a sus subordinados alrededor, ninguno de los cuales se atrevió a replicar – ¡Deberían estar ahí fuera golpeando a los malos! La gente estará más tranquila si les ve patrullando, salvando y vigilando la ciudad… Si yo tuviera el mando…

- Señor, si me permite, eso es exactamente lo que llevan haciendo desde que se fueron de aquí… - Dijo Paul Hazzard recién destinado en la sección.

El agente Gyrich miró a Hazzard por encima de la montura de sus gafas, y se dispuso a hablar, pero una llamada a través del monitor atrajo la atención de todos los presentes.

- Es... es de seguridad Mr. Gyrich.

- ¿Qué ocurre ahora? ¡He dado orden de que solo se me moleste si la llamada procede de la Casa Blanca!- Y conectó la pantalla. - Señor, es urgente, hemos hallado una brecha en la seguridad.

- ¿Qué? ¡Explíquese! ¿Cómo? ¿Cuándo?

- Fue hace unos días, cuando los Vengadores visitaron nuestras instalaciones y ayudaron a rechazar una infiltración por parte de agentes del KOLJOS [10] …

- Continúe…

- Estábamos repasando las cintas de seguridad, y contrastando datos con el inventario del arsenal que custodiamos. Fue entonces cuando encontramos irregularidades en las grabaciones existentes. Revisamos las cámaras de la bóveda de seguridad y encontramos esto…En el monitor ante Gyrich se vio el interior de una bóveda de seguridad cuyas puertas se abrían automáticamente. A través de ellas una mujer vestida de negro penetró en la cámara y se hizo con uno de los objetos custodiados. Sin perder un instante, la intrusa abandonó la sala y las puertas se cerraron como si nunca hubiera estado allí. Gyrich gritó exaltado, pues había reconocido a la espía.

- ¡Zorra traidora, haré que te crucifiquen por esto!

- ¿Usted también la ha reconocido señor?

- Sin ninguna duda, Natacha Alianovna Romanova… ¡la Viuda Negra!


En otra parte de la ciudad, Chaqueta Amarilla terminaba de dar instrucciones a la Visión, mientras Ave de Fuego mantenía sus llamas encendidas - ¡Adelante vengador! – Ordenó Pym.

Y como un resorte, el vengador artificial volvió intangible su cuerpo y atravesó las llamas de Ave de Fuego. Al otro lado, sin preocuparle el intenso zumbido alrededor de él e ignorando los centenares de insectos que atravesaban su cuerpo artificial en vanos intentos de detener su trayectoria, el vengador avanzó inexorablemente hacia el hombre-colmena conocido como Enjambre.

La mano de la Visión se dirigió hacia la figura del presunto conquistador que le miraba anonadado. Siguiendo las instrucciones cibernéticas del doctor Pym, y con una precisión quirúrgica solo igualada por las más precisas computadoras, las yemas de sus dedos índice y pulgar se solidificaron para atrapar entre ellas una abeja en particular.- La abeja-reina, Visión, ¿La tienes? – Preguntó Pym.- Afirmativo – Contestó el vengador ignorando el aguijón de la monarca de la colmena. Y su forma intangible despegó hacia lo alto.

- ¡Nooooo, vuelve! – Gritó Von Meyer mientras le veía alejarse y sentía que los insectos que mantenían su esqueleto en pie le abandonaban en pos de su reina.- ¡Noooo! – Poco a poco sus huesos quedaron limpios de insectos, su estructura ósea se derrumbó, y el sonido de su grito fue sustituido por el hueco sonido de un cráneo vacío chocando contra el suelo repetidamente.

El grito del antiguo criminal nazi todavía resonaba en los receptores auditivos de

la Visión, llegando incluso a despertar una chispa de compasión en el corazón artificial del sintezoide, no obstante, enseguida recordó el peligro que la comunidad de abejas representaba para los neoyorquinos, y no dudó en continuar su marcha. Le hubiera gustado que hubiera otra manera, pero la gravedad de la situación y las condiciones externas que amenazaban a la tierra no le permitían actuar de otro modo. Tras él, la mancha voladora formada por miles de insectos comenzaba a disiparse, al tiempo que la abeja reina sostenida entre sus dedos comenzaba a agonizar.

En tierra, Chaqueta Amarilla aterrizó junto al esqueleto inerme de Enjambre. En segundos Ave de Fuego se unió a él entre asombrada y horrorizada por lo que había presenciado.

- Lo... lo habéis matado, Hank...

- No, Bonita, - contestó el científico mientras alzaba la calavera del villano para examinarla con curiosidad. – Lo hemos detenido, como ya se ha hecho otras tantas veces, cortando su enlace con la comunidad de abejas que le daba movilidad y le permitía enfocar su consciencia. De alguna manera, Von Meyer, todavía vive en el interior de estos huesos sin carne, a la espera de que una nueva colmena y su reina le reactiven. Un proceso que con el tiempo y dedicación adecuados sería interesante de estudiar..

.- Es... es horrible, casi, casi obsceno, Henry, estás hablando de un ser humano. – Replicó ella con desagrado.

- Perdona, - Contestó Pym azarado – es solo deformación profesional...

- ¡Es inhumano! Los científicos no sois tan fríos, al menos tú..., tú, no…

- Bo, mira alrededor, somos Vengadores, hemos salvado vidas sí, pero hay niños y personas que tardarán en recuperarse de las picaduras recibidas, algunos no lo harán, otros vivirán con un miedo a las abejas, quizás a los insectos, durante toda su vida, estudiando los restos de Enjambre, podemos no solo evitar que vuelva a causar otra catástrofe, también podemos intentar hallar un fin a su condición, una cura.

- ¿Pero, entonces, está vivo? –Dijo ella mirando el esqueleto con incredulidad.

- Los impulsos cibernéticos que captan mis antenas detectan una forma de energía en sus huesos, unos impulsos mentales que intentan a toda costa convocar a una abeja reina alrededor de las que congregar el resto de la colmena. Sí, está vivo y debemos pues contenerlo en una cámara sellada. – Dicho esto, Pym extrajo un espray de su uniforme con el que roció el esqueleto. Este disminuyó de tamaño ante sus ojos.

- ¿Ya no reduces los objetos por contacto? – Preguntó con curiosidad Ave de Fuego mientras observaba con desagrado como Pym introducía el minúsculo esqueleto en un recipiente estanco.

- No… - Terminó de sellar el recipiente. – Bueno, sí y no. Verás, mi cuerpo es capaz de generar un número limitado de Partículas Pym. Cuando cambio mi propio cuerpo de tamaño con frecuencia necesito reservar todas las Partículas Pym para ello. Cuando me conociste y me ayudaste a desarrollar la identidad de Doctor Pym llevaba mucho tiempo retirado sin cambiar de tamaño…

- Henry, Ave de Fuego, - Les interrumpió la Visión. – Parece que hay otra emergencia en las inmediaciones de la Mansión.


- Es, es acongojante… - Suspiró Taylor Madison mientras caminaba apresuradamente por la calle en dirección a la Mansión de los Vengadores.



Podía ver el cambio experimentado en los cielos, y cómo la gente corría alterada a su alrededor en busca de refugio. Había intentado informarse a través de la televisión, pero las frecuencias cambiaban alternativamente, y entre la distorsión de la imagen y el sonido nada quedaba claro. La falta de información aumentaba la confusión, y ésta la inseguridad. Cuando vio en las imágenes como alguien muy parecido a su amado Hércules actuaba con los Héroes Más poderosos de la Tierra, abandonó la habitación del hotel que la Fundación María Stark la estaba pagando y aferrada a la desesperación corrió en busca de su anhelado enamorado.

- ¿He vuelto de las puertas de la muerte solo para esto? ¿Para ver como el mundo se desmorona? ¿Para ser testigo del fin del mundo? – Entonces sus ojos se posaron en la azotea de enfrente. Allí le pareció ver como una corpulenta figura parecía espiarla. - ¿Hércules? ¿Mi amor? – Parpadeó brevemente para aclararse la vista, y entonces comprobó que allí ya no había nadie.

El suelo tembló bajo ella, y sin previo aviso todo estalló. La calle se resquebrajó, y una profunda grieta comenzó a abrirse. La farola más cercana salió de sus cimientos y cayó con estrépito ante ella. Dio tres pasos hacia atrás asustada, y se frenó justo al borde del abismo abierto ante ella. Algo se movía en las profundidades, horrorizada pudo ver como un tentáculo viscoso agarraba a uno de los transeúntes cercanos y lo arrastraba hacia la oscuridad, hasta que su alarido de terror cesó.

Gateó alejándose de la grieta como pudo, y entonces notó como una inmensa sombra se alzaba sobre su cuerpo. Miró hacia arriba y vio un colosal guerrero vestido con una antigua armadura.

- No hay escapatoria. – Observó él.

Reconoció su acento griego, y aunque el tono de voz difería del de su amado, la esperanza de encontrarle como su salvador le hizo proclamar su nombre. - ¡Hércules!

El gigante contestó enfurecido.

- ¡Te atreves a llamarme por el nombre de mi más odiado enemigo!

Media docena de tentáculos reptaban lentamente desde la fisura hacia Taylor. De pie ante ella, Tifón, el último de los Titanes de la antigüedad, acariciaba triunfante el filo de su hacha de combate.


En la Quinta Avenida neoyorquina, a escasas manzanas de la archiconocida Mansión de los Vengadores, se erige un edificio señorial que nada tiene que envidiar al ancestral hogar de la familia Stark. Es la sede del Club Fuego Infernal, un lugar de ocio y entretenimiento para personas privilegiadas por su fortuna y posición social. Pocos saben que también es la sede principal de su Círculo Interno, una cábala ambiciosa, sedienta de poder que teje sus planes de conquista siempre oculta a los ojos de la sociedad. Sebastian Shaw [11] su actual dirigente, es el Rey Negro. Selene, la Reina Negra dirige a su lado, y días como hoy, incluso a sus espaldas, pues son dos de sus mercenarios enmascarados los que transportan una unidad criogénica sellada a una escondida cámara.

- Primero distribúyelos por todo el mundo, luego recupéralos y almacénalos juntos. ¿Nunca se ponen de acuerdo? [12]

- Bueno, con este terminamos… - Las puertas se abrieron lentamente mostrando a los dos mercenarios la oscuridad de su interior.

- El sistema eléctrico debería haber encendido las luces automáticamente al abrir. – Se dirigía hacia el interruptor manual, cuando percibió un movimiento en la oscuridad. - ¡Carl! ¿Has visto eso? – Exclamó alarmado.

- ¿El qu...? – La respuesta de Carl nunca llegó a concluirse. El mercenario sintió un agudo dolor entre la espalda y el pecho y lo último que sus ojos vivos percibieron fueron los afilados aguijones que habían atravesado su tronco de extremo a extremo. Murió antes de percibir a la diabólica criatura que gracias a sus alas flotaba sobre él.

- Humanosss, El Nido osss da la bienvenida y oss está agradecido por la libertad. Por ello vuesstra muerte ssserá rápida y sssin dolor. – Dos segundos después el cadáver de Paul yacía en el suelo junto a su compañero.

Continuará...


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Referencias:
1 .- Bonita como Espíritu y Hank como Dr. Pym, visitaron a los 4F en West Coast Avengers 23 (Agosto 1987)
2 .- Aparecieron en Los Cuatro Fantásticos 14, interesante primer número de Gabriel Romero. Cuyos hechos suceden por bien de la cronología de Action Tales, tras todo el Crepúsculo
3 .- Lo hizo en Avengers 35 (Diciembre 1966)
4 .- Iron Man y Jane Foster saben que Jake Olson fue una identidad humana de Thor.
5 .- Todo esto se narró en el episodio anterior.
6 .- En Los Cuatro Fantásticos Anual 1 de Action Tales, podréis leer no solo el resto de la visita de Chaqueta Amarilla y Ave de Fuego al Edificio Baxter, sino también como Richards y sus compañeros se enfrentan a esta amenaza.
7 .- Grupo de humanos con poderes místicos que intentaron detener al Berserker provocando la erupción del Vesubio. Un exceso en sus planes aniquiló toda la ciudad de Pompeya, tal y como se narró en el ya mencionado Avengers 207
8 .- Protagonistas de la célebre novela Los Últimos Días de Pompeya escrita por Edward Bulwer Lytton en 1834.
9 .- Avengers 207-208 (Mayo y Junio 1981)
10 .- Como pudisteis leer en el no tan lejano Los Vengadores 11.
11 .- A quien podéis ver a menudo en las páginas de X-Men en AT.
12 .- En referencia a una trama iniciada en ActionTales en X-Men 2, y que continúa aquí.

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