Thor Señor de Asgard nº07


Título: Ecos del Pasado
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Jordi Bayarri
Publicado en: Mayo 2006

Brighid atormentada por extrañas pesadillas. Sif y sus hombres luchando por su vida contra los trolls de Ulik. Thor recibiendo una inesperada visita en la corte de Asgard. Y Loki observando con una maléfica sonrisa como todos sus planes empiezan a dar sus frutos...

“Ha tenido muchos nombres. Vingthor el lanzador, el hijo de la larga barba y enemigo de Hrodr. En su hogar ancestral Hymir le conoce como Veur. Compañero del infeliz Hrungnir le han llamado algunos. Al este del Elvigar, en tierra de gigantes, susurran el nombre de Hloriddi. Su padre le llamaba hijo. Su madre, querido. Y bajo las bóvedas celestes es Thor Odinson, dios del trueno, temor de Jormungand.”
Creado por Stan Lee & Jack Kirby


Resumen de lo publicado: Intentando buscar pruebas que llevar al concilio de los dioses, para demostrar que una gran amenaza esta por llegar, Thor, acompañado del señor de Atlantis, Namor, se sumerge en las profundidades marinas en busca de una ciudad acuática como la que vio en la visión que tuvo al ponerse la runa de Odín. En las más profundas fosas abismales, hayan una ciudad muy antigua y con arquitectura no humana. Allí encuentran a una raza anfibia hostil, tras enfrentarse a ellos, Thor encuentra un espejo místico en el que ve cosas horribles e innombrables. Thor se lo lleva, convencido de que puede convencer al concilio y destruye la ciudad.
Al mismo tiempo, Sif y un grupo de guerreros llegan a la ciudad de Hrolf, donde encuentran que toda la población ha sido asesinada por trolls, tras investigar, descubren en un valle, un ejercito de trolls acampado, preparado para marchar sobre la capital del reino dorado. Cuando se están marchando de allí, son descubiertos por un grupo de ellos, incluido por Ulik, el más terrible de todos los trolls.

La música sonaba muy alta, alrededor de un montículo con extrañas inscripciones, bailaban varias personas con el rostro cubierto con máscaras que semejaban distintos animales. Con un gesto, le invitaban a unirse a la celebración, fuese cual fuese. Ella se dejo llevar de la mano de uno de ellos, y empezó a danzar ante las llamas de la fogata, ganándose los vítores y los gritos de sus compañeros.


El ritmo de la danza fue haciéndose cada vez más intenso. Más sensual, más animal, las inhibiciones se fueron quedándose atrás, la diversión, la danza ante ese ídolo sin nombre era lo único que realmente le importaba. Una mano se posó en su hombro desnudo. Una de las figuras se quitó la máscara que llevaba, la de un lobo, descubriendo su rostro. Para su sorpresa, era el bello rostro de una mujer y no el de un rudo hombre. Los hermosos ojos azules de la mujer le miraron, y ella pareció perderse en ellos...
En ese momento, Brighid despertó en la alcoba real del palacio de Asgard. Lo primero que hizo, fue buscar con la mirada a Thor, pero su esposo ya se había marchado, ocupado con asuntos de estado, sin duda.
La diosa miró su reflejo en el espejo. Tenía aspecto algo cansado. Llevaba días con los mismos sueños que se repetían una y otra vez. Si tenían algún significado, no alcanzaba a vislumbrar cual era.
Se vistió con las ropas apropiadas, sin llamar a las doncellas a su cargo. Aún no se había acostumbrado del todo a su nuevo papel como reina de Asgard, y el tener a tanta gente detrás suyo intentando agradarle y satisfacer todos sus deseos, no era algo fácil de asimilar.
Sus días en los bosques de Avalón, parecían lejanos. A veces echaba de menos a sus hermanos y hermanas, a su gente. Sin embargo, el afecto y cariño que le procesaba su esposo, era un bálsamo para todas sus añoranzas.
                                                             


-¿Y bien, visir? ¿han descubierto algo vuestro grupo de alquimistas y magos?
El anciano negó con la cabeza.
- El artefacto que trajisteis, es un misterio para los más sabios del reino, milord.
Thor estaba contrariado, aunque no era con su fiel visir ni con el consejo de magos de la corte, si no consigo mismo. El espejo que trajo de la sima de Akonatra (1) no había dejado ver nada fuera de lo normal desde las imágenes de locura que le mostró en la ciudad sumergida. No difería demasiado de cualquier espejo normal desde entonces. ¿Acaso el artefacto ya había perdido su poder? Si era así, no le servía para nada.
- Seguid estudiándolo, visir,  aquí debe de haber algo que se nos escapa.- Dijo Thor mientras le hacía un gesto a Thialfi para que se acercase.
- Tengo una misión para ti, amigo mío.
En otra parte del palacio.
- ¡Aquí también hay para vosotros, bellas damas!
- Me parece, que como de costumbre, solo tienen ojos para Fandral, amigo Volstagg.- Comentó Hogun
-¡Cuéntanos tus grandes gestas, noble Fandral!
- Después, bellezas, ahora tenemos asuntos que atender.- Dijo Fandral sonriendo ante la docena de hermosas mujeres que le rodeaban.
- Me siento rejuvenecer al ver tanta joven hermosa junta.- Dice Tiwaz.
- Será mejor que nos presentemos a Thor.- Apuntó Hogun.
- El deber me reclama, bellezas.- Dijo Fandral mientras les lanzaba un beso a las hermosas jóvenes que iban detrás de él.
Caminaron, hasta llegar a las puertas de la sala del trono, custodiada por dos leales guardias.
- Solicitamos audiencia con el señor de Asgard.- Dijo Fandral.
- Lord Thor ha solicitado que no se le moleste.- Dijo el guardia sin apenas inmutarse.
- Tenemos asuntos importantes que tratar, jovenzuelo, en cuanto sepa que los Tres Guerreros han venido, nos recibirá.
- Nuestras ordenes son claras. Lord Thor no puede ser molestado.
- No tenemos tiempo que perder.- Dijo Tiwaz y con una vitalidad asombrosa para alguien de su edad, apartó a los dos guardias y abrió las puertas de la sala.
- ¿Quién osa irrumpir en la sala del trono del señor de Asgard?- Dijo Thor en voz alta.
- ¿Qué quien osa?  Emergí del hielo de Niffleheim, con el tiempo me llamaron Buri,  el primer asgardiano, en las albores de la humanidad me llamaron el tosco rey gris o el hombre gris, tu padre me llamaba abuelo, ¡y tu me conociste como Tiwaz!
Todos en la sala abrieron los ojos asombrados ante la afirmación del gigantesco anciano. De inmediato todos se arrodillaron ante de quien descendía todo el pueblo de Asgard.
- Levantaos, los tiempos en que se me rendía pleitesía ya pasaron, ahora le debéis obediencia a Thor.
- Mil perdones, excelencia, nosotros no podíamos imaginar...
- No hay nada que perdonar, Fandral, fuisteis unos magníficos compañeros de viaje.
Thor se acercó a Tiwaz. El estar ante su bisabuelo, al que creía desaparecido le había dejado paralizado. Tiempo atrás le conoció con el nombre de Tiwaz, cuando tras quedar sepultado por un alud de nieve, fue rescatado por él y obligado a combatir cada día e intentar vencerle, y mientras iban pasando los días, le ayudo a superar la perdida de Odín, que pareció morir tras caer junto a Surtur por un abismo (2). Nunca llegó a saber quien era realmente, hasta este momento.
- Mi señor, todo el tiempo que pase con vos, y nunca imagine quien podríais ser realmente(3). Debéis saber que me ayudasteis enormemente a superar la perdida de mi padre en aquellos momentos, aquella vez no pereció realmente, ahora, sin embargo...
Tiwaz le puso una de sus enormes manos en el hombro del dios del trueno.
- Todos lamentamos la perdida de tu padre, pero no dudo de tu capacidad para gobernar este hermoso reino.
En ese momento, entraron a la sala, Brighid acompañada de Leir.
- Brighid, habéis llegado en el momento adecuado, tengo que presentarte a alguien.- Dijo Thor.
- Maese Tiwaz, os presento a Brighid, mi esposa.
Tiwaz se inclinó ante la diosa celta y le beso la mano que esta le extendió.
- Mis ojos no habían contemplado tan extraordinaria belleza en mis innumerables años de vida. Thor tiene suerte de tener a una esposa tan dulce y encantadora. Os deseo auguro una felicidad sin igual.
- Muchas gracias, milord.
- Llamadme solo Tiwaz, milady. Pertenecemos a la misma familia.
Leir levantó la ceja ante esa afirmación.
- Leir, te presento a mi bisabuelo Tiwaz.
- Un celta.- Dijo el anciano mientras lo miraba de arriba abajo. – Hubo un tiempo en que nuestros pueblos eran enemigos irreconciliables, me alegra ver que ya no es así.
- En efecto, ahora somos aliados, nuestras casas son una sola.
- Las noticias rara vez llegan desde mi hogar, al otro lado de Asgard.- Dijo risueño Tiwaz.
- ¿Y que os ha hecho salir de vuestro retiro, Tiwaz?
- Un gran mal que amenaza con engullirnos, Thor. Un antiguo mal al que combatí tiempo atrás...
                                                              

Magni abrió los ojos y notó que le dolía la cabeza terriblemente.
- ¿Te encuentras bien?
Una hermosa mujer, de cabello color ébano recogido en una larga trenza. La mujer mojaba un trapo en agua y se lo pasaba por la frente.
 Magni trato de incorporarse, pero ella le detuvo.
- No te puedes ir, estas malherido.
- ¿Quién eres tu? ¿Dónde estoy?
- Me llamo Einmyria, mi padre te encontró a ti y a tu hermano y os trajo aquí.
En ese momento se percató de que Modi, su hermano, se encontraba en una cama frente a la suya, parecía dormido.
- No recuerdo...
De repente, sin aviso, empezaron a lloverle fragmentos de imágenes, recuerdos que inundaban su mente. Veía a su aldea, ellos preparando el ciervo que habían cazado para la cena, cuando vieron un grupo de jinetes que se acercaron por el camino, su madre y varios vecinos se acercaron con curiosidad para recibirlos. Estos eran guerreros, sin mediar provocación empezaron a destrozarlo todo, lanzando antorchas a las cabañas, echando a la gente de sus casas para luego pasarlas por la espada, los que se resistían eran asesinados sin piedad, las mujeres eran violadas y los hombres muertos. Magni y su hermano Modi lucharon y fueron heridos en la batalla, fueron dados por muertos.
Desde el suelo, sobre un charco de sangre, pudo ver como su jefe, un guerrero de larga cabellera rubia, le cortaba el cuello a su madre y se reía a carcajadas viendo como esta agonizaba, era lo ultimo que pudo ver antes de caer inconsciente.
- Ahora lo recuerdo, mi madre, mis amigos, están muertos... . La lagrimas fluyeron por sus mejillas.
 Einmyria lo abrazó, ofreciéndole consuelo.
- Juro que no descansaremos hasta vengar sus muertes.
                                                              


La situación era desesperada, Sif, Einarr el rubio, el joven Styrmir y Grim estaban rodeados por guerreros trolls que les habían descubierto, por si fuera poco, acababa de aparecer Ulik, el más poderoso de los guerreros de su raza y enemigo jurado de Thor y todos los asgardianos.
Sif sujetaba con fuerza su espada y pensaba con rapidez. Tenían pocas opciones de salir vivos de allí, tenían alguna posibilidad de derrotar a algunos de ellos, pero la fuerza de Ulik rivalizaba con la de Thor antes de que este asumiera el manto de señor de Asgard.
- Vamos a mataros y a devorar vuestros cadáveres, probaremos el sabor de vuestra carne y sorberemos el tuétano de vuestros huesos.- Dijo uno de los trolls burlonamente.
- ¡Inténtalo, monstruo!- Gritó Styrmir mientras se lanzaba contra uno de los trolls.
- Styrmir ¡no!- Dijo Sif
El joven asgardiano golpeó contra la dura piel del gigantesco troll, su espada se quebró en varios pedazos ante la sorpresa de Styrmir, cuando el troll iba a golpear con su pesada maza al chico, el troll se tambaleo y cayó como fulminado, dejando ver la figura de Ulik.
¿Ulik nos ayuda?-Pensó Sif.
Mientras Ulik el troll se enfrentaba a varios de sus compañeros, Sif aprovecho para derribar a uno de los trolls, clavándole la punta de la espada en un ojo y llegando con su hoja al cerebro. Apartó al joven Styrmir del peligro y este pudo ver a la mejor guerrera de Asgard en acción. Por lo que contempló, las historias que se contaban de la diosa guerrera no hacían justicia a la pericia de Sif en el arte de la guerra.
La asgardiana se movía con una agilidad casi felina, moviendo la espada con una destreza sin igual, segando las vidas de sus enemigos, como la hoz segaba el trigo.
El efecto sorpresa de la traición de Ulik, hizo que los trolls estuviesen desorientados, así que no tardaron en imponerse.
Ulik se mantenía sobre los cadáveres de sus compañeros, cubierto con la sangre de sus hermanos de raza.
- Habla, Ulik ¿por qué has traicionado a tu pueblo? ¿Qué estas tramando?- Dijo Sif sin quitarle la vista de encima al peligroso troll.
- Ni tu ni tus amigos, ninguno de los mil veces malditos asgardianos me interesa, pero si me interesa al bienestar de mi pueblo.
- ¿A que te refieres?
- Esta campaña no puede salir bien, esta rebelión puede acabar con mi pueblo para siempre, borrarles de la faz de la tierra como si nunca hubiesen existido. A pesar de que penséis que somos como animales, no somos insensibles, asgardiana. Nos están manipulando, y no me gusta, ignoraron mis protestas, dejándose llevar por el odio que os procesamos, sin detenerse en las terribles consecuencias que puede tener para todos nosotros.
- ¿Quién a orquestado todo esto, Ulik?
- ¿Quién si no Loki seria capaz de algo así? Apareció con promesas, diciéndonos lo que queríamos escuchar, como un encantador de serpientes, usando las palabras precisas, el rey Geirrodur convenció a todos los líderes de las distintas tribus para ir a la guerra contra los dioses, sospecho que no es más que un muñeco y que el dios del engaño es quien maneja los hilos.
- ¿Por qué habríamos de creerte?- Preguntó Einarr el rubio.
- Estáis vivos, no he acabado con vosotros ¿acaso no es prueba suficiente?- Dijo Ulik mientras le sostenía la mirada al asgardiano.
Ulik podría ser un enemigo despiadado y salvaje, pero a su manera tenía honor. Ya les ayudo una vez,  tiempo atrás cuando se enfrentaron a Seth (4), veía la verdad en sus palabras. De momento, le seguirían el juego.
- ¿Qué es lo que propones, Ulik?- Dijo Sif.
- Os ayudare a llegar a la capital, y yo mismo hablaré con Thor, no quiero que mi pueblo perezca, haré lo que sea para que mi pueblo prevalezca, aunque tenga que combatir yo solo contra el mismísimo Loki.
- Vayamos en busca de nuestros compañeros, antes de que lleguen más trolls.
                                                              

"El hombre reina donde antaño reinaron Ellos, pero pronto Ellos reinaran donde ahora reina el hombre. Tras el invierno viene el verano, y tras el verano viene el invierno... esperan pacientes y confiados pues saben que volverán a reinar sobre la Tierra."
Esto es una vieja leyenda que se dice desde hace milenios.- Dijo Tiwaz, a su alrededor se encontraban
Thor, Brighid, Leir, los Tres Guerreros y el viejo visir, escuchando atentamente al anciano.
- ¿Y por que nunca la habíamos escuchado?- Comentó Thor.
- Las viejas historias se olvidan, y esta es una historia que casi nadie recuerda. En los inicios del mundo al que llamamos Midgard, los primeros habitantes no eran los humanos. Unos seres innombrables, horrores que parecían sacados de la peor de las pesadillas gobernaban. Su influencia fue poco a poco debilitándose con la llegada de los hombres, hasta que finalmente decidimos expulsarlos para siempre.
- ¿Quiénes erais?- Dijo Brighid.
- los dioses primigenios, los primeros dioses de los hombres. Juntamos nuestras fuerzas y combatimos contra ellos.
- Sería una gran batalla.- Dijo Thor.
- La batalla más grande que nadie ha contemplado jamás. Nuestro poder combinado apenas podía hacer frente al poder que estos seres ostentaban, finalmente conseguimos confinar en los confines de nuestra realidad. Algunos de ellos consiguieron escapar, ocultándose en las profundidades de la tierra o en el fondo de los océanos, pero su poder quedo ampliamente disminuido y no eran una amenaza. Aún así, muchos siguieron teniendo cultos y influencia entre los hombres durante todo este tiempo, esperando el momento en el que volverían para dominar de nuevo el mundo y este plano de existencia.
- ¿Cuál era su origen? ¿ de donde procedían?- Preguntó Fandral intrigado.
- Nadie lo sabe con certeza, algunos afirmaban que no procedían de esta realidad, otros que ellos eran los verdaderos habitantes de Midgard y los humanos solo unos molestos invasores. Ignoro si alguna de ellas es verdad, solo os puedo decir, que eran tan extraños a nosotros que sus motivaciones y deseos es probable que nos resultasen incomprensibles para nuestras mentes. Los llamaban dioses arcanos o dioses arquetipos. Son seres poderosos, antiguos, muy antiguos, quizás más que nadie y ahora quieren volver y esta vez, ignoro si seremos capaces de detenerlos.
Las viejas barreras se debilitan y si no hacemos algo pronto, estaremos perdidos,
- ¿Cómo sabes que están tan próximos?- Dijo Thor.
- Ellos saben que mi existencia es una amenaza para ellos, han enviado varios siervos menores para intentar acabar conmigo.
- Damos fe de ello, uno de esos siervos nos atacó durante nuestro viaje.- Apuntó Hogun.
- Algunos de ellos no te serán desconocidos, Thor, Set, el padre de las serpientes, era uno de ellos y no era el más poderoso entre los dioses arcanos.
- ¡Gran Ymir!- Exclamó Thor. En el pasado, había combatido con el dios Set y era un enemigo casi invencible. ¿Cuan poderoso debía ser el enemigo para que su poder empequeñeciese al del dios serpiente?
- Como ves, el peligro para nuestra realidad es mayor de lo que podías imaginar.
- Es necesario que convoquemos un nuevo concilio de dioses, todo esto que nos has contado debe de llegar a oídos del resto de patriarcas de los dioses. Tenemos que convencerlos para unirnos bajo una misma bandera y trazar planes para detener a este nuevo y mortal enemigo.
-Estoy de acuerdo, Thor. Pero antes, hay algo que tendríamos que hacer.
- ¿A que te refieres?
- Tenemos que buscar a alguien que nos será de gran ayuda.

                                                           

Ottar el viejo no daba crédito a lo que veían sus ojos. Por el camino venían Sif y sus compañeros y con ellos iba un troll y no un troll cualquiera, si no el más sanguinario y mortal de ellos, el llamado Ulik.
- Lady Sif ¿Qué es lo que?
- Calmaos, Ulik esta con nosotros.
- ¿Qué? ¿ha visto lo que han hecho esos trolls en esta ciudad? Es...
- Silencio, Niord, deja que lady Sif se explique.- Dijo Ottar el viejo.
- Ulik nos ha salvado, se enfrentó a sus hermanos trolls para ayudarnos, yo respondo por él.
El rudo rostro del troll levantó una ceja ante las palabras de la asgardiana.
- Un inmenso ejercito de trolls acampa en el valle, tenemos que avisar a Asgard antes de que sea demasiado tarde. Ulik nos ha dicho que Loki esta detrás de todo esto.
- Loki, maldito sea su nombre ¿no dejara de manchar nuestro honor con sus fechorías?- Niord.
Sif observó como las piras funerarias con los cadáveres de las victimas del ataque del ejercito de trolls. Mientras miraba los restos humeantes, se prometió a si misma que toda esta gente obtendría su venganza, aunque fuese lo último que hiciese en esta vida.
- Debemos marcharnos ya, mi gente no tardara en venir aquí.- Dijo Ulik.
Una ráfaga de viento pasó cerca de ellos y como aparecido de la nada, vieron a un asgardiano.
- ¡Thialfi! ¿Qué haces aquí? –preguntó Sif. Thialfi era el asgardiano más veloz, con el don de la velocidad, y Thor, al igual que Odín anteriormente, lo solía usar como mensajero de los dioses.
- Lady Sif, Lord Thor me ha enviado a la ciudad para ver como ... – En ese momento, el asgardiano se percató de la situación de la ciudad, arrasada por la furia de los trolls, y se fijó en Ulik.
- ¡Tú! ¡maldito!- Gritó mientras echaba mano de su espada.
- ¡No! ¡esta con nosotros! Tienes que escucharme, debes de llevar un mensaje urgente a la capital.
Loki ha conseguido que todas las tribus y razas trolls de unan en una sola y marchan con un ejercito muy numeroso hacía allí.
- ¡Por Odín! ¡No podemos permitirlo!
- Exacto, tenéis que avisar para que preparen las defensas y las tropas de la ciudad.
- ¿Y usted, milady?
- Ulik nos guiara por una ruta segura para llegar allí. Tu eres más veloz que el rayo, Thialfi, tu eres el único capaz de llevar el mensaje a tiempo.
El mensajero, miró con desaprobación al troll, para después volver su atención a Sif.
- Os deseo mucha suerte, espero que nos veamos de nuevo en breve tiempo.
Y dicho esto, pareció desaparecer, lo que significaba que había comenzado a correr a una velocidad que ningún ojo podía captar.
La necesitaremos- Pensó Sif.
- Pongámonos en marcha.



En una sala de su fortaleza, Loki permanece sentado con los ojos cerrados, completamente inmóvil, como una estatua.
De improviso, abrió los ojos, que brillaban con un fulgor rojo. Extendió una de sus manos, acabadas en uñas largas y afiladas, como garras. Se levantó y se acercó a un estanque de aguas oscuras y turbias y tocó levemente la superficie del agua, las aguas se empezaron a mover y una imagen se comenzó a formar, la imagen de una joven intubada y convaleciente en la cama de un hospital.
A su lado, el cuerpo musculoso y poderoso del semidios llamado Hércules, príncipe del poder. El olímpico sujetaba la mano de la joven, con cara de consternación y de pena. La angustia se reflejaba en la mirada de Hércules. La causa era la joven, cuyo corazón había robado al inmortal. La joven se moría, y esto llenaba de desesperación y angustia el héroe.
El señor de las mentiras sonrió complacido ante lo que estaba contemplando. Le resultaba de lo más interesante, y no solo por el placer de  ver al león del Olimpo sufrir y padecer. Decidió que había que tomar cartas en el asunto.
Esto le provoco un ataque de risa, una risa que se asemejaba más a un crujido de huesos putrefactos quebrándose que a unas carcajadas de un hombre o de un dios... (5)
                                                               

Roger entró en la tienda de antigüedades. Esta parecía desierta, no había ningún cliente o empleado a la vista. Se empezaba a arrepentir de haber aceptado la invitación. Sacó una tarjeta de uno de sus bolsillos. Gideon Marks anticuario rezaba la misma.
Estaba apunto de desistir y marcharse, cuando alguien salió de una habitación.
- Tu debes de ser Roger Willis.- Era un hombre de mediana edad, con una incipiente calvicie, con gafas, vestido con traje y corbata, aunque la chaqueta y la camisa estaba arrugada y la corbata no estaba bien puesta, como si se la hubiese puesto con prisas
- ¿Señor Marks?
- No, soy el profesor Ian Minfle.
- ¿Profesor?
- Efectivamente.- Dijo Minfle. No dejaba de mirar a un lado y a otro, como si esperase que apareciese alguien en cualquier momento, grandes gotas de sudor le resbalaban por la frente.- Si me acompaña, le presentare a Marks y los otros.
¿Los otros? ¿Dónde se había metido? Movió la cabeza negativamente. Ya era demasiado tarde para echarse atrás.
Acompaño a Minfle por unas escaleras que descendían hacía algún tipo de sótano. Su sorpresa fue grande al ver una puerta de acero reforzado, con una combinación especial que parecía conocer el profesor. La puerta blindada se abrió y se cerró tras pasar ellos.
Caminaron por una serie de pasillos, llenos de puertas y más pasillos, así como de algunas escaleras que bajaban aún más.
- Esto tiene que costar una pasta- Pensó Roger.
Finalmente llegaron a una sala, parecida a un salón. Estaba decorada con muebles y cuadros bastante antiguos, así como una colección de fotografías, donde Roger pudo ver a una serie de personajes a cual más curioso y extraño. Alrededor de una mesa, había cuatro personas. Un anciano, con rasgos de indio americano, le miraba fijamente con los brazos cruzados. Una joven, de una gran belleza, con un cabello rubio y largo y con una joya que llevaba en el cuello, una piedra roja como la sangre, limpiaba un rifle sin parecer haberse percatado de su presencia. Un hombre de gran altura y corpulencia, con un turbante que denotaba su origen hindú le miraba en silencio. Y presidiendo la mesa, el personaje más extraño de todos. Una persona con ropas elegantes, pero con el rostro y todas las partes de su cuerpo que eran visibles bajo la ropa, cubiertos por vendas.
- Roger Willis, me alegro de que finalmente su curiosidad le haya hecho venir a conocernos.- Le dijo el hombre vendado.
- ¿Qué es todo este lugar? ¿Qué es lo que quieren de mi?
- Usted es un hombre distinto amigo mío, hecho de una pasta especial. Usted es de una familia que custodiaba un preciado objeto, un objeto maligno y antiguo que codiciaban fuerzas malignas. El objeto era el cofre de los antiguos inviernos, un artefacto místico de inconmensurable poder que finamente llevo a una guerra entre dioses y demonios aquí en la Tierra.(6)
- ¿Cómo saben todo eso?
- Roger, tu eres una persona especial, la clase de personas que la sociedad Theron Marks necesita ¿Qué me dirías si te dijéramos que algo mucho más grande que la guerra con el demonio Surtur que tu viviste  tiempo atrás se esta gestando en estos momentos?
Un escalofrío recorrió a Roger Willis. Pensó en que había días que era mejor no levantarse de la cama y este iba a ser uno de ellos.
                                                              
- Se trata de un antiguo dios. Su pueblo se extinguió hace mucho. Nadie lo adora. Nadie le recuerda.
Debió haber desaparecido hace mucho, porque los dioses desaparecen cuando no tienen adoradores, pero es demasiado testarudo para saber cuándo ha de morir. No en vano, de entre su pueblo surgió el mayor guerrero mortal que ha pisado Midgard en todas las eras. Un dios sombrío, rudo, de pocas palabras. Un dios que vive en lo alto de una montaña perpetuamente envuelta en nieblas.
- Jamás oí hablar de un dios semejante.
- Precisamente, Thor, él seria un gran aliado en la guerra que se avecina, lo conozco bien.
- Entonces, hazlo llamar de inmediato, Tiwaz.
El anciano estalló en estruendosas carcajadas.
- Él no me hará caso, mi tiempo ya paso, solo tu te ganarías su respecto, es tu tiempo, Thor.
- ¿Y cual es el nombre de ese dios?
- Su nombre es Crom(7), y era dios de un pueblo extinguido en los albores de la raza humana, en la época que se conoció como era hiborea,  se llamaban cimmerios y eran los mejores guerreros que han pisado alguna vez Midgard.
- ¡Jamás! ¡los mejores guerreros han sido y serán los celtas!- Dijo Leir con cara de pocos amigos.
- Quizás, pero por que no coincidieron en la misma época, amigo.
- ¿Él te acompaño en la batalla contra esos seres de pesadilla?- Dijo Thor, pensativo.
- Sin duda fue uno de los artífices de nuestra victoria. Era un dios guerrero sin igual.
- Cuesta pensar en un guerrero así y que nunca hayamos oído hablar de él.
- Thor, Crom es más antiguo que todos nosotros. Se mantiene vivo, sin adoradores, por pura fuerza de voluntad. Se dice que las almas de todos los cimmerios muertos en combate guardan las entradas a la montaña sombría, y ni la misma muerte se atreve a confrontar semejante ejército.
- Leyendas ridículas. Si están muertos, pertenecen a la muerte, no a su dios.
- Prueba a decirle eso a un cimmerio, Thor.
- Pronto averiguaremos si todas las leyendas son ciertas, sea, iré en busca de Crom y haré que se una a nosotros.
En ese momento, una estela de colores paso corriendo ante todos ellos.
Ante ellos apareció una persona que la mayoría reconoció de inmediato.
- ¡Thialfi! ¿has cumplido tu misión? ¿diste con lady Sif?
- Si, mi señor, lady Sif esta a salvo y viene de camino, pero me ha encomendado que os cuente las ultimas y funestas noticias.
Thor y los demás, escucharon atentamente lo que les contaba el joven dios.
- Sin duda son malas noticias. Las tribus troll unidas, y con un inmenso ejercito que pronto estará a las puertas de la ciudad. ¿Qué es lo que pretenderá mi hermanastro Loki con todo esto?
- Sospecho que es algo más que uno más de sus planes para apoderarse del trono de Asgard, algo me dice que Loki se ha aliado con nuestro enemigo y esto es más de lo que aparenta.
- Ese traidor... ¡Pues bien! ¡que vengan! Les enseñaremos lo que es enfrentarse a los ejércitos de Asgard.
- Aunque no parezca lo más lógico, el ir en busca de Crom debe de ser tu prioridad.
- ¿Como? ¿me pides que abandone a mi pueblo cuando un ejercito de viles criaturas se dirigen en estos momentos hacía aquí para acabar con nosotros?
- Piensa fríamente, Thor. Esto puede ser una maniobra de distracción de tu hermanastro, mientras tu te centras en los problemas locales de tu reino, Loki y el enemigo, siguen conspirando para tener éxito. Con Crom a nuestro lado, juntos pondremos en armas a todos los dioses terrestres y la guerra podrá ser ganada.
- Tiene sentido, amado. No puede ser una casualidad.- Dijo Brighid
- Decide pronto, tronador ¿te pondrás al mando de tus hombres para defender la ciudad o partirás en post del dios de la montaña?

Continuará...

¿Cuál será la decisión del señor de Asgard? Lo sabremos en el próximo número.


Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)

Referencias:
1 .- Como se pudo ver en el número anterior.
2 .- En la mítica saga de Surtur realizada por Walter Simonson.
3 .- En Thor#355 Usa del Vol.1
4 .- En la serie “Los Dioses Perdidos”
5 .- La continuación a esta escena la podréis ver en la serie de los Vengadores, aquí mismo en AT de la mano de Lobo Rojo.
6 .- En la mencionada Saga de Surtur.
7 .- Sí, estamos hablando del Crom que menciona continuamente Conan el Bárbaro ¿sorprendido?

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