Thor Señor de Asgard nº12

Título: El Crepúsculo de los Dioses Parte 1: La Danza de la Muerte Cap. 3
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Iván García
Publicado en: Septiembre de 2007

En la sangrienta batalla que se libra en los campos de Avalón, Thor, el señor de Asgard se enfrenta cara a cara con Magni. Las tropas de Asgard, lideradas por Sif intentan impedir que el señor del Hades y sus ejércitos tomen Bifrost y entren en el reino dorado. Tiwaz y Crom descienden por los más profundos abismos de Asgard en su búsqueda. Una importante perdida, una sorprendente y terrible revelación, una decisión a tomar.
Ha tenido muchos nombres. Vingthor el lanzador, el hijo de la larga barba y enemigo de Hrodr. En su hogar ancestral Hymir le conoce como Veur. Compañero del infeliz Hrungnir le han llamado algunos. Al este del Elvigar, en tierra de gigantes, susurran el nombre de Hloriddi. Su padre le llamaba hijo. Su madre, querido. Y bajo las bóvedas celestes es Thor Odinson, dios del trueno, temor de Jormungand.
Creado por Stan Lee & Jack Kirby

Resumen de lo publicado: El cuerno de Gjallerhorn resuena en los nueve mundos, el señor del Hades y un ejército invasor intenta tomar Bifrost, el puente del arco iris, y la diosa Sif, Heimdall y Billy Rayos Beta forman una línea de defensa para impedir que entren en Asgard. En Avalón, las tropas de Loki, comandadas por el Devorador de Almas y Magni, se enfrentan a los dioses celtas, liderados por Leir. Thor y un grupo de asgardianos y celtas atacan por el mar, intentando pillar al enemigo en por dos frentes. Thor inicia un duelo con el demonio llamado el Devorador de Almas, y finalmente, se mete en medio Magni, que quiere acabar con el dios del trueno.
Al mismo tiempo, Dagda descubre que alguien ocupa el lugar de su hija Brighid, y aparece Loki, que inicia un mortal combate que acaba con la decapitación del señor del panteón celta.
Tiwaz, acompañado de Crom inicia la búsqueda de alguien que puede romper el hechizo de Loki que impide viajar entre los diferentes planos.

- ¿Qué clase de criaturas son estas que se ocultan en las profundidades de la tierra como gusanos inmundos?- Comentó Crom con semblante enfadado.- ¿Y que buscamos de ellas?
- Paciencia, viejo amigo. Ya estamos cerca.- Dijo con tranquilidad Tiwaz.
Los dos dioses descendían por un intrincado y escarpado sendero que se adentraba por los niveles más profundos de Asgard. Un sendero que hacía eras que no era recorrido por ningún ser vivo, ya que el conocimiento de su existencia y de su misma utilidad, se había perdido en los albores del tiempo.
Tiwaz era de los pocos que recordaban este sendero, ya que en el lejano pasado lo había recorrido, cuando Asgard era joven y  el gobernaba sobre sus habitantes.
El antiguo dios de los cimmerios sujetaba su espada en todo momento, intranquilo, esperando que en cualquier momento algo saltase sobre ellos y los atacase.
- Tienes que mantenerte templado, lord Crom. El universo ha cambiado mucho desde que nos adoraban los pueblos jóvenes de Midgard. Nuestro tiempo ya pasó y hay que dejar paso a nuevos dioses y nuevas formas de ver las cosas.- Dijo Tiwaz sin dejar de caminar, recordando con detalle el camino que recorrían.
- Eran tiempos más sencillos, Rey gris. – Dijo Crom mirando a un lado y a otro desconfiado.
- Hemos llegado.- Interrumpió Tiwaz.
El sendero terminaba ante una enorme catarata que derramaba una cristalina y limpia agua sobre un lado. Era una catarata subterránea, oculta a las miradas del mundo exterior, que jamás admiró su belleza. Hasta Crom se quedó ensimismado ante la visión que estaban contemplando.
- Las cataratas de Styrmir Tar. Largo tiempo ha pasado desde la última vez que tuve el honor de admirar su belleza.- Dijo Tiwaz emocionado.
- ¿Qué lugar es este?- Preguntó Crom algo confuso.
- Es la puerta de acceso a otro plano de existencia, allí encontraremos a quien puede ayudarnos en nuestra misión. Aunque…
Tiwaz dejó de hablar al escuchar un ruido ensordecedor y notar como varias piedras le caían encima.
El techo de la gigantesca bóveda donde se encontraban comenzó a derrumbarse. Tiwaz agarró a su compañero y saltaron justo a tiempo para evitar que los inmensos cascotes les aplastasen.
Cuando la nube de polvo y escombros se despejó, contemplaron con estupor la colosal y titánica figura de un dragón. El dragón era el ejemplar de mayor tamaño que jamás hubiesen visto. La criatura tenía cinco cabezas que se movían con total independencia con sus largos y retorcidos cuellos. Rugieron al unísono, desafiando a los dos veteranos dioses.
Tiwaz desenvainó su espada y miró a Crom.
- Esta inmunda criatura no sabe a quien se enfrenta.- Dijo Crom.- Estos dos viejos lobos son más de lo que puede morder.
El dragón de múltiples cabezas respondió al desafió y con una rapidez aparentemente inusual para un ser de su tamaño, una de las feroces cabezas abrió sus mandíbulas y pareció devorar al dios cimmerio.
- ¡Crom!- Exclamó Tiwaz.
El asgardiano observó como las fauces de la bestia no se habían cerrado del todo. Los poderosos músculos de Crom impedían que así fuese. Con un gruñido que rivalizaba en fiereza a la del dragón, abrió al máximo la mandíbula de la criatura, hasta que se partió con un crujido estremecedor.
El dios saltó y aterrizó en el suelo, poniéndose de inmediato en posición de combate, sujetando con fuerza su espada a dos manos.
- Cuando yo era joven esta bestia no hubiese sido rival para uno de nuestros guerreros más jóvenes.- Masculló Crom.
El dragón intentó aplastar a Tiwaz con una de sus zarpas, el bisabuelo de Thor sujetó la inmensa garra y haciendo un titánico esfuerzo derribó al dragón, que cayó haciendo temblar todo bajo su peso. Crom no perdió tiempo y cortó de un solo golpe una de las cabezas de la criatura.
Tiwaz abrió sus manos y las posó sobre la escamada piel del dragón. En breves segundos quedó totalmente inmóvil, cubierto por una fría capa de hielo que lo envolvió por completo.
- No ha estado nada mal para dos antiguallas como nosotros.- Dijo Tiwaz.
Crom notó como si lo estuviesen vigilando. Se volvió, y observó a un individuo que los miraba en silencio. Vestía una larga túnica, su rostro era demacrado y afilado, con unos ojos blancos que observaban.
-¡El Silencioso! (1) - Exclamó Tiwaz.
- ¿Quién es este espantajo?- Preguntó Crom con el ceño fruncido.
- El nos conducirá hasta nuestro destino. No es ni un aliado, ni tampoco es un enemigo, solo es el Silencioso.
Como respondiendo a lo que había dicho Tiwaz, les hizo gestos para que lo siguiesen. Las aguas de la catarata se abrieron, dejando ver una antigua puerta de metal, cuyas runas e inscripciones parecían tan viejas como el mismo tiempo.
El Silencioso hizo un gesto con su mano y las puertas se abrieron. En su interior no se percibía nada, solo la más completa oscuridad.
El misterioso personaje cruzó el umbral de la puerta y los dioses le siguieron, adentrándose en la larga oscuridad. Dejándose envolver por ella y siendo arrastrados a su interior.
                                                               
Thor se incorporó con dificultad, aún estaba aturdido por el golpe que había recibido.
- Ponte en guardia, cobarde. Observa el rostro de quien te arrebatará la vida.
Magni se erguía, levantando su maza mística, desafiando con la mirada al dios del trueno. Había algo en su rostro que le resultaba ligeramente familiar a Thor, pero no conseguía dilucidar el motivo por el que el joven guerrero le resultaba conocido.
Se fijó en el arma que sujetaba Magni y sus ojos ardieron con furia.
- ¡Esa arma no te pertenece! Fue de un gran hombre que murió con honor. No tienes ningún derecho a deshonrarla con tu contacto.
- Soy Magni, recuerda ese nombre cuando este mazo aplaste tu cráneo y la vida se escape de tu cuerpo inerte. Tu me lo arrebataste todo, dios del trueno, el derecho de venganza es mío.- Dijo Magni apretando los dientes.
- Jamás te había visto, muchacho, no tienes motivos para vengarte de mí. Pero si estas del lado de Loki y sus aliados ¡eso te convierte en mi enemigo!
Thor lanzó a Mjolnir y Magni hizo lo propio con su maza.
Al impactar las dos poderosas armas, causó una gran onda expansiva y lo iluminó todo en un radio de varios metros alrededor de ellos.
Justo cuando su maza regresó a su mano, con el rostro desencajado y enloquecido y con un solo gruñido de odio, Magni se abalanzó sobre Thor, descargando golpes con una rabia desmedida que hizo tambalearse al señor de Asgard.
Con un rápido movimiento de muñeca, Thor movió su martillo encantado, que golpeó de pleno en la cabeza de Magni, dolorido, le dio un terrorífico golpe con la diestra a Thor. El asgardiano aterrizó de espaldas a tres metros de distancia. Sin darle tiempo a reaccionar, Magni golpeó su maza contar el suelo y varios rayos cayeron sobre el cuerpo del dios del trueno.
Una vez se hubo despejado el humor, la figura de Thor, con su cota de malla y su capa rota por múltiples lugares se mantenía en pie y reía a carcajadas.
- ¿Crees poderme derrotarme con mis armas, Magni? ¡Yo soy Thor Odinson! ¡Señor de la tormenta y el rayo! ¡Los elementos están bajo mi mando!- Gritó Thor.
De Mjolnir surgió un potente rayo en dirección a su adversario. Magni plantó bien los pies, agarró el mango de su maza mística y la situó delante suyo. El impacto por la energía desatada desde el interior del martillo encantado le hizo retroceder poco a poco, sintiendo el enorme poder desatado de Thor y comprendiendo cual era el verdadero alcance de la fuerza y poderío del señor de Asgard.
Cerró los ojos y se concentró con todas sus fuerzas. La maza de Magni despidió un rayo energético que fue haciendo retroceder el de Mjolnir. Era un auténtico choque de titanes, cuyo resultado era incierto, pero finalmente fue Magni, más inexperto en el uso de sus poderes y habilidades que Thor, quien cedió y recibió el tremendo impacto del rayo, haciéndole caer con un grito de dolor.
Thor se acercó al malherido Magni y sintió cierta lastima. Había demostrado que era un buen guerrero, y sin saber muy bien como, no notaba maldad alguna en el interior del muchacho, solo un gran dolor y confusión.
Sorprendentemente, Magni se levantó de un salto y con un rugido asestó un poderoso golpe a Thor.
- No vas a acabar conmigo tan fácilmente, mal nacido, aunque sea lo último que haga, ¡hoy caerás bajo el poder de Magni!
La batalla seguía su curso, los guerreros celtas y asgardianos se enfrentaban sin tregua al ejército enemigo. Las hojas habían enrojecido con la sangre, pero también los cuerpos y los rostros. Era una sangrienta campaña, donde nadie daba su brazo a torcer.
Balder estaba cansado, pero no tanto para no poder seguir blandiendo su espada. Tenía heridas por todo su cuerpo, le habían acuchillado, apuñalado y golpeado con martillos y mazas, aún así, seguía combatiendo con ahínco. A su lado luchaba la guerrera celta llamada  Mevanwi, que manejaba el arco con gran destreza. Acertó un disparo, clavando una flecha en el pecho de un enemigo que estaba apunto de rematar a un guerrero asgardiano. La doncella celta sacó otra flecha de su carcaj y se preparó para otro disparo, cuando observó algo.
Wrarrl el Devorador de Almas caminaba con sus alforjas repletas de almas. Los ojos en el interior de su yelmo de ébano refulgían con odio.
Mevanwi apuntó, con la cara intención de terminar con quien había acabado con la vida de tantos amigos y aliados. Tensó la cuerda y la soltó, volando la flecha en dirección al demonio. Cuando parecía que le iba a acertar, Wrarrl la detuvo con un golpe de su espada infernal y clavó su mirada en la mujer celta.
El Devorador de Almas se encaminó directo hacía ella con grandes zancadas. Un fiero guerrero celta se lanzó sobre él, el demonio con un fuerte mandoble a dos manos, lo partió literalmente en dos. Mevanwi descargó varios disparos, que el Devorador detenía con hábiles movimientos de su espada infernal.
Balder, que estaba sacando su espada del cuerpo caído de un oponente, se dio cuenta de que el terrible enemigo se dirigía a por la mujer. Se puso delante de ella, señalando con su espada al demonio, dando a entender que tendría que pasar por delante suyo si quería acabar con ella.
- ¡Aparta, aesir! ¡No necesito tu protección!- Exclamó Mevanwi contrariada.
La sombra alargada del Devorador cayó sobre ambos.
- No te preocupes, mujer, acabaré con los dos por igual…
Cuando estaba apunto de descargar un golpe con su espada infernal, un rayo de energía impactó en la espalda del demonio y este gimió de dolor.
- Engendro infernal, te devolveré aullando al infierno de donde viniste. ¡Prepárate para morir, demonio!- Dijo Leir con una lanza de energía crepitando en su mano.
                                                              

Bifrost, el puente del arco iris se estaba tiñendo de rojo con la sangre de los caídos en la cruenta batalla que se estaba librando en su superficie. Las fuerzas del señor del Hades del panteón olímpico estaban intentando cruzar el puente y llegar al reino dorado de Asgard. Los asgardianos no temían a la muerte y menos si caían defendiendo la tierra que les vio nacer, por lo que el enfrentamiento entre ambos bandos seria recordado por generaciones en los mitos y las leyendas.
El korbinita conocido como Billy Rayos Beta combatía como un asgardiano más, para él era como si fueran de su misma sangre. Le acogieron como uno de ellos y no le trataban como a un monstruo, si no como una persona y eso jamás lo olvidaría.
Destructor de Tormentas voló de su mano, cayendo como un misil en las tropas invasoras.
Tyr, el dios de la guerra nórdico, asestaba mandobles con su afilada espada, haciendo caer a cuanto enemigo se cruzaba a su lado, sin importar si era un guerrero olímpico o un engendro de las tinieblas. Reagrupaba y reorganizaba a los hombres bajo su mando una y otra vez. Si no ganaban esta batalla Asgard estaría perdido y eso les espoleaba como ninguna otra cosa.
El señor del Hades, enfundado en su armadura y con el rostro totalmente cubierto por su casco, observaba como se estaba desarrollando la contienda. Aunque los habían pillado desprevenidos, los
guerreros de Asgard habían organizado una férrea  y compacta defensa contra la que se estrellaban  sus legiones una y otra vez.
Su vista se posó en la diosa que lideraba la defensa. Sin lugar a dudas era una auténtica diablesa con la espada, una diosa guerrera que se hallaba dominada por la canción de la batalla, y en sus ojos se podía ver una voluntad de hierro que no seria doblegada por nada ni por nadie. Se veía más bella y hermosa que nunca, manejando su afilada espada con una pericia solo al alcance de los grandes maestros del esgrima.
El señor del Hades sabia que sin alguien que los liderase, los asgardianos se vendrían abajo. Desapareció en una nube de estallido de humo y truenos, para reaparecer ante la diosa Sif.
- Ardía en deseos de tenerte frente a mi, señor del Hades, y poder ensartarte con mi acero asgardiano- Dijo Sif desafiante.
- Deberías abrazar a la muerte con alegría y jubilo, doncella guerrera.- Dijo con voz tenebrosa el olímpico.- La muerte nos llega a todos tarde o temprano ¡no te resistas!
- Una guerrera de Asgard no se rinde nunca, jamás me arrodillare esperando el frío beso de la muerte. Si muero, moriré como siempre he vivido, ¡combatiendo!
- Pudiste haber tenido una muerta rápida y placida, ahora los tormentos del Hades serán tu destino.


La fría oscuridad les abrazó como una amante esposa. Ni la más mínima luz, sin poder verse a si mismos, perdidos en la sombra.
Repentinamente, pudieron ver una brizna de luz, una simple chispa, que se fue haciendo más grande, hasta que se formaron desde la misma materia oscura una sala.
Tiwaz y Crom miraron por encima de ellos y los vieron. Sus figuras se recortaban en la oscuridad, auténticos gigantes que les observaban con cierta curiosidad, como el que mira a los insectos
corretear por la hierba. Se hallaban ante los que Están Arriba y en la Sombra, que son para los asgardianos lo que los asgardianos son para los humanos. (2)
Tiwaz se sintió empequeñecido, apenas un grano de arena frente a una sólida montaña, era la sensación que tenía uno al estar en su presencia. Aunque nadie sabia de donde procedían, siempre habían dado consejo al pueblo de Asgard y a sus monarcas. Tiwaz sospechaba que las formas que veían no eran las auténticas, si no las formas que las mentes de quienes les visitaban podían asimilar mejor.
- Puedes hablar, noble Buri. Mucho tiempo ha pasado desde que acudiste a nosotros por última vez. Nos alegra verte .- Dijo uno de ellos.
- La llama de mi esplendor ya extinguió, ahora es el momento de dioses más jóvenes y capacitados. Un gran peligro nos amenaza. Toda la existencia se encuentra al borde de su desaparición, un antiguo mal que ha regresado y del que estoy seguro al que no sois ajenos.
Los que Están Arriba y en la Sombra no dijeron nada, se limitaron a permanecer impasibles y en silencio.
Crom esgrimió su espada amenazante.
- ¿Acaso no merecemos vuestras palabras? ¡Estáis ante dos grandes señores de los dioses!
- Mi viejo amigo es un poco brusco en sus maneras, pero dice la verdad ¿Por qué no me respondéis?
- No podemos ayudarte en esta ocasión, noble Buri. Estamos al tanto de todo lo que ocurre, y por eso mismo no podemos intervenir.
- ¿Por qué? ¿Acaso sentís miedo?- Exclamó Crom levantando su espada.
No respondieron ante las palabras del dios cimmerio.
- Eso es. Tenéis temor por lo que esta por venir. El peligro es tal que os amenaza incluso a vosotros. Por eso no enviasteis a vuestro siervo, el Silencioso ha advertir a Asgard del peligro, como si lo hizo en otras ocasiones. (3)- Dijo Tiwaz.
- No te atrevas a juzgarnos. Lo que hacemos, lo hacemos por que debemos, como tu, Buri.
- Mientras nosotros nos enfrentamos al enemigo, vosotros permanecéis seguros, escondidos en vuestro elevado plano de existencia, intentando no llamar su atención para salvar vuestra existencia.- Inquirió Tiwaz.
Uno de ellos se levantó de su trono y señaló al asgardiano.
- Es mejor no provocar nuestra ira, Buri, tú más que nadie tendría que saberlo.
- Nodens, es a ti a quien venia realmente a ver. Recuerdo que te fascinaban los diferentes planos de la creación, eras un estudioso de ellos. El hijastro del desaparecido Odín, el dios del engaño Loki,  ha creado un hechizo que bloquea los caminos entre los diferentes planos ligados a Midgard. Con tu inmensa sabiduría estoy seguro de que hallaríamos una solución ¿vas a negarte sabiendo que puedes salvar innumerables vidas? Para un ser de tu poder, no significaría apenas nada, y para nosotros mucho.
Nodens se quedó mirando fijamente a Tiwaz.
- Sabéis muy bien que tras acabar con los dioses de Midgard, vosotros seréis los siguientes, solo es una cuestión de tiempo. Podéis quedaros aquí, sentados, ocultos, con una falsa sensación de seguridad, hasta que el enemigo caiga sobre vosotros, o podéis ayudar a derrotarlos, marcar la diferencia. ¿Y bien? ¿Cuál será vuestra decisión?
                                                              
Magni y Thor entrechocaron sus armas. De las armas brotaron una especie de grito metálico y se alzó una nube de chispas. El dios del trueno lanzó un golpe con su pierna, enganchando la pierna de su oponente y derribándolo con un sonoro estruendo.
- Eres poderoso, jovenzuelo, pero careces de la experiencia necesaria en las artes del combate.- Exclamó Thor abalanzándose sobre él.
Mjolnir bajó desde lo alto, y Magni se hizo a un lado para esquivar el martillo, sin darle tiempo a reaccionar, Magni le encajó una fuerte patada en la zona lumbar a su enemigo.
- Puede que no tenga tu experiencia, viejo, acabaré triunfante por que luchó ¡por la mancillada memoria de Iarnsaxa!
- ¡¿Que?!- Exclamó sorprendido Thor.
Magni aprovechó esta distracción para asestar un espectacular mazazo al dios del trueno, la fuerza del mismo hizo perder el equilibrio a Thor. De la garganta del muchacho surgió un rugido, y la lluvia de golpes que vino a continuación desbordo al hijo de Odín, que cayó al suelo violentamente. Magni colocó su pie sobre el cuello de su rival y lo inmovilizó.
- Hacía mucho que no escuchaba el nombre de  Iarnsaxa.- Dijo Thor.
- ¡Cállate! ¡No te atrevas a pronunciar su nombre! ¡Asesino!- Gritó enfurecido Magni.
La sorpresa se reveló en los ojos del dios del trueno, que lanzó una mirada interrogante hacía su enemigo.
- ¡Escúchame! ¡No sabia nada de ella desde que tenía tu edad, jamás le hubiese hecho ningún daño!
- ¡Mentiras! ¡Solo salen mentiras de tu garganta! Lo vi con mis propios ojos ¡Loki me lo enseñó! ¡Tu mataste a nuestra madre!- Exclamó con lagrimas brotándole de los ojos.
Thor agarró el pie del joven, y le hizo dar una vuelta en el aire, al tiempo que le golpeaba con su martillo. Magni aterrizó en el suelo, saliéndole sangre de la nariz.
- Ahora veo la verdad. Las traicioneras palabras de mi hermanastro han envenenado tu mente y tu espíritu, joven Magni. No combatiré más contigo.- Dijo Thor guardándose su fiel martillo en el cinto.
Magni no daba crédito a lo que estaban contemplando sus ojos.  ¿Seria un engaño? ¿Era este el asesino despiadado que había visto acabando con la frágil vida de su madre? ¿Este era el monarca egoísta y cruel del que le habló Loki?
Las dudas comenzaron a aparecer en la mente del hijo de Iarnsaxa.
Flotando, a varios metros del suelo, se hallaba observando la orgía de sangre y acero que era el enfrentamiento entre los dos aguerridos bandos. El androide Registrador.
Sus sensores y sistemas grababan cada segundo de lo que estaba ocurriendo en el campo de batalla.
- Observación: Mientras registro los transcendentales sucesos que están sucediendo a mí alrededor, hay algo que esta claro. Es incierto quien saldrá victorioso y cuál será el destino de millones, puede que billones, de seres vivos si Thor y sus aliados no son capaces de salir triunfantes.
La sentidos cibernéticos del androide se dirigieron a un punto concreto de la batalla.
Wrarrl el Devorador de Almas levantó su demoníaca espada para protegerse de las lanzas de energía que Leir lanzaba una y otra vez contra él. Los ojos del demonio refulgieron en el interior de su yelmo de dragón.
La silbante espada golpeó al dios celta de la lanza y el rayo, y este se tambaleó cuando el filo mordió la piel y las costillas que se hallaban bajo ella. Leir se revolvió, asestando un espectacular golpe al demoníaco caballero, que le hizo caer entre un escuadrón de sus propios hombres.
- Te arrepentirás del día que decidiste enfrentarte a nosotros, Bellaco.- Exclamó colérico Leir.
El Devorador se alzó, apartando a sus propios hombres como si fuesen enemigos.
Con los ojos llameantes y un poco de espuma en sus labios retorcidos salió de su garganta un alarido horrendo, en nada parecido a algo que pudiese surgir de una garganta humana.
- Te arrancaré los miembros uno a uno, como si fueras una mosca y después devoraré tu alma y
¡sentirás la agonía de ser ingerido por Wrarrl el Devorador de Almas!
La espada trazó un arco, dejando un rastro de llamas, Leir evitó el primer y temible golpe con un ágil quiebro de cintura. Contraatacó impactando con sus dos manos en cada lado de su yelmo metálico y emitiendo una potente descarga de energía que hizo que el demonio empezase a arder. Cegado por el dolor, se encaminó dando tumbos, intentando apagar el fuego que lo envolvía.
El dios de la lanza y el rayo aprovechó para lanzar un frenético ataque, golpeando una y otra vez.
- ¡Cae, maldito, cae!- Exclamó Leir sin dejar de golpear.
El Devorador de Almas se quitó de encima al celta con un golpe, sacando fuerzas de la agonía y del dolor.
Mevanwi cargó una flecha y con rapidez, disparó velozmente un proyectil que se clavó en uno de los ojos del demonio.
Exclamando una maldición en su oscura lengua, se sacó la flecha y empezó a murmurar un antiguo y olvidado sortilegio. Cuando Leir, Mevanwi y Balder estaban apunto de caer sobre él, el demonio se traslado a un plano intermedio, donde poder escapar de sus enemigos y recuperarse de sus heridas.
 
En su lejano palacio, el dios del engaño se sentaba en un trono, frente a una inmensa llama que no dejaba de crecer.  Loki permanecía con los ojos cerrados, inmóvil y silencioso, como sumido en un extraño letargo.
Se encontraba en la ciudad mortal de New York, observando como la terrible y poderosa criatura conocida como Mangog causaba caos y destrucción sin igual, metiendo el miedo en el corazón de los débiles mortales. A su vez, contemplaba como los camaradas mortales de su odiado hermanastro, los llamados Vengadores,  intentaban frenar a la más poderosa y mortal creación de Odín, el temible Destructor. (4)
En los restos humeantes de la más alta torre del palacio de Avalón, sujetaba como un trofeo la cabeza decapitada de su enemigo caído. (5)
Tal era el poder de las Llamas de la Omnipresencia. Una hoguera de poder arcano que permite a quien la posea romper las barreras del tiempo y del espacio y manifestarse física o espectralmente de la manera y forma que elija, allí donde sus lacayos o sus enemigos estén actuando.
Dos lacayos alimentaban sin descanso las Llamas de la Omnipresencia, con ramas caídas de Yggdrasil, el sagrado árbol de la vida (6), y manteniendo o reavivando el fuego.

 Sin abrir los ojos, Loki sonrió con una sonrisa inhumana que asemejaba una mueca horrenda.

 Magni se hallaba frente a un desarmado Thor. Los dos se miraban fijamente.
- No quiero hacerte daño, muchacho. Tienes que creerme, nada de lo que haya salido de Loki puede ser verdad ¿Acaso no le llaman el dios del engaño?- Observó Thor.
Podía notar las dudas en el rostro de Magni. Empezaba a tener una duda razonable sobre todo lo que daba por sentado en relación a la muerte de su madre. Si conseguía hacerle ver que había sido objeto de los engaños de su hermanastro, puede que no tuviesen que seguir combatiendo. En verdad, no deseaba seguir con este combate, que podía acabar con la muerte del muchacho.
- ¡Las únicas mentiras que he escuchado son las tuyas! Loki nos acogió a mi hermano y a mi en su seno cuando quedamos huérfanos y nos contó quien eres realmente.- Dijo Magni.- Haces ver que eres un hombre honorable y un buen monarca, cuando eres un déspota, egocéntrico y cruel.
Una leve sonrisa se dibujo en el rostro de Thor.
- Acabas de hacer un retrato perfecto de mi hermanastro, Magni.- Dijo el señor de Asgard.- Si me crees responsable de la muerte de tu madre, golpéame, no detendré tu mano.
Magni se acercó a su oponente y levantó su puño, dispuesto a golpear a Thor, pero en el último momento algo le detuvo. Sus ojos se cruzaron con los del dios del trueno.
- En verdad, no me pareces tan frío y cruel como imaginaba. Te doy un minuto para explicarte.
- Dime, joven Magni ¿Quién es el que esta arrasando las tierras y aplastando bajo el paso de sus ejércitos a gente inocente? ¿No te das cuenta de que te has posicionado en el bando equivocado? Loki busca su propia gloria, sin importarle nada ni nadie, solo busca su propio beneficio. Créeme cuando te digo que el bienestar de tu hermano y tuyo le traen sin cuidado. Os esta utilizando.
La voz de Loki resonó con fuerza en el interior de la mente de Magni.- ¡No le escuches, insensato! ¡Intenta nublar tu juicio para poder acabar contigo y con tu hermano! ¡Acaba con él ahora, no tendrás otra oportunidad como esta! ¡Recuerda a tu madre!
La cabeza le dolía terriblemente, como si cada palabra del dios del engaño fuesen dolorosos latigazos descargados contra su mente. Centró de nuevo toda la irá en Thor, y su maza golpeó con dureza el rostro del señor de Asgard, descargando además en su cuerpo una ráfaga de pura energía.
-¡Si!- Bramó Loki en el interior de la mente del muchacho.- ¡Golpea en el nombre de tu madre! ¡Ella clama venganza desde el reino de Hell! ¡Escucha sus gritos! ¡Mata a Thor!
Las sienes le palpitaban, el dolor era intenso. Lanzó su maza con todas sus fuerzas, esperando terminar de una vez con el dolor que le afligía, vengando a su madre, terminaría el dolor que le abrumaba.
Thor desvió la maza de Magni con un poderoso golpe con Mjolnir.
- Has tomado el camino equivocado y lo lamento. ¡Sea! En el nombre del añorado Odín, ¡Que termine esta batalla!
El dios del trueno descargó toda la furia de su martillo de uru contra el suelo sobre el que estaban, creando una onda de choque que hizo volar por los aires a Magni. Velozmente, Mjolnir voló de las manos de su dueño y golpeó el cuerpo de su enemigo antes de que aterrizase de nuevo en el suelo.
Su fiel martillo regresó a su mano y Thor pensó que esta vez si que habría derrotado a Magni.
- Fuiste un buen oponente. Espero que cuando vuelvas en ti, puedas darte cuenta de lo equivocado que estabas.- Pensó para sí mismo el señor de Asgard.
Se dio la vuelta, desviando de nuevo su atención hacía la confrontación.
- N-no te v-vayas. Aún n-no he acabado c-contigo.
Thor  volvió de nuevo la atención hacía Magni. Observando como su enemigo se incorporaba débilmente, aún desorientado por el ataque que acababa de sufrir.
- Eres más fuerte de lo que aparentas, muchacho.
- La venganza me da las fuerzas que necesito.- Dijo Magni cuyo cuerpo estaba totalmente dolorido.
Sintió que había algo distinto, el dolor intenso de su cabeza había desaparecido, así como la voz de Loki. ¿Le habría abandonado a su suerte?
Mientras Magni se preguntaba donde se encontraba el dios del engaño, Thor notó que unas imágenes se formaban ante sus ojos. La acorazada e invencible forma del Destructor se enfrentaba a las familiares formas de sus aliados, los poderosos Vengadores. El Destructor se disponía a abrir su visor y activar su letal desintegrador al que no sobrevivirían (7). Pudo percatarse de que Jake Olson, quien fue parte de la misma esencia del señor de Asgard, hasta que fue mágicamente separado del dios del trueno por el todopoderoso Odín, se hallaba en el mismo lugar que sus camaradas de armas. La visión terminó, dejando al dios del trueno abrumado por el peligro que corrían sus compañeros. Tomando una decisión, comenzó a hacer girar a Mjolnir rápidamente. Aunque los caminos entre las diferentes dimensiones ligadas a Midgard estaban cerrados, concentrando gran parte de su poder podría crear una pequeña brecha en esa barrera para ayudar a sus amigos.
- No dejare que mis bravos camaradas caigan ante tal enemigo ¡A eso digo no!
¡POR ASGARD! ¡POR MIDGARD! ¡POR LA JUSTICIA!
Su legendario martillo encantado salió de sus manos, rompiendo la barrera impuesta por Loki, rasgándola y atravesando un pequeño portal en dirección a Midgard.
- ¡Pagaras caro haberte separado de tu arma!- Gritó Magni al tiempo que lanzaba su maza contra él.
Momentos antes, en su palacio, el dios del engaño vio interrumpido su contacto con los diferentes frentes que mantenía al mismo tiempo.
Loki abrió los ojos, y se volvió hacía sus siervos, con la intención de castigarlos con torturas inimaginables por haber dejado de alimentar las llamas. Estos se hallaban completamente paralizados, como si estuviesen congelados.
El señor de las mentiras escuchó un aplauso y su mirada se dirigió a la sensual y hermosa forma de la mujer conocida…
- ¡La Encantadora! ¿Qué es lo que haces en mi palacio?- Exclamó un irritado Loki.
- No te enojes conmigo, mi señor. He venido a ofrecerte mis servicios. Sé de tus nuevos planes y quiero formar parte de ellos.
La hechicera se fue acercando, moviéndose de forma sensual, su voluptuoso cuerpo se movía gracilmente. Para cualquier persona, ya fuese mortal o inmortal, la asgardiana era la representación de la hermosura, de las formas agradables y de la sensualidad. La cosa más bella que nadie hubiese contemplado jamás. Reyes hubiesen renunciado a sus reinos por solo tener la posibilidad de rozar esos labios perfectos, padres hubiesen matado a sus hijos por poder acariciar esa larga y suave cabellera color oro, hermanos se hubiesen vuelto contra hermanos para sentir su piel.
- Cuando seas el señor de todo lo que nos rodea ¿no necesitaras una reina para que te acompañe y te cuide? ¿Para poder consolarte? ¿Para calentarte en las frías noches de invierno? ¿Quién pueda servirte en todos tus deseos? Dime, Loki ¿Acaso no soy hermosa?- Exclamó la Encantadora abriendo los brazos invitando al hermanastro de Thor a acudir a refugiarse en ellos.
En estos momentos era sin duda la mujer más hermosa de toda la creación. Para todos, la oferta serie irresistible, para todos, excepto para Loki.
El dios del engaño rompió a reír. Sus carcajadas asemejaban el escalofriante sonido de huesos secos crujiendo.
Con un gestó de su mano, la diosa sintió como una fuerza la arrastraba y la elevaba en al aire, hasta ponerse por encima de Loki.
- ¿Crees que tus trucos de fulana pueden hipnotizarme? Guárdalos para seres inferiores, Amora. Yo soy Loki.- Dijo el hijo de gigantes.
- No me rechaces, mi señor, conmigo a mi lado, te seria más sencillo finalizar con éxito tu campaña. Puedo servirte fielmente, cumplir todos tus deseos…- Pronunció las palabras con una dulzura que cualquier hombre se hubiese derretido al oírlas.
- Eres como una perra en celo, Encantadora.- Dijo en tono burlón.- Si tuviese tiempo, disfrutaría haciéndote sufrir por la interrupción a la que me he visto sometido, pero en recuerdo de antiguas alianzas, te dejaré marchar.
Con un nuevo gesto de una de sus manos, la hechicera se vio libre de la fuerza que la retenía, cayendo al suelo y quedándose en una posición de lo más humillante.
- Nadie rechaza a la Encantadora- Pensó la hermosa asgardiana.- Comprenderás que no hay irá más terrible que el de una mujer despechada.
Utilizando un sencillo sortilegio de transporte, la Encantadora desapareció de la estancia.
Los siervos volvieron a su estado normal y reanudaron su tarea.
- ¡Alimentad con más brío las llamas, perros inmundos!
Las llamas se erigieron más altas que nunca. -Si quieres algo funcione, es mejor hacerlo uno mismo- Pensó Loki.
Thor estaba recibiendo un fuerte correctivo por parte de Magni. El dios del trueno había depositado parte de su poder en su martillo, y sus fuerzas estaban claramente disminuidas.
- Has cometido un error fatal y lo pagaras con tu vida.- Dijo Magni asestándole un golpe con su maza.
Thor se defendió agarrándole de los jirones de capa que aún mantenía Magni, y lanzándole contra un grupo de rocas.
- No te será tan sencillo acabar conmigo.- Dijo Thor limpiándose la sangre de su rostro con la mano.
Algo golpeó levemente su pie, bajo la vista y deseo inmediatamente no haberlo hecho.
Al lado de su bota se encontraba una cabeza decapitada. La expresión de su rostro muerto era un tremendo dolor. Los ojos muertos de Dagda, señor del panteón celta le miraban acusadores.
- Un pequeño regalito, hermanastro.
Mucho había cambiado el aspecto de Loki desde la última vez que los ojos de Thor lo contemplaron. Su aspecto era más cercano al de un demonio surgido de un abismo sin nombre que el de un hombre.
- ¡Víbora! ¡La muerte del noble Dagda será vengada! ¡Lo juro por mi honor!- Dijo un enrabietado señor de Asgard.
- Esta vez es todo diferente. Yo saldré triunfante, Thor.- Dijo Loki esbozando una sonrisa de oreja a oreja.
El señor de las mentiras y dios del engaño desenvaino la Espada Negra. La espada rúnica se agitó, siseando y gimiendo hambrienta.
- Únete a mi, Magni ¡Y juntos acabaremos con mi odiado hermanastro!
El joven guerrero se posicionó al lado de Loki. Pudo notar la malignidad que desprendía el arma que portaba en sus manos el dios del engaño.
La Espada Negra saltó de su mano y se volvió contra Thor.
-¿Qué brujería es esta?
- Una que va más allá de tu limitada comprensión. Tu hora final ya ha llegado ¡Muere!
Thor esquivó las estocadas que desde el aire la espada rúnica le lanzaba, al tiempo que silbaba malévola y triunfante, atacando con una fuerza enloquecida. La hoja negra penetró la piel del dios del trueno y este sintió como parte de su fuerza era absorbida por la malévola espada.
- Aliméntate, pequeña, sacia tu hambre con la energía vital de Thor.- Dijo Loki para reír a carcajadas con una risa burlona que heló la sangre en las venas de Magni al escucharla.
                                                              

Sif se lanzó contra el olímpico, enarbolando su espada. En la mano del señor del Hades apareció una maza de guerra, con la que paró el golpe. Los ojos del olímpico brillaron con un resplandor a través de su casco,  y descargó un poderoso golpe que la asgardiana evito a duras penas.
Con rapidez, Sif lanzó el contraataque, moviendo la hoja de su espada y lanzando un estoque que se clavó en el antebrazo de Plutón. Este soltó un alarido de dolor y apartó de un manotazo a la diosa.
La sangre brotó del labio de Sif.- Es al menos tan fuerte como Thor- Pensó.
- Sangras.- Dijo Sif mirando la manchada punta de su espada.- Por lo tanto, también puedes morir.
- Pensaba ser generoso y no hacerte sufrir, pero ahora disfrutaré haciéndote daño, milady Sif.
- Inténtalo.- Dijo Sif sonriendo. “Milady”, el modo de decirlo le sonó familiar.
La maza del olímpico se levantó, trazando un arco e impactando en la espada de Sif, que uso para pararla y protegerse del impacto. Con un fuerte golpe, la hoja de la espada cedió y se partió en dos. Sin preocuparse de ello, la guerrera clavó el resto de la hoja que le quedaba en el costado del señor del Hades. Este gruñó de dolor y asestó un fuerte golpe que derribó a Sif.
- Te mataré con mis propias manos.
Aturdida, Sif no pudo evitar la descarga de golpes que vino a continuación. Sintió como sus huesos se quebraban y  rompían ante los poderosos puños de su enemigo, la sangre de la asgardiana manchaba los nudillos del dios olímpico, que parecía estar poseído por una furia incontrolable.
Sif tenía el rostro hinchado y ensangrentado, apenas se podría atisbar la belleza incomparable de la diosa. El señor tenebroso la levantó, sujetándola por el cuello. Uno de sus brazos colgaba inerte, roto por varios sitios. Sus piernas no le respondían.
Rodeado por incontables enemigos, Billy Rayos Beta movía su martillo encantado derribando a sus rivales sin demasiado esfuerzo. Entre la maraña de asgardianos y invasores pudo contemplar a la figura de Lady Sif levantado como un muñeco por el señor del Hades.
- ¡Sif!- Gritó Billy entre por encima del entrechocar del acero con el acero.
El alienígena se fue deshaciendo de quien se interpusiese entre él y la asgardiana.
Cuando estaba apunto de alcanzarlos, la figura acorazada del señor del Hades lanzó a Sif, como si hubiese perdido todo interés en ella. La forma en que cayó al suelo, inmóvil, como si fuese una rama rota alarmó a Billy que acudió a su lado. La cogió en sus brazos, y al verla más detenidamente fue como si una garra helada hubiese alcanzado su corazón.
Apenas respiraba, con su único ojo sanó miró a su amigo
- B-bill.- Dijo en un susurro.
Cerró el ojo y pareció dejar de respirar. De la garganta equina del alienígena salió un alarido desgarrador que resonó por cualquier rincón de Asgard y más allá. Era el lamentó de tristeza y dolor de un guerrero que había perdido a alguien amado. Un gritó que estremeció a todo aquel que lo escuchó, ya fuese amigo o enemigo.
Cegado por el dolor y la rabia, Billy Rayos Beta se abalanzó sobre el líder de las fuerzas invasoras y descargó la furia de su martillo sobre el dios olímpico. Tal era la fuerza y la rabia desencadenada en el ataque que el señor del Hades apenas pudo contenerlo. Billy Rayos Beta levantó a Destructor de Tormentas y el arma brilló de tal manera que todo aquel que estuviese cerca tuvo que cerrar los ojos para no quedar cegado. Sin ninguna contemplación, descargó un golpe tal que el sonido del impacto se escuchó por todo el campo de batalla.
Debido al golpe, el yelmo de la armadura del señor del Hades se había roto, dejando ver el rostro que ocultaba en su interior.
Bill no daba crédito a lo que estaba contemplando. Hubiese deseado poder arrancárselos para no ser testigo del horror que estaba viendo.
Aunque llevaba la cabeza y la cara totalmente afeitada, reconocía perfectamente el rostro que tenía ante él.
- ¡¡Hércules!!
Aprovechando la distracción de Bill, de los dedos de sus manos surgieron haces de energía conmocionadora que golpearon al alienígena.
- Ese nombre que pronuncias no significa nada para mí. Ahora y siempre soy el señor del Hades. Contempla el final de Asgard, extranjero.
Nuevos portales se habían formado, saliendo de  ellos nuevas legiones de soldados que de inmediato comenzaron a atacar a los defensores de Asgard.
- ¡Vil traidor!- Gritó Billy Rayos Beta al tiempo que lanzaba un martillazo al olímpico, que solo golpeó aire, ya que su forma comenzaba a volverse transparente y a desaparecer.
- Conserva tus fuerzas, guerrero, las necesitaras.
Después de desaparecer su enemigo, y ajeno a la sangrienta batalla que se estaba librando a su alrededor, Billy volvió su atención hacía la caída Sif. A su lado se encontraba un entristecido Heimdall, que abrazaba el cuerpo de su hermana.
De repente, los ojos del guardián del puente del arco iris se abrieron.
- ¡Su corazón late! Débilmente, pero late ¡aún vive!- Exclamó Heimdall.
Billy se sintió reconfortado. Con los cuidados adecuados, puede que sobreviviese.
Aún así, puede que ninguno de ellos lo hiciese. Los refuerzos del Hades habían caído sobre los guerreros de Asgard y era cuestión de tiempo que cayesen.
Se comenzaron a escuchar el sonido de unos cuernos de batalla.
- Eso no son cuernos asgardianos.- Dijo Heimdall.
Como salidos de la nada, un furioso ejército cayó como un rayo sobre los invasores.
¡Eran los trolls! Con Ulik a su mando, habían acudido al rescate de sus ahora nuevos aliados. (8)
- ¡No tengáis piedad!- Gritaba Ulik el Troll.- Que esos bastardos sepan que no solo tendrán que enfrentarse a diosecillos si quieren arrasar Asgard.
Los trolls, enarbolando sus grandes mazas y martillos de guerra, causaban estragos entre las filas del Hades. Después de la sorpresa inicial, los asgardianos dejaron atrás igualmente las viejas rencillas y se unieron a la batalla.
- Nunca pensé que me alegraría de ver tu feo rostro, Ulik.- Dijo Heimdall.
Ulik aplastó el cráneo a dos guerreros y después se acercó a donde se encontraban Heimdall y Bill, junto al cuerpo inconsciente de Sif.
- Mejor el enemigo conocido que el enemigo por conocer.- Dijo el rey de los trolls.
- Heimdall, te dejo al mando de las tropas de Asgard, voy a llevar a Sif a para que intenten curar sus graves heridas.- Dijo Billy cogiendo en brazos a la diosa guerrera.
El alienígena hizo girar su martillo de uru y desapareció en un vórtice de energía.
- Demostremos a esas víboras quienes somos.- Dijo Heimdall sujetando con fuerza su espada y su escudo.
- Después de ti.- Dijo Ulik con una leve sombra de sonrisa en su pétreo rostro.
Los dos guerreros, asgardiano y troll se zambulleron en la batalla que seguía librándose.
                                                              

La Espada Negra regresó a la mano de Loki. Había decidido que alargaría su sufrimiento, negándole una muerte rápida e indolora. Mucho tiempo esperó este momento, para malgastarlo así. Quería degustarlo y le haría sufrir como nunca antes.

Un malherido dios del trueno se resistía a caer. Debilitado por sus heridas y por haber cedido la mitad de sus fuerzas para ayudar a sus camaradas Vengadores, no era un rival de entidad para el señor de la mentira y Magni.
- Aunque todo este en mi contra. Por desesperada que sea mi causa… ¡JAMÁS ME RENDIRÉ NI CEDERE A LA DESESPERACIÓN! Caeré luchando como un guerrero ¡por el honor y la gloria de Asgard!- Exclamó Thor apretando sus puños.
- ¿Asgard? En estos momentos el reino dorado debe de estar en llamas. No hay esperanza para los dioses, ni para ti, hermano.
Con un gruñido de rabia, Thor se movió con rapidez y velocidad, pillando por sorpresa a Loki, mientras este se regodeaba en la humillación del dios del trueno, aferró su cuello con todas sus fuerzas y lo levantó del suelo.
Los ojos de Loki brillaron y Thor sintió como una fuerza le apartaba con violencia.
- Has colmado mi paciencia, Thor. Te has atrevido a poner tus sucias manos encima mío ¡Ahora sabrás lo que es el poder de Loki!
La energía mística crepitó y chisporroteo, surgiendo llamas de las manos acabadas en afiladas garras. El fuego místico azotó con fuerza el cuerpo de Thor, que dolorido,  inclinó una rodilla.
- ¡Te arrancaré la piel de los huesos! ¡Te dejaré convertido en un amasijo de carne sanguinolenta! Pero no morirás, suplicaras, aullaras de dolor mientras te torturo ¡desearas la muerte y rezaras para que yo te la conceda!- Gritaba Loki con ojos enloquecidos sin dejar de lanzar su fuego místico contra el dios del trueno.
Thor observó, entre las llamas, como se formaba un diminuto portal detrás de sus enemigos y extendió su mano.
Mjolnir los golpeó con la furia de una tormenta, derribándolos con dureza. El señor de Asgard pudo escuchar una voz que dijo- ¡Gracias! Mientras su martillo encantado regresaba a su mano. (9)
Se escuchó el sonido de un trueno ensordecedor. La atmósfera pareció cobrar vida mientras el aire se cargaba de energía eléctrica.
- ¡Vuelvo a estar completo! ¡Ahora caeréis ante el justo castigo de Thor, señor de Asgard, dios del trueno y amo de la tormenta!
Thor hizo girar Mjolnir con mucha fuerza y este empezó a brillar con un fulgor dorado, el martillo de uru salió despedido de la mano de su amo e impacto contra Loki, haciendo desaparecer la figura del dios del engaño entre estelas de energía.
De entre la nube de humo, salió Loki, con el rostro descompuesto por la ira.
La Espada Negra volvía a estar en su mano y la enarbolaba señalando al dios del trueno.
- Esta espada rúnica fue forjada para matar a dioses por un poder superior al del mismismo Odín. Es momento de que caigas ante su fría hoja, como cayó antes el señor de Avalón.
Estas palabras solo enfurecieron aún más a Thor, que sujetando con fuerza su fiel martillo cargó contra su viejo enemigo. Mjolnir y la Espada Negra chocaron, saltando chispas y una luz tal que todos los que se encontraban en las cercanías tuvieron que apartar la vista. Tan increíblemente poderoso fue el encuentro entre las dos armas, que las cumbres cercanas quedaron instantáneamente convertidas en polvo.
Magni abrió los ojos para observar el desenlace del choque y quedó estupefacto ante lo que contempló.
Los dos contendientes permanecían de pie, uno frente al otro, pero algo terrible  e impensable había sucedido.
- ¡Sangre de Odín! ¡Mjolnir no ha podido resistirlo! ¡Mi fiel martillo ha quedado destruido!
Loki rió triunfante. Sus escalofriantes carcajadas se pudieron escuchar más allá de los límites de los nueve mundos.

Continuará...

Próximo Número: ¡Continúa el Crepúsculo de los Dioses! ¿Cuál será la decisión de los Que están Arriba y en la Sombra? ¿Se recuperará Sif de sus graves heridas? ¿Podrá Thor derrotar a Loki sin su más preciada posesión? ¡Todo esto y mucho más en el siguiente número! ¡Nuff said!



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Referencias:
1 .- Misterioso personaje que ha aparecido en diversas ocasiones en la serie de Thor, para advertir de grandes amenazas.
2 .- Seres que ya salieron en la miniserie X-Men/Alpha Flight y en el Alpha Flight Vol. I #50 Usa. Además, acudieron a la ceremonia por la muerte de Odín en el Thor #1 de AT.
3 .- En la amenaza de Infinito y de Desak el Destructor de Panteones, ente otras.
4 .- Como podéis leer en el Vengadores#13 aquí mismo en At, escrito por Lobo Rojo.
5 .- Se vio en el número anterior.
6 .- Yggdrasil, (árbol de la vida) en la mitología nórdica es un fresno perenne cuyas raíces y ramas mantienen unidos los diferentes mundos: el Asgard, el Midgard, Hel, etc. De su raíz emana la fuente que llena el pozo del conocimiento, custodiado por Mimir.
7 .- De nuevo el Vengadores #13, ¡a que esperas para leerlo!
8 .- Ulik es rey de los trolls tras la muerte de Geirrodur, en el Thor#9
9 .- Otra vez el Vengadores #13, ¿Aún no lo has leído, insensato?

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