Los Vengadores nº13

Título: ¿El Último día de nuestra era?
Autor: Lobo Rojo
Portada: Juan Andrés Campos
Publicado en: Septiembre 2007

¡Cruce con el Crepúsculo de los Dioses! Los Vengadores contra el Destructor o ¿El Destructor destruye a los Vengadores? ¿Con los sucesos que le tienen atrapado en otros reinos, cómo puede el Señor de Asgard salvar a sus camaradas mortales? Y también... ¡El destino de Hércules!
Y llegó un día en el que los héroes más poderosos de la Tierra se unieron contra el enemigo común...¡Aquél día nacieron los Vengadores!... Para combatir aquellas amenazas que ningún superhéroe podría derrotar en solitario.
Creado por Stan Lee y Jack Kirby

El Pasado: Año 79 de nuestra era, el último día de Pompeya

La decena de legionarios romanos que recorre la ladera del Vesubio mientras realiza su ronda nocturna se detiene cuando su decurión levanta la mano con gesto solemne. Todo está silencioso ante ellos, solo el casi imperceptible sonido de guijarros rodando denuncia la presencia de alguien que se acerca a ellos. Escudriñando las sombras la patrulla descubre, a duras penas, una figura embozada en oscuro que asciende con paso ligero y silencioso hacia la cumbre.

- ¡Alto, en nombre de Roma! ¿Quién vive

La figura embozada, que no solo se había percatado de la presencia de la patrulla, sino que también esperaba su aviso, se identificó con orgullo.

- ¡Ja! ¡Mis nobles guerreros enfundad vuestras armas, bajad vuestras lanzas, pues también es un hijo de Roma el que os saluda!

Los hombres hicieron caso omiso de la invitación del encapuchado, el decurión volvió a gritar. – ¡Identifícate, perro! Y solo entonces sabremos si somos hermanos, o no.

Con gesto marcial el hombre embozado echó atrás su capucha y su rostro quedó al descubierto. Sus ojos crueles brillaron con sed de sangre, mientras retaba desafiante la autoridad del decurión.

- Dime oficial, ¿Me reconoces ahora, reconoces a tu superior? ¿Me reconocéis todos vosotros, perros?

El decurión y sus hombres tragaron saliva, ante ellos estaba el Exterminador, uno de los generales más temidos y sanguinarios de las legiones del Imperio. Aquel al que por su furia asesina las leyendas llamaban el Berserker.

- ¡Señor, yo...! – Se disculpó el decurión. - Tenemos orden, de no dejar escapar a ningún cristiano de la ciudad...

- Lo se, estoy al corriente. Ninguno de esas despreciables y débiles criaturas se atrevería a abandonar de la ciudad por esta ruta, no obstante sugerí yo mismo la presencia de una sola patrulla en esta ladera, por si acaso.... – Observó como los hombres le miraban con una mezcla de temor y curiosidad en los ojos. Llevo su mano al cinto, sacó una bolsa repleta de monedas, y se la arrojó al decurión.

- Oficial, tengo una cita en lo alto de esta ladera, un hombre corpulento, todo un guerrero, probablemente burle vuestra vigilancia, sino lo hiciera, dejadle pasar. Que llegue indemne ante mí.

El decurión agarró la bolsa al vuelo, sus ojos se colmaron de avaricia al sentir el sustancioso peso de las monedas en su interior.

- Descuidad señor, se hará como ordenáis.

La patrulla vio como la figura embozada continuaba la ascensión a la cumbre. Los legionarios cuchichearon entre sí.

- Tenemos suerte de estar vivos, ¿Habéis visto quién era?

- Mi padre me habló de él, le llaman el Berserker, el Exterminador. Algunos dicen que es inmortal... Un elegido de los dioses...

- Dicen que del propio Plutón... Su salvajismo en la batalla es legendario.

- La leyenda dice que el cargo de centurión se lo otorgó el propio Julio César. – Dudó unos instantes - ¡Por sus victorias durante la campaña de las Galias!

- No puede ser, ha pasado mucho tiempo, si fuera así, ahora sería un anciano.

- Yo vi un busto suyo en Roma, datado en aquellas fechas. Era idéntico al hombre que acabamos de encontrar.

Inmersos en su conversación los legionarios no notaron la presencia de otra figura embozada, un hombre corpulento, que burlaba su vigilancia sin apenas esfuerzo. Mientras se alejaba de ellos, los finos oídos del recién llegado oyeron retazos de la charla.

- ...un asesino implacable...

- ...él solo exterminó el último reducto galo que resistía a las legiones de César...

- ...violento y salvaje...

Ascendió varios metros por la ladera, seguro de sí mismo, y ansioso por encontrar al asesino del que juró vengarse hace ya tantos años... La confianza en sí mismo, sustentada por su invulnerabilidad a las armas de madera y metal de la época, fueron su perdición... La voz del Berserker le saludó.

- ¡Veo que has venido, viejo amigo! – Y en un acto de velocidad inesperada, el violento asesino saltó sobre el confiado coloso clavándole una misteriosa daga brillante.

El guerrero se debatió en agonía, pero ningún quejido brotó de sus labios. Maldijo su confianza, y su mente se llenó de curiosidad por la procedencia de la daga clavada en su costado, una misteriosa hoja que absorbía su vitalidad por segundos.

El hombre llamado Berserker permanecía de pie frente a él, una sonrisa cruel y triunfante, iluminaba su rostro.

- ¿Cómo debo de llamarte en esta era, guerrero? ¿Hércules? ¿Herakles? ¿Gilgamesh...?


El presente: Nueva York ¿El Último día de nuestra era?

- ¿Gilgamesh? ¿El héroe de azul? ¿El clasicote boy scout de la capa roja era el Eterno Olvidado? ¿El antiguo vengador? – Preguntó Ave de Fuego.

- Eso parece, Bonita, - Contestó Pym - Parece que nuestro esporádico aliado tiene la costumbre de mezclar sus hazañas con las reputaciones de otros héroes legendarios. En la antigüedad algunos de sus trabajos fueron atribuidos a Hércules, puede que incluso él no fuese el verdadero Gilgamesh de las leyendas...

- No tengo ni idea de qué están hablando, “Lobo”. – Cuchicheó Lobo Rojo a su mascota lupina mientras la acariciaba entre los oídos. – Pero mientras el cielo esté de ese color y el rostro de ese ser infernal amenace el planeta, permaneceremos con nuestros aliados.

El ser infernal al que el Cheyenne hacía referencia era la gigantesca criatura de un solo ojo llamada Groth, la cual apenas unas horas antes se había materializado junto a la tierra, y se había colocado en órbita en torno al planeta, provocando el caos y la destrucción. La columna de humo negro procedente del volcán nacido en el Hudson reafirmaba esta situación.

Todo formaba parte de un plan orquestado por los Dioses Oscuros [1] , malévolos seres que antaño dominaron la tierra y ahora regresaban para reclamarla. Su inminente llegada había reactivado añejas alianzas entre las deidades infernales de los actuales panteones, y así, dirigidos por Loki, el dios nórdico del mal, seres como Plutón, el dios del infierno grecorromano, dirigían sus ejércitos contra determinados objetivos. Los Vengadores, ajenos al origen de esta amenaza, habían rechazado a las fuerzas del Hades, dirigidas por el Berserker hace escasos minutos. Ahora en las cercanías de Times Square, Chaqueta Amarilla, Ave de Fuego y Lobo Rojo, observaban a Dane Whitman, el Caballero Negro y actual líder de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, interponerse entre Gilgamesh, el eterno olvidado, y el derrotado general de las fuerzas del Hades, el Berseker, cuyo cuerpo inconsciente continuaba en el suelo.

- Gilgamesh, si de verdad eres tú, sabes que no puedo permitirte que te tomes la justicia por tu mano. Ese no es el estilo de los Vengadores. Y tú eres uno de ellos...

- ¿Vengador? Sí... fui uno de ellos...

El coloso recordó su breve pertenencia al grupo de héroes [2] . Desde entonces había colaborado con ellos en ocasiones contadas, miró al Caballero Negro, después a los dos hombres enmascarados y la mujer que se acercaban expectantes. Le parecía recordar a la chica de aquella reunión multitudinaria que el Capitán América convocó [3] . Aunque el uniforme negro y amarillo no le era familiar, el hombre capaz de cambiar de tamaño podía muy bien ser el Doctor Pym, al que había visto en más ocasiones. En cambio, el nativoamericano debía ser un nuevo miembro. Desde luego su porte era afín al de sus antiguos compañeros. Había tenido tantos aliados a lo largo de los siglos, que a veces se le hacía difícil ubicar a unos y a otros, especialmente tratándose de alianzas efímeras y multitudinarias. Volvió a mirar a Dane Whitman y a su espada encantada, reparó en el águila roja que marcaba su túnica, recordó Camelot, otra alianza de héroes por la justicia...

- Ese hombre ha de pagar por sus crímenes... – Explicó el Eterno.

- Lo hará, te lo prometo. – Contestó Whitman.

- ¿Cómo? ¿Qué tribunal mortal puede juzgar y castigar crímenes realizados hace siglos?

El Caballero Negro calló. No conocía al villano caído. No sabía de que crímenes se le acusaba, aun así, había invadido la ciudad de Nueva York al frente de sus infernales tropas. Miró alrededor, habían causado suficientes destrozos como para encerrarle durante años.

- Simplemente por lo que ha causado hoy, le caerán tantos años que pasará el resto de su vida encerrado, o saldrá de prisión muy viejo.

- Es inmortal, no envejece... – Contestó Gilgamesh - Aun así, antes de cumplir la pena habrá escapado. Es demasiado peligroso para los simples mortales.

- Oh... - “Maldición, ¿A quién habían derrotado? ¿A otro Eterno? ¿A un Dios Olímpico?” pensó un instante el Caballero Negro mientras observaba como Pym y Lobo Rojo se hacían cargo del general vencido. - Hallaremos la forma. – Replicó al Olvidado, retomando la conversación, y rápidamente cambió de tema. – Pero dime, ¿A qué viene el traje azul y la capa roja? Y lo que es más importante, Gilgamesh, ¿Tú, no estabas muerto?

Ahora fue Gilgamesh el sorprendido. Ambos hombres se miraron en silencio durante unos segundos, el volcán en el Hudson volvió a rugir.


Insensible al calor, el joven Modi ascendía por el interior del volcán. Observó anonadado la burbujeante lava de la que había surgido y se miró las manos. En sus puños de metal vio su rostro reflejado y no lo reconoció, pues ya no era el del joven asgardiano que había visto siempre en los espejos de su arrasada aldea, ahora era la faz de la encarnación del poder, el rostro del poderoso Destructor, la armadura forjada por Odín para combatir la amenaza de los Celestiales. La armadura que, sustentada por su fuerza vital, iba a usar para matar a Thor y a sus aliados, y vengar así el recuerdo de su dulce madre, Iarnsaxa. Sólo así el alma de esta hallaría el descanso eterno que merecía [4] . El joven recordó la imagen de su madre sufriendo en los infiernos de Niffelheim mientras clamaba venganza, si su nuevo cuerpo lo hubiera permitido, las lágrimas hubieran brotado por milésima vez de sus ojos, en vez de eso, la rabia que sustentaba su odio se desató. El visor de su metálica armadura comenzó a brillar y un poderoso rayo desintegrador se disparó contra el interior del volcán, al tiempo que gritaba - ¡¡¡THOOOOOOOOOOOR!!!


En la enfermería ubicada en el interior de la Mansión de los Vengadores, Guadalupe Santiago, más conocida como la vengadora Silverclaw comenzó a chillar en consonancia con la nueva erupción del volcán.  Su cuerpo multiforme, comenzó a cambiar sin control, adoptando las formas de los animales más exóticos que habitan de la jungla sudamericana, aunque siempre con un tenue brillo plateado...

Jarvis, el mayordomo de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, y a la vez padrino de la joven heroína observaba entre impotente y preocupado los espasmos de su ahijada. Mientras el paramédico Jake Olson, ayudado por el antiguo criminal Arthur Parks, el Láser Viviente, intentaba sujetar a la chica para sedarla.

- He intentado localizar a la Doctora Foster [5] , pero las comunicaciones siguen estropeadas... – Explicó el mayordomo.

- Dudo que Jane pudiera hacer algo... – Replicó Olson. – ¡Ya dije que esto no es normal...!

Jarvis estaba seguro de conocer al misterioso paramédico. La naturalidad con la que se había movido por la mansión en dirección a la enfermería, indicaba que la conocía. ¿Quién podría ser? Jake Olson logró vaciar la jeringuilla en el cuerpo de la vengadora y esta pareció calmarse.

- ¡Maaadre! – Chilló Lupe de nuevo. Y el estallido del volcán volvió a oírse de fondo.

- ¡Es el volcán, Jarvis! – Dijo Olson mientras agarraba al mayordomo de los hombros - ¿No lo ves? Lupe es hija de Peliali, la diosa Inca del volcán. ¡El nacimiento y erupción de esa montaña de fuego en el Hudson la está afectando!

Al ver el rostro perplejo del mayordomo ante su entusiasmada deducción, el paramédico avergonzado retiró las manos del sirviente. Aunque poseyese los recuerdos y conocimientos de Thor, el Dios del Trueno, Jake Olson no tenía familiaridad para tratar así a aquel hombre que no le conocía [6] .

- ¿Qué sucede aquí? – Dijo una voz femenina.

Olson, Parks y Jarvis miraron a la puerta de la enfermería, allí hacía acto de presencia la esbelta silueta de Janet Van Dyne, la Avispa, acompañada de un sudoroso militar de uniforme, el general Michael Trimpe.

- ¡Ms. Van Dyne, gracias a Dios! – Exclamó el mayordomo. - ¿Y el doctor Pym? ¿Ha vuelto con usted? – Jarvis sabía que si alguien podía ayudar a su ahijada, sería el científico aventurero.

- Me temo que no, Jarvis, Mi querido exmarido... – Se calló ante la presencia de extraños, y en especial de Arthur Parks que escuchaba atentamente. – ...sigue en el campo de batalla. Yo...yo tuve que retirarme con el general aquí presente... [7] ¿Qué le sucede a Lupe?

- ¡Avispa escucha! – Intervino Jake Olson - ¡Has de reunir a los Vengadores, el volcán, hay que ir allí...!

La bella vengadora miró de arriba abajo al paramédico, como al mayordomo, algo en sus ademanes le parecía familiar. Su forma de hablar le recordaba a un viejo amigo, la mirada de resolución en aquellos profundos ojos azules, todo en él era especialmente peculiar. Entonces Silverclaw comenzó a chillar y retorcerse de nuevo.

- ¡Ayyahhrgh! ¡MAAADRREE!

A lo que siguió un aviso de Arthur Parks...

- ¡El volcán! ¡Ha entrado en erupción!



Año 79 de nuestra era, el último día de Pompeya



Instantes antes de la primera erupción del Vesubio, el Berserker se jactaba de su victoria ante Gilgamesh

. - Tú y los de tu raza os consideráis dioses, y nosotros los simples mortales os seguimos el juego, gracias a nuestros miedos y nuestra ignorancia. Somos cautivos de nuestra propia ingenuidad. Pero yo hace mucho tiempo que dejé de ser un simple mortal. – y miró la herida abierta en el costado del caído eterno. En la hoja clavada allí, borbotones de energía se acumulaban, mientras al mismo tiempo el héroe se debilitaba más y más. El dolor era insoportable y sin embargo el coloso permaneció callado, solo sus ojos miraban con odio al asesino milenario. - ¿Te gustaría atraparme, verdad? Te hubiera gustado atraparme hace siglos poco después de que asesinase a aquel noble de Súmer, ¿Cómo se llamaba...? ¿Te puedes creer que no me acuerdo? – Se regocijó en el brillo de los ojos del Eterno. - ¿Era amigo tuyo, verdad? Poco después comenzaste a darme caza... ¡Ja! ¡Removiste cielo y tierra para encontrarme! Pero tus esfuerzos fueron inútiles, pues mi destino estaba en las estrellas. – Dijo señalando más allá del cielo.

- Mi reputación como asesino atrajo la atención de seres procedentes de otros mundos, seres que me reclutaron y me llevaron a sus dominios para continuar haciendo lo que mejor sabía hacer. ¡Matar! Viendo lo que vi, acepté la existencia de seres diferentes y poderosos, deduje la superchería divina que tu raza de Eternos ha mantenido sobre el resto de las civilizaciones terrestres, y aprendí que utilizando el arsenal adecuado, vosotros los llamados dioses también podéis morir. Una vez cumplí los servicios para los que mis amos me habían contratado, fui devuelto a la tierra, y como premio a mi dedicación se me regaló un prolífico y letal arsenal que distribuí por diversos lugares del mundo. Muestra de mi poder es la daga que te he clavado, un sifón de energía que desestabiliza tu complexión molecular, y acumula tu energía interior en el pomo del arma, hasta alcanzar una masa crítica que te llevara a explotar. Desintegrándote. Adiós, héroe legendario. No creo que nos volvamos a ver. – y tras decir esto, el Berserker escupió sobre el agonizante eterno y comenzó a descender por la ladera del Vesubio.

Gilgamesh, el héroe de las leyendas, observó impotente como su odiado enemigo desaparecía en la oscuridad. Pensó en los siglos gastados buscando infructuosamente al asesino por todos los confines de la tierra y la satisfacción que sintió cuando recuperó la pista gracias a sus amigos Sersi y Duende. Ellos le hablaron de la reaparición del Berserker, ahora al mando de las legiones del Imperio Romano.

Ante su reputación de invencible, un pequeño grupo de humanos con poderes, unidos bajo el presuntuoso nombre de Los Señores de la Tierra, habían planeado manipular la naturaleza y usar la fuerza del volcán para aniquilar al exterminador. El rugido que procedía de las entrañas de la tierra, y las vibraciones cada vez más intensas del suelo, indicaban que el plan seguía en marcha. Los muy insensatos no sabían que ponían en peligro a toda la población de Pompeya [8] .

Y entonces el Vesubio estalló con fuerza inconmensurable, desde su cumbre, un océano de lava comenzó a bajar por sus laderas en dirección a la ciudad. Todo parecía perdido.


El presente: Nueva York ¿El Último día de nuestra era?

Un mal presentimiento. Si el gesto frío del vengador artificial conocido como la Visión reflejase las emociones que bullen en su interior podríamos interpretar en él la preocupación causada por lo que damos en llamar un mal presentimiento. Un mal presentimiento y curiosidad... Curiosidad ante la montaña rugiente que ha crecido durante las últimas horas en el seno del río Hudson. Mientras su cuerpo intangible flota hacia el peñasco humeante, el vengador realiza un nuevo y fútil intento de contactar con el sistema de comunicaciones de la mansión de los Vengadores, o en su defecto, con los comunicadores personales de sus compañeros de equipo. Todo es inútil. Solo cuando le faltan unos metros para llegar a la cumbre de su objetivo, es cuando oye una voz por encima de su cabeza.

- ¡Eh, Visión! ¿Qué te parece? No es precisamente la isla desierta donde uno se retiraría a pasar las vacaciones ¿Verdad? – De inmediato reconoce la voz familiar, sobre él vuela, con el ruido de sus cohetes amortiguado, la figura acorazada de su compañero Iron Man - ¡Me alegro de verte compañero! – Saluda el vengador dorado mientras aterriza al lado del ser artificial.

- ¡Iron Man! ¿Eres tú en verdad, o una de tus armaduras teledirigidas? -

- Soy yo Visión. Me temo que las extrañas condiciones atmosféricas que afectan a las comunicaciones, también impiden que pueda activar mis otros yos. Y no creas que no lo intenté en cuanto me enteré de la macabra invasión que sufría Manhattan [9] . Volé hacia acá tan rápido como pude... Pero ahora, todo parece más calmado... ¿Sabes algo de los demás? ¿Qué opinas de todo esto?

En su mente, la Visión recordó la mañana que había pasado incomunicado en el Hospital Memorial, y como había evitado que el asesino psicópata llamado Zainiac, eliminara a la doctora Jane Foster [10] . Había pasado el resto de la jornada defendiendo el hospital de las fuerzas del Hades, las cuales, aunque no representaron ninguna amenaza para él, podían haber efectuado una masacre entre los indefensos humanos. Se disponía a contestar al vengador dorado, cuando un brillo metálico procedente del interior del volcán llamó su atención.

- ¡Iron Man! ¡Allí! – Dijo señalando la corpulenta figura plateada del Destructor que ascendía por la pared de lava y roca. – ¿Le reconoces?

- ¡Maldición, no puede ser! – Dijo con tono preocupado. - ¡Es... el Destructor! [11] -

Al notar la presencia de los dos héroes el coloso acorazado se detuvo un instante y de sus manos comenzó a surgir un chisporroteo de energía. De inmediato las yemas de sus dedos apuntaron hacia el dúo de Vengadores, y un poderoso rayo destructor voló hacia ellos.

Iron Man y la Visión apenas tuvieron tiempo de remontar el vuelo, el disparo de la armadura animada por Modi golpeó donde fracciones de segundo antes ambos se hallaban. Aunque el impacto del ataque no les golpeó directamente la fuerza de este esparció gigantescos peñascos en múltiples direcciones. El estado intangible de la Visión le mantuvo a salvo de los proyectiles pétreos que le atravesaron sin causar daño, pero el vengador dorado no tuvo tanta suerte. Una roca le golpeó con fuerza haciéndole caer a tierra.

- ¡Uuuunnnhhh! – Gimió Stark mientras chocaba con el suelo.

El Destructor alcanzó la cima del volcán en breves segundos, tiempo suficiente para que Iron Man recobrase el aliento. Los rayos repulsores del vengador recibieron a la armadura creada por Odín, y le detuvieron por unos instantes. El espíritu de Modi se vanaglorió de su poder al comprobar que no sentía ningún dolor ante el ataque, y tras recuperar el equilibrio, perdido en el primer embate, comenzó a avanzar hacia el vengador..., primero un paso... luego otro,,, y así, fue acortando distancias. Entonces oyó el peculiar silbido que causa la caída de un objeto pesado al cortar el aire a gran velocidad. El Destructor desvió la mirada hacia arriba para ver un borrón verde y dorado dirigirse hacia él. La Visión, tras tomar altura y colocarse sobre el imparable coloso, había adoptado su máxima densidad y dejaba que las fuerzas de la gravedad hicieran el resto. El impacto reverberó en toda la isla volcánica.

- ¡Visión! ¿Estás bien? – Preguntó Iron Man con preocupación mientras avanzaba hacia el lugar del impacto.

- Tranquilízate Iron Man – Dijo la fría voz del androide mientras su forma inmaterial volvía a flotar entre el polvo levantado – Nuestro enemigo se llevó la peor parte del impacto.

- ¿El Destructor, está...?

Como respondiendo al vengador dorado la tierra tembló de nuevo, y ahora la imponente figura del Destructor surgió de sus profundidades con el visor de su rostro bajado y brillante.

- Ese brillo en su rostro... - recordó Tony Stark – ¡Se dispone a disparar su desintegrador! – Y sin pensárselo dos veces activó los cohetes gemelos de sus botas y embistió al coloso metálico golpeándole con su cabeza a la altura del estómago. Los pies del Destructor se despegaron del suelo y la fuerza del impulso llevó a ambos contendientes hacia el interior del volcán. Mientras caían, Iron Man propinó sendos puñetazos a su acorazado contrincante. La Visión descendió tras ellos hasta verles sumergirse en la hirviente lava.

Durante unos instantes el vengador artificial flotó a la expectativa sobre la burbujeante lava, ahora en calma. Finalmente todo estalló de nuevo, la figura de Iron Man brotó del lago de roca fundida, trazó una trayectoria parabólica hasta chocar estrepitosamente contra el muro más lejano de la hueca montaña. A continuación su cuerpo rodó como un muñeco roto por la ladera interior del volcán deteniéndose al borde de un rellano.

La Visión acudió presuroso al lado de su amigo y compañero. Sus ojos artificiales examinaron minuciosamente el estado de la armadura del vengador caído. Grietas profundas se extendían por diversos puntos de la armadura al rojo vivo, la aleación de metal de la coraza del vengador parecía a punto de licuarse. – Sin duda un efecto del rayo desintegrador de la criatura asgardiana. – Pensó el sintozoide.

Entonces, con el ánimo de Modi al borde del éxtasis, el Destructor surgió de la lava. Juntó sus dos manos en dirección a la pareja de héroes, y descargó toda la potencia de sus rayos de fuerza. La pared interior del volcán se derrumbó sobre los dos héroes. La Visión incapaz de abandonar a su maltrecho compañero se vio obligado a protegerle con su cuerpo y ambos quedaron enterrados por toneladas de roca. Durante unos minutos que parecieron siglos, el Destructor esperó que la forma fantasmal de la Visión saliera de entre las piedras. Al no suceder así, celebró su victoria disparando sus rayos contra el magma bajo sus pies, lo que provocó nuevas y amenazadoras erupciones.

La seductora voz de Loki, el dios del engaño, reverberó en su cabeza. - ¡Bien mi joven y noble Modi, muy bien, sigue así, honra tu nombre y venga el recuerdo de tu madre ultrajada, en los aliados del Dios del Trueno y en su protegida esfera. Demuéstrales porque eres merecedor del nombre de, ¡El Poderoso Destructor!

Y Loki, en su cubil, alumbrado por las místicas Llamas de la Omnipresencia, rió de nuevo mientras observaba como las nuevas erupciones escupían grandes pedazos de roca incandescente contra la ciudad de los mortales. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido del cuerno de Heimdall, el guardián del puente del Arco Iris, que alertaba al Reino de Asgard del intento de invasión de Plutón. Embozado en su armadura de batalla, el Señor del Hades grecorromano, tal y como habían acordado, acababa de iniciar su campaña contra el Reino Eterno, la bella Sif y el odioso Bill Rayos Beta le hacían frente [12] . Miró de nuevo los letales proyectiles de piedra voladores, recordó a los héroes que habían frustrado el ataque de las fuerzas del Hades a Nueva York, y sobre todo al Berserker, el general derrotado. Ni unos ni otro debían quedar sin castigo. Se frotó la barbilla y con un gesto de su mano y una invocación, los proyectiles que el volcán continuaba expulsando parecieron partir siempre en la misma dirección. Su risa demoníaca volvió a resonar en los muros de su oscuro palacio - Esto no ha hecho más que comenzar. – murmuró para sí.


- Esto puede no haber hecho más que comenzar. – Comentó Ave de Fuego a Lobo Rojo, señalando la cada vez más enojada cúspide del volcán. En ese mismo momento, una nube de pedrisco incandescente pareció volar desde el interior de la hueca montaña hacia el corazón de la ciudad, en concreto hacia el lugar exacto donde se hallaba el grupo de héroes. A alguno de ellos les pareció oír unas malévolas carcajadas disimuladas entre el fragor de las erupciones, pero enseguida desecharon la idea.

- ¡Vengadores Reuníos! – Chilló el Caballero Negro. - ¡Detened esa lluvia de roca a cualquier coste!

Gilgamesh remontó el vuelo, y como si de un misil se tratase golpeó varios peñascos reduciéndolos a polvo, o en su defecto partiéndolos en fragmentos más pequeños que otros Vengadores pudieran manejar.

Tras él, voló la vengadora llamada Ave de Fuego, que usó sus poderes flamígeros para extender una capa de calor que fundió otra gran parte de los proyectiles ígneos, al tiempo que absorbía el calor de éstos.

A ras de suelo, Chaqueta Amarilla procedió a disminuir de tamaño, y mediante el poder de las alas vibratorias de su uniforme, voló entre la lluvia de meteoritos disparando sus aguijones bioeléctricos contribuyendo a la disminución de la amenaza.

Del mismo modo la Espada de Ébano del Caballero Negro hizo de bate improvisado ante los diversos proyectiles a su alrededor. Sopesando las estrategias a seguir, Dane Whitman se fijó en el todavía inmóvil Berserker, desvalido ante el amenazador diluvio.

Lobo Rojo y “Lobo” saltaron esquivando la lluvia de roca, el Cheyenne inmediatamente sujetó entre sus brazos el cuerpo inconsciente del Berserker, ahora amarrado con argollas de titanio reforzado extraídas del arsenal miniaturizado del doctor Henry Pym. Sólo mientras corría por la calle, el espíritu de Owayodatta en la tierra se percató de la sombra que cubría la luz solar sobre él. ¡¡Uno de los gigantescos peñascos había escapado al control de sus compañeros y por su trayectoria parecía capaz de aplastarlo!! Apretó los dientes y sin soltar su presa forzó el paso, pero fue inútil, parecía como si la roca tuviera voluntad propia, en meros segundos le alcanzaría... Entonces se percató de la presencia cercana del líder de los Vengadores, que corría hacia él sujetando su espada con sendas manos.

Fue cuestión de medio segundo, el Caballero se interpuso entre la roca y Lobo Rojo y su inconsciente carga, para, con la precisión que dan los años de práctica, golpear con su hoja encantada el lítico proyectil, que terminó partido en dos mitades, dos pedazos que cayeron a ambos lados del trío de personajes sin causarles daño alguno.

- ¡Uff! ¡Por los pelos...! – Comentó el Cheyenne sudoroso. Su mascota corrió hacia su lado en ademán consolador.

- Pese al peligro, no soltaste a ese hombre - Comentó Whitman señalando al Berserker - ¿Le conoces?

- En mi vida le había visto. Pero no estaba dispuesto a dejarle morir...

- Me gusta tu estilo, Lobo. ¿Dime, te vas a quedar mucho por aquí? Andamos escasos de Vengadores últimamente. – Dijo esbozando una sonrisa conciliadora.

El protector de los Cheyennes, recordó las palabras de los Anasazi [13] : ”busca aliados que sirvan para hacer frente a los oscuros días que se acercan.” “...eres el más preparado de nuestros hijos, tú tienes nuestra confianza para elegirlos.”
 
Los bramidos del volcán volvieron a atraer la atención de ambos.

- Mira hacia allí. – Señaló Lobo Rojo hacia la montaña escupefuego – ¿No es aquella una de vuestras naves?

Dane Whitman entornó los ojos en un intento de equiparar su vista a la del guerrero piel roja, tras unos segundos habló, - Sí..., parece un Quinjet..., aunque desde esta distancia no puedo asegurarlo. -

- ¡Lo es! - Indicó Chaqueta Amarilla, al tiempo que pasaba al líder de los Vengadores los prismáticos electrónicos sacados de su arsenal miniaturizado. – ...y no quiero imaginar quien lo pilota. – Comentó pensando en su exmujer.

La mencionada nave de los Vengadores sobrevolaba a gran altura las inmediaciones del enfurecido fenómeno volcánico. A sus mandos la intrépida Avispa estudiaba la situación.

- Gracias por permitirme acompañarla, Ms. Van Dyne. Dijo el hombre en el asiento del copiloto.

- No hay de qué, y llámame Jane. – Contestó ella con una ligera sonrisa. Mientras realizaba con destreza una peligrosa maniobra de aterrizaje, la Avispa se preguntó si había hecho bien en dejarse llevar por su intuición. La determinación y el espíritu del hombre a su lado, Jake Olson, le habían recordado sin equívocos a uno de sus viejos amigos. La familiaridad con la que se movía por la Mansión, la naturalidad con la que se sentó en el quinjet y la ayudó a realizar los protocolos de despegue, dejaban claro que no era la primera vez que lo hacía. Su apellido era una pista más, Olson (Hijo del Viejo). A excepción de Blake, los apellidos de las identidades civiles de Thor siempre hacían referencia a Odín. Masterson (hijo del Señor), Jarlson (hijo del Yarl [Jefe vikingo]). Esperaba no equivocarse.

El Quinjet se posó en la ladera de la isla volcánica. La Avispa sintió un cosquilleo en su cuerpo, llevaba notándolo durante los últimos minutos. Con precaución ella y Olson bajaron a tierra.

- Bueno, esto es lo que hay, - dijo ella. - ¿Dónde quieres que busquemos?

- ¿Buscar? ¿El qué?

“Mjolnir, por supuesto” estuvo a punto de contestar ella. Pero la amenazadora presencia del Destructor dirigiéndose hacia ellos interrumpió su respuesta.

Instintivamente la Avispa apartó a Jake a un lado y se dispuso a protegerle con su vida. Los rayos de energía del Destructor golpearon el suelo al lado de ellos y ambos perdieron el equilibrio rodando por la pendiente. Sin darse cuenta de que sus poderes habían regresado, la maravillosa Avispa disminuyó de tamaño y descargó sus aguijones contra la imparable forma metálica. Revoloteó alrededor de él buscando sus puntos débiles en su coraza, años de entrenamiento y experiencia le permitían ejecutar hábiles maniobras aéreas y evadir así los letales puños del villano. Todo su ser se llenó de satisfacción al darse cuenta de que sus poderes habían regresado, los cosquilleos que sintió segundos antes eran un síntoma de su recuperación. De los archivos de los Vengadores sabía que no tenía posibilidad contra el Destructor, pero solo tenía que dar tiempo a que Jake encontrase Mjolnir volviese a ser Thor y tomase el mando de la batalla. Unos metros ladera abajo, oculto dentro de una zanja, Jake Olson yacía inconsciente con una brecha en la cabeza.

La Avispa tentó demasiado a la suerte y finalmente un manotazo de su contrario la alcanzó derribándola. El Destructor levantó su bota triunfante dispuesto a aplastarla, cuando notó una sombra sobre él.

Como por arte de magia, el vengador Chaqueta Amarilla se materializó a máximo tamaño ante el Destructor y descargó su gigantesco puño sobre la forma acorazada poseída por Modi, hundiéndola profundamente en la roca.

- ¿Jan, cariño, estás bien? – Preguntó el héroe científico con honda preocupación.

- Sí – Dijo ella aliviada. La oportuna aparición de su ex le hizo olvidar que estaba bastante enfadada con él. Entonces se fijó que del cielo descendía la figura de Ave de Fuego, y tras la estela ígnea que dejaba tras sí, un coloso volador de aspecto familiar que llevaba agarrado de cada brazo al Caballero Negro y al héroe cheyennne al que reconoció como Lobo Rojo.

- ¡Avispa! – Dijo el líder de los Vengadores nada más tocar el suelo. - ¿Estás bien? ¿Qué ha ocurrido?

- ¡Hola señor presidente, veo que has hecho nuevos amigos... - dijo en referencia al eterno y al indio, y acto seguido la antigua líder de los Vengadores recuperó el dominio de la situación. - ¡Estad todos listos, nos enfrentamos al Destructor, y dudo que el puñetazo de Hank haya podido causarle mucho daño... – Por un momento iba a decir “a diferencia del que me dio a mí [14] ” pero no podía ser tan cruel con él delante de todos. Lo que tuvieran que hablar lo harían en privado.

Y como esperando una señal, nada más terminar de hablar la Avispa, la tierra comenzó a temblar, se agrietó y de sus entrañas salió la poderosa figura del Destructor.

- ¡VENGADORES REUNÍOS! – Chilló Dane Whitman, y como impulsados por un resorte los seis héroes cargaron contra la criatura de Loki.

El Destructor les vio venir, y se dispuso a soportar la embestida. Para su sorpresa, lo primero que sintió fueron ligeras picaduras propinadas por las diminutas formas de Chaqueta Amarilla y la Avispa que volaban a su alrededor a velocidades demasiado rápidas para su vista. Aunque el daño que inflingían a su forma acorazada era mínimo, instintivamente sus manos intentaban golpear a la insolente pareja de insectos. Era una mera distracción. Para cuando se pudo dar cuenta su cuerpo de metal estaba hundiéndose en la piedra fundida bajo sus pies gracias a los poderes flamígeros de Ave de Fuego.

- Monstruo acorazado, siente el poder de mis puños - Chilló el Eterno llamado Gilgamesh mientras saltaba sobre el coloso.

- ¡Gilgamesh no! – Advirtió el Caballero Negro, pero su aviso llegó demasiado tarde.

Rayos de energía partieron de los puños gemelos del Destructor en dirección hacia el legendario exterminador de monstruos. El impacto no solo detuvo al héroe de leyenda, sino que además le arrojó centenares de metros atrás haciéndole desaparecer bajo la superficie de las aguas del río Hudson.

Sin perder un segundo, el Destructor enfrió la roca fundida que le atrapaba, y una vez solidificada se liberó de ella, quebrándola

- ¿Cómo lo ha hecho? – Preguntó el doctor Pym.

- No preguntes, es una creación de los dioses nórdicos, que sepa enfriar cosas debería ser lógico. – Contestó la Avispa mientras volaba para iniciar otro ataque.

- Odio la magia... – Contestó mientras la seguía.

De nuevo la pareja de insectos vengadores procedió a realizar varias maniobras de distracción volando alrededor del Destructor, pero esta vez su enemigo no fue tomado por sorpresa y chocando con una poderosa palmada creó potentes ondas de shock que arrojaron al dúo vengador con fuerza contra el suelo dejándoles aturdidos.

A cien metros bajo tierra, en el interior del volcán, la Visión, a máxima densidad, sostenía toneladas de roca sobre sus espaldas protegiendo el cuerpo inconsciente de Iron Man, que yacía a sus pies. Aunque podía escapar intangible a través de las rocas no podía permitir que su compañero muriera aplastado. Su mente analizaba los porcentajes de supervivencia. Era cuestión de tiempo que el vengador dorado se reanimara. Una duda surgió en su mente. ¿Y si Stark nunca despertaba?

- ¡Owayodatta me ayude! – Exclamó Lobo Rojo en la superficie mientras saltaba al encuentro del monstruo asgardiano. El protector de los Cheyennes realizó una serie de maniobras acrobáticas que le permitieron acercarse a la terrible criatura, mientras evadía los rayos de energía que brotaban de sus manos. Durante el trayecto extrajo de su cinto su tomahawk y su cuchillo de Adamantium, para, al alcanzar a su enemigo, propinarle sendos golpes en su caja torácica. Las chispas saltaron cuando los metales chocaron, pero para decepción del Espíritu de Owayodatta, apenas causaron mella en la coraza de su rival. Esquivando la diestra aniquiladora de su enemigo, el héroe nativoamericano se colocó a sus espaldas y procedió a atraparle con una llave Nelson, (ya sabéis, agarrar al contrario desde atrás, meter los brazos por debajo de los sobacos del contrincante y entrelazar las manos a la altura de su nuca). Durante unos instantes la tensión de la batalla fue palpable en el ambiente y parecía que el Cheyenne iba a lograr neutralizar la amenaza de su enemigo, pero finalmente con un poderoso movimiento de hombros, el Destructor rompió la presa que le atenazaba e hizo caer a su enemigo ante él. El Caballero Negro se apresuró a socorrer a su compañero.

- ¿Todavía estoy a tiempo de renunciar a mi puesto en el equipo? – Bromeó Lobo Rojo para ocultar su frustración.

- Una vez vengador, siempre vengador... - contestó el Caballero Negro mientras pasaba a su lado sin detenerse. - ¡Mi turno!. – Y levantó la Espada de Ébano contra el Destructor.

El filo de la hoja encantada por Merlín golpeó con fuerza al villano a la altura de su hombro izquierdo con resultados sorprendentes. El sonido metálico del brazo izquierdo del Destructor chocando contra el suelo repercutió en los oídos de todos los presentes. Ante los ojos atónitos de los Vengadores conscientes, se hallaba su manco enemigo, observando como su brazo desprendido se retorcía por el suelo. Modi quería gritar pero la voz de Loki resonó en su cabeza... "¡Modi, idiota! ¡Recuerda que tu verdadero cuerpo está a salvo allí donde lo abandonaste! ¡Ahora eres el Destructor y tienes una misión! ¡DESTRUYE A TUS ENEMIGOS!"-

Reaccionando al instante, el Destructor golpeó con su brazo derecho a Dane Whitman, cuyo cuerpo voló hasta impactar contra Lobo Rojo, quedando ambos inmóviles en el suelo. Acto seguido el Destructor recogió del suelo su brazo amputado y lo colocó en su sitio correspondiente, fusionándose de nuevo a su armadura por arte de magia.

Aunque asombrada por todo lo visto, Ave de Fuego no titubeó, reaccionó como una vengadora y procedió a reanudar el ataque. Poderosas llamaradas envolvieron al autómata de metal, primero en un vano intento de sofocarle, y después de derretirle, pero el Destructor soportó el castigo y comenzó a avanzar lentamente hacia ella.

La vengadora hispana llevó sus poderes al límite, se elevó al cielo rodeada de la forma de pájaro de fuego que le daba nombre y realizó un último intento de fundir a la imparable criatura. Pero todo fue inútil y las llamas terminaron apagándose, al tiempo que ella, desfallecida, se vio obligada a tomar tierra.


En un lugar protegido de Manhattan, el sanguinario asesino inmortal, al que en la antigüedad llamaron el Berserker comenzaba recuperar el sentido. Todo estaba oscuro a su alrededor, excepto un pequeño túnel que llevaba a la luz. Notó sus brazos encadenados a su espalda por una moderna aleación de metal que era incapaz de romper. Se arrastró por el suelo buscando la salida, y entonces notó que no estaba solo. Un gruñido amenazador le paralizó. El fiero rostro de “Lobo”, la mascota del Espíritu de Owayodatta en la tierra, y sobre todo sus afilados colmillos le conminaron a permanecer tumbado en el lugar, hasta que cambiaran las circunstancias.


En el interior del cuerpo del Destructor, el espíritu de Modi se regocijó, estaba a punto de derrotar a su último enemigo tal y como su amo quería. Por un momento, se paró a admirar el valor y el coraje que sus enemigos habían mostrado. Quizás por ello no merecían ser aniquilados. Las palabras de Loki le devolvieron a la realidad. “Son los aliados mortales del odiado Thor, sus favoritos en Midgard, destrúyeles a ellos y será como destruir a su familia. Será devolverle una ínfima parte del dolor que os causó a ti ya tu hermano. ¡No dudes!” El visor del Destructor brilló de nuevo, ante él, la bella y titubeante Ave de Fuego intentaba proteger inútilmente los cuerpos inconscientes del Caballero Negro y Lobo Rojo, y probablemente los de los diminutos vengadores también derrotados. El amplio arco de su rayo desintegrador aniquilaría a todos los seres vivos ante él. Nada podía detenerle.

Tan abstraído estaba Modi en su triunfo, que no percibió el regreso de Gilgamesh. El legendario eterno le embistió y sin detener su vuelo le arrancó del suelo alejándole de sus presuntas víctimas. El Eterno sintió en su piel el dolor causado por las quemaduras que el contacto con el cuerpo al rojo vivo de su metálico adversario le originó, pero enseguida el control de las moléculas de su cuerpo comenzó a regenerar la carne quemada. Ambos luchadores cayeron al agua levantándose así una nube de vapor intenso. El combate continuó bajo el río durante unos instantes en los que los rivales intercambiaron golpes que hicieron temblar, no sólo la isla volcánica sino también los cimientos de la ciudad de Nueva York. Bajo el agua y ante la presencia de Gilgamesh, Modi sintió que se ahogaba, que su personalidad quedaba subyugada a otra entidad, un ente de destrucción al que la presencia del Eterno iba sacando de un largo letargo. La lucha les llevó de nuevo a la superficie, a la rivera de la isla volcánica. En cuestión de fuerza bruta parecía que ambos titanes estaban empatados, así que se observaron unos momentos buscando puntos débiles que explotar. Y entonces, contra todo pronóstico, el Destructor habló... ¡con su propia voz!

- Se lo que eres... ¡Eres una criatura de los Celestiales! – Ni Loki, ni mucho menos Modi, cuya personalidad había sido enterrada bajo la creación de Odín, esperaban este giro en los acontecimientos. – Tu raza fue creada a partir de la humanidad por los Dioses del Espacio que mi Señor Odín juró detener. Fui creado para destruir a tus creadores... – Gilgamesh apretó los puños y recordó el tiempo que pasó al servicio debajo el nombre de Héroe [15] . El Destructor continuó - El Padre de Todos, en su Infinita Sabiduría, me preparó para hacer frente a los tuyos, pues desconfiaba del bando que elegiríais en el conflicto final...

Y sin decir más, una poderosa descarga de energía salió de la armadura asgardiana y golpeó al héroe inmortal. Gilgamesh se tocó el vientre. Allí, una profunda herida se había abierto. Una herida por la que escapaba toda su energía.

- Odín me dio el poder de romper la cohesión de las moléculas de los Eternos. Y anular vuestro control sobre estas. – dijo la entidad destructora - No puedes hacer nada, excepto agonizar. – Y cumplida su misión, el Destructor se quedó paralizado, y Modi fue recuperando su control lentamente.

Loki río triunfante. El propio Odín le había ayudado a derrotar al único ser que parecía ser capaz de desbaratar sus planes de venganza. Los Vengadores estaban perdidos, la lucha en Asgard se decantaba a su favor. Su carcajada fue escuchada en todos los mundos. Modi, de nuevo con el control del poderoso Destructor se dispuso a activar su letal desintegrador. Los Vengadores no tenían ninguna oportunidad. Nada parecía poder detenerle esta vez. Y entonces apareció Jake Olson, con su rostro manchado de sangre.

- ¡Alto, Destructor, yo te lo ordeno! – El mortal salió al descubierto mostrando el porte y la autoridad de un dios, lo que atrajo la atención del ser de metal.

El Destructor miró con curiosidad al vulgar humano ante él. En parte le era familiar, y ese atisbo de reconocimiento de alguna manera inflamaba de odio todo su ser. Los cielos se nublaron, y la fuerza del enfurecido viento azotó la isla. El sonido de un trueno lejano redobló en las bóvedas celestiales.

- ¿Sólo un humano? – Pensó Modi. Entonces se percató de que su conexión con Loki había desaparecido. El sonido del trueno se acercó, y en las alturas comenzaron a centellear los relámpagos. Comenzó a llover con intensidad y dos rayos hicieron tambalearse a la criatura de Odín. La imagen de Thor, Señor de Asgard, barbudo y agitando el legendario Mjolnir, se materializó en el cielo unos segundos, - ¡POR ASGARD! ¡POR MIDGARD! ¡POR LA JUSTICIA! -

Ave de Fuego no podía creer lo que estaba viendo, a su lado, Lobo Rojo ayudaba al Caballero Negro a levantarse. Chaqueta Amarilla y la Avispa corrieron al lado del chisporroteante Gilgamesh.

Modi dudó unos segundos y rió, solo era una tormenta. Su poder era infinito y no tenía nada que temer, pues sabía que gracias a los designios de Loki, el Señor de Asgard no podía cruzar las barreras impuestas entre las dimensiones [16] . Se volvió hacia Jake Olson y lo agarró por la pechera. En respuesta, un gran trueno ensordeció a los presentes, los cielos se abrieron y un objeto luminoso atravesó el cielo a vertiginosa velocidad, yendo a golpear con toda su fuerza el lugar donde Jake Olson y el Destructor se hallaban. Toda la isla tembló y se agrietó, los Vengadores intentaron mantener la estabilidad.

- ¡Jake! - Chilló la Avispa, - ¡Ha sido alcanzado de lleno!

- No hay manera de que haya sobrevivido - Contestó Pym – Pero nos ha ganado unos minutos. ¿Gilgamesh, cómo estás? – Dijo mientras intentaba comprender la descompresión molecular que el Eterno estaba sufriendo. Chaqueta Amarilla como todos los Vengadores presentes, no pudo evitar mirar hacia el lugar donde había visto a Olson y al Destructor por última vez. El humo comenzaba a aclararse y donde antes había dos figuras una corpulenta y metálica y la de un simple mortal, ahora había dos siluetas musculosas, ambas familiares para todos los presentes. El Destructor y...

- ¡THOR! – Exclamó la Avispa satisfecha de su intuición. Ante ellos se hallaba el Dios del Trueno, portando Mjolnir en su mano derecha, con sus cabellos dorados al viento y vistiendo su uniforme clásico, el mismo que vestía el día que fundó los Vengadores.

- ¿Cómo...? – Se preguntó Dane Whitman.

El mismo Jake Olson pareció consternado, miró Mjolnir en su mano, comprendió que era el objeto que había caído desde el cielo, y releyó las runas inscritas en él. “Quien quiera que sostenga este martillo, si es digno, poseerá el poder de Thor”. Mediante el contacto con el martillo místico fue consciente de la situación precaria en la que el Señor de Asgard se hallaba y el sacrificio que había hecho al desprenderse de su maza en medio de una cruenta batalla [17] . No había, pues, tiempo que perder.

Tras esquivar los rayos de energía del Destructor, Thor lanzó su martillo contra él con toda su fuerza, golpeándole de lleno. El Destructor se incorporó tambaleándose, entonces la tierra tembló y se abrió de nuevo, pero esta vez no fue por culpa del volcán o de los contendientes. La figura de Iron Man, el vengador dorado salió del suelo abriéndose paso con sus rayos repulsores, tras él, la forma intangible de la Visión flotaba aliviada.

- ¿Iron Man? ¿Visión? ¿De dónde salís? – Preguntó el Caballero Negro. – ¡Da igual, ya habrá tiempo para explicaciones!. ¡VENGADORES REUNÍOS! Y esta vez la isla volcánica si que tembló ante el despliegue de poder de los Héroes Más Poderosos de la Tierra.

Los rayos repulsores de Iron Man derribaron de nuevo al Destructor. Cuando este intentaba levantarse el sintozoide vengador se dejó llevar por la inercia de su vuelo hasta él, solidificando sus puños a su máxima dureza al alcanzarle. El Destructor luchaba por ponerse en pie, pero todo era inútil, la lluvia convocada por el Dios del Trueno, convertía en barro el suelo bajo sus pies, al tiempo que poderosas descargas eléctrica provenientes del cielo, impedían a Modi concentrarse y reiniciar la ofensiva.

El líder de los Vengadores se disponía a plantear una nueva ofensiva, cuando vio como Iron Man caía del cielo.

- Su armadura está prácticamente destrozada, y sin energía. – Dijo la Visión mientras aterrizaba a su lado. Dane Whitman miró hacia Gilgamesh. De alguna manera Pym con sus aparatos científicos había estabilizado su condición. Frente a él Thor y el Destructor se enzarzaron de nuevo.

- ¡Chaqueta Amarilla! ¿Cómo está Gilgamesh?

- Mi reconversor molecular ha estabilizado su descomprensión, pero convendría llevarle a la mansión, sólo en el laboratorio tengo los medios adecuados para tratarle más efectivamente.

- Iron Man también debería ser atendido. – Informó la Visión.

- ¡Jan! El quinjet en que vinisteis, ¿Está operativo? – Preguntó Whitman.

- Eso espero...

- Bien... – Y comenzó a ladrar órdenes - ¡Hank, Jan, evacuad a los heridos en el quinjet! ¡Visión! ¡Ave de Fuego! ¡Facilitad el despegue y cubrid su retirada! ¡Lobo Rojo, conmigo, apoyaremos a Thor en lo que podamos!

- ¡Atrás Vengadores! – Ordenó Thor, - ¡Este es un combate que el Hijo de Odín debe librar solo! – En esos momentos el Destructor logró conectar un potente derechazo en el rostro del Dios del Trueno.

- ¡No se como estás aquí Hijo de Odín, pero hoy será tu último día! – Habló Modi arrogante y amenazador.

El Caballero Negro y Lobo Rojo saltaron contra el Destructor pero este de un manotazo los apartó a un lado como si fueran moscas.

- ¡Os advertí, bravos aliados! – Dijo Thor mientras golpeaba con su martillo al villano - Aunque vuestro coraje y valor os convierte en dignos hermanos de sangre del príncipe de Asgard, al Destructor solo se le puede ganar con poder. – “Y mejor que sea pronto”, pensó “pues he de devolver este mazo al lugar que le corresponde”.

La Visión y Ave de Fuego aterrizaron al lado del Caballero Negro.

- El Quinjet vuela a salvo rumbo a la Mansión, Dane Whitman.

- Me alegro. Escuchadme, tengo un plan. – Dijo Whitman.

En esos mismos momentos, el Destructor cegó momentáneamente a Thor con uno de sus rayos de energía, y descargó sus puños sobre el Dios del Trueno.

- ¡Uuunnnhhh! – Gimió Thor, y aturdido, el martillo encantado cayó de su mano.

Ante los ojos asombrados de los Vengadores el Destructor se agachó a recoger Mjolnir y, para desesperación de todos los presentes, lo levantó triunfante sobre su cabeza.

- ¡Es ahora o nunca! – Comentó el Caballero Negro mientras saltaba al combate empuñando la Espada de Ébano.

El Destructor vio a Dane Whitman acercarse hacia él y levantó confiado la mano en que sujetaba Mjolnir con la intención de estamparlo en su casco. Pero Modi no contaba con la habilidad de espadachín del veterano cruzado, que esquivó el golpe al tiempo que trazó con su hoja encantada dos arcos. El primero segó de su muñeca la mano que agarraba Mjolnir. Mano y mazo cayeron al suelo rebotando. El segundo arco fue tan rápido que parecía no haber hecho nada, y Dane Whitman saltó a un lado.

Fue el turno de Lobo Rojo, que utilizando como pértiga su bastón de guerra pasó por encima del líder de los Vengadores y golpeó con todas la fuerza de sus piernas en el pecho al Destructor. La parte superior de la armadura viviente asgardiana se separó en dos mitades, justo por la cintura, donde había sido rebanada por la Espada del Caballero. Sin darle tiempo a reaccionar, Lobo Rojo introdujo su bastón entre las piernas del Destructor, ejerció palanca y derribó así también la parte inferior del villano.

Entonces desde el aire, los rayos solares de la Visión y las llamaradas de Ave de Fuego fundieron la roca alrededor de la piernas del destructor sumergiéndolas en un charco de magma.

La parte superior del Destructor, todavía manca, reptaba hacia su parte inferior, Modi, en su desconcierto ni siquiera intentó ver si podía controlar sus piernas a distancia. En su trayecto vio su mano izquierda todavía agarrada a Mjolnir. Cuando estiró su muñón hacia el puño amputado, vio como unos pies se interponían en su camino. La figura del Dios del Trueno estaba de pie ante él.

Sin darle tiempo a reaccionar. Thor agarró la mitad superior del Destructor por la muñeca, la volteó con fuerza y decisión por encima de su cabeza, y la arrojó hacia la cumbre del volcán, introduciéndola en su interior.

- ¡Canasta de tres puntos! – Comentó Ave de Fuego.

Sin perder el tiempo en regocijarse con la victoria Thor se agachó a recuperar Mjolnir. Soltó de su mango los dedos de la mano del Destructor que todavía se agarraban a él con fuerza y ordenó a los Vengadores con tono críptico. - ¡Abandonad la isla! – Ave de Fuego emprendió el vuelo con Lobo Rojo y el Caballero Negro sujetos a sus brazos y la Visión intangible les siguió.

El Dios del Trueno comenzó a girar su martillo sobre su cabeza creando un poderoso torbellino que poco a poco fue creciendo hasta rodear la isla volcánica. Tras medio minuto, y acompañado del sonido de los truenos y el resplandor de los relámpagos, el tornado se cerró sobre si mismo sin dejar rastro de la isla. En la Mansión de los Vengadores el estado de Guadalupe Santiago mejoró inesperadamente.

Thor aterrizó en la costa, y allí giró de nuevo Mjolnir para abrir un pequeño portal entre las dimensiones. Entonces tras murmurar un apesadumbrado – ¡Gracias! - lo arrojó al interior con todas sus fuerzas devolviéndolo a su necesitado dueño. Sin Mjolnir para sostener el portal, éste se cerró sobre sí mismo. Transcurridos sesenta segundos, la forma de Thor se metamorfoseó de nuevo en la del mortal Jake Olson. – Suerte Thor, la necesitarás. – Y acto seguido se encaminó hacia la Mansión de los Vengadores.


Epílogo

- ¡MADITA SEA ASGARD Y MALDITOS SEAN SUS DEFENSORES! – Chilló el Señor del Hades mientras irrumpía a través de las puertas de su oscuro palacio.

Con su yelmo partido y su coraza abollada, el señor del inframundo grecorromano se dirigió hacia sus aposentos, recordando como se había desarrollado la batalla contra los salvajes nórdicos sobre el puente del Arco Iris. Se miró las manos, vestigios de la sangre de la diosa Sif todavía quedaban en ellas. Ese mil veces maldito alienígena equino le había golpeado bien cuando saltó en su defensa [18] . Por un instante se sintió aliviado, luego la ira volvió a brillar en sus ojos. – ¡Malditos sean todos...! -murmuró.

Dos harpías aladas volaron hacia su señor con la intención de hacerse cargo de su armadura de combate, pues así habían hecho durante siglos, pero el coloso las apartó de un simple manotazo, como si fueran moscas. - ¡Apartad insectos endemoniados!

En la soledad de sus aposentos se despojó de su casco, y miró al espejo. Allí la imagen de Plutón rió provocándole.

- ¿No es fácil ser el Señor del Hades, verdad mi querido sobrino? ¿Creías que sería una tarea más, como limpiar un establo, matar un león o seducir a una reina amazona? No, hijo de mi hermano, esta puede ser tu tarea más difícil y frustrante a la vez... Por la vida de una mujer mortal serás el Señor del Hades durante toda una Eternidad, pues tal es el acuerdo al que llegamos. ¡Tú serás el señor del Hades, ligado a todas sus responsabilidades y tratados, mientras ella viva! ¡Y ella vivirá mientras tú seas el Señor del Hades! ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA! Las llamas cubrieron el rostro regocijante de Plutón en el espejo, que se fue desvaneciendo mientras el eco de su oscura carcajada se difuminaba.

En la soledad de su cámara, Hércules, el Hijo de Zeus, todavía ataviado con la armadura de Plutón, apretó los puños, pensó en su amada Taylor, ahora repleta de vida. Y con los ojos inyectados en sangre murmuró - ¡Malditos seáis todos en el Universo!

Continuará…

Próximo Episodio:
Más sobre los misterios de Gilgamesh y el Berserker, El fin de Pompeya. Las consecuencias del Crepúsculo. Taylor y Hércules. Y más...


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Referencias:
1 .- Confío en que estaréis leyendo la historia El Crepúsculo de los Dioses en varias series de Action Tales, principalmente Thor.
2 .- Durante el periodo Avengers 300-310 (Feb a Nov 1989).
3 .- En Avengers 305 (Julio1989).
4 .- En Thor 9, Loki explicó a Modi y a su hermano Magni que el Dios del Trueno fue el culpable de la muerte de su madre, Iarnsaxa, con el fin de manipular a los dos hermanos y convertirlos en sus aliados contra Thor. Lo que los hermanos no saben, y Loki, sí, es que Thor mantuvo una relación con Iarnsaxa de la que nacieron ellos.
5 .- Jane Foster, médico oficial de los Vengadores y del Hospital Memorial. Además de antigua novia de Thor.
6 .- Jake Olson es la parte humana de Thor, separada de este por un hechizo de Odín desde Thor y durante toda su trayectoria en Action Tales.
7 .- En el episodio anterior, cuando se enfrentaban a los ejércitos del Hades, Hank noqueó a Jan, cuyos poderes estaban anulados, y la mandó de vuelta a casa junto al general Trimpe, en su nave robot. Salvándoles la vida a ambos.
8 .- La historia del Berserker, los Señores de la Tierra y la destrucción de Pompeya se narró en Avengers 207-208 (Mayo y Junio 1981)
9 .- Número anterior.
10 .- ¿Leíste La Visión 11, aquí, en ACTION TALES, verdad, fiel creyente?
11 .- Iron Man y los Vengadores se enfrentaron al Destructor en Thor (Vol.2) 1, 1998.
12 .- Como nos narra Doc Banner en Thor 11.
13 .- Los Anasazi, el panteón de deidades nativoamericanas que rige Manitú, convirtieron a Lobo Rojo en su campeón en la tierra y le previnieron de la llegada del Crepúsculo en Marvel Team-Up 7, ordenándole que buscase aliados.
14 .- En referencia a cuando la noqueó en el número anterior.
15 .- Desde Eternals 13 (Julio 77) hasta Thor 288 (Octubre 79)
16 .- Como sucede en los números AT de Thor 10-13.
17 .- Como Doc Banner os está narrando en Thor 12.

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