Thor Señor de Asgard nº06


Título: La Búsqueda
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Daniel Castelló
Publicado en: Febrero 2006

El dios del trueno, acompañado de Namor, inicia una peligrosa búsqueda, mientras Lady Sif hace un trágico y peligrosos descubrimiento.

“Ha tenido muchos nombres. Vingthor el lanzador, el hijo de la larga barba y enemigo de Hrodr. En su hogar ancestral Hymir le conoce como Veur. Compañero del infeliz Hrungnir le han llamado algunos. Al este del Elvigar, en tierra de gigantes, susurran el nombre de Hloriddi. Su padre le llamaba hijo. Su madre, querido. Y bajo las bóvedas celestes es Thor Odinson, dios del trueno, temor de Jormungand.”
Stan Lee y Action Tales presentan
Creado por Stan Lee & Jack Kirby

El ciervo se alimentaba indiferente, sin percatarse de que estaba siendo observado.
Antes de que pudiese darse cuanta y escapase, una flecha voló rápidamente, derribándolo y cayendo el animal al suelo ya inerte.
- Nunca he visto nadie mejor con el arco que tu, Modi.
- Ni mis ojos han contemplado un brazo más fuerte que el tuyo, hermano. Será mejor que llevemos el ciervo a casa, madre estará preocupada.
Magni cargó el ciervo a sus espaldas y ambos hermanos caminaron hacía la aldea, riendo y bromeando entre ellos. Hasta que vieron a lo lejos una columna de humo.
Aceleraron el paso, rogando por no fuese demasiado tarde.
Cuando llegaron, contemplaron la desolación más absoluta. Todo estaba arrasado, el fuego había arrasado y quemado todas las cabañas, los cuerpos mutilados y muertos se amontonaban en todos lados. Modi se arrodilló y no pudo evitar que las lagrimas brotasen de sus ojos. Magni se acercó al cadáver de su madre y la abrazó desesperado, clamando una maldición al cielo.
Ambos sintieron una repentina debilidad, perdieron el sentido y se desplomaron en el suelo.
 De las llamas surgieron las dos esbeltas y hermosas formas de las hija de Loki,  Eisa y Einmyria.
- Padre estará contento.- Dijo Einmyria.
Eisa acaricio lentamente el rostro de Magni con sus dedos.
- Son hermosos ¿qué crees que planea padre para ellos?
- Desearan haber muerto con sus familiares.
                                                         


En una distante realidad, más allá del tiempo y el espacio, tiene lugar una reunión cuya importancia puede decidir el destino de la humanidad misma. En el vacío cósmico, flotaba una pequeña superficie de tierra y piedra, que servia de reunión a algunos de los seres más poderosos del cosmos. A un lado estaba un hombre, con ropajes similares a los que usaban en el antiguo Egipto, se apoyaba en su místico bastón, su porte y majestuosidad indicaban su naturaleza divina, no en vano era Osiris, del panteón egipcio, sentado en un rincón, se encontraba el representante de los dioses africanos, Buluku, dios del cielo y padre del vudú, flotando a varios metros del suelo, estaba con semblante serio Tezcatlipoca, de los dioses aztecas. Shiva, representante del triunvirato que formaba junto a los dioses hindú Brahma y Vishnu, parecía enojado por algún motivo, y mantenía cruzados sus cuatro brazos. El todopoderoso Zeus miraba tranquilamente al infinito.
dioses
Un portal de energía apareció súbitamente, anunciando la llegada de los últimos asistentes esta reunión cósmica.
- Perdonad por el retraso, hermanos celestiales.- Dijo Dagda.
- Esperaba que asistieran más señores de panteones...- Dijo Thor en voz baja al oído del dios celta.
- Muchos no suelen asistir regularmente, otros no habrán considerado tan importante esta reunión.
- El concilio de los dioses ha sido convocado ¿cuál es el motivo para ello?- Dijo Tezcatlipoca.
- Seamos corteses, hermanos, demos la bienvenida al nuevo señor de Asgard, que por primera vez tiene el honor de participar en el concilio.- Comentó Osiris, mientras saludaba al dios del trueno con la mano.
Los demás dioses hicieron una pequeña reverencia hacía el nuevo miembro del concilio.
Las miradas de Thor y Zeus se cruzaron, pero en ella se percibía que ninguno de los dos quería hacer referencia al altercado que hubo en el Olimpo no hace mucho (1)
-Hermanos míos, no tengo palabras para describir el honor que representa asistir a esta reunión. Me corazón os da las gracias a los que habéis venido. Yo he convocado este concilio, no para presentarme ante él, si no para advertir de una amenaza que nos pone en peligro a todos nosotros, así como al mundo de los mortales.
- ¿Cuál es el origen de tal amenaza? ¿es eso posible?- Preguntó profundamente intrigado Osiris.
- Un poder que empequeñece el nuestro, un enemigo mortal cuyo existencia escapa a nuestra comprensión, y al que no podemos vencer si nos unimos bajo una misma bandera, con nuestro poder unido quizás pod...
Una risa estridente interrumpió las palabras del señor de Asgard, pertenecía a Shiva.
- ¿Cómo osáis interrumpirle?- Exclamo malhumorado Dagda.
- Una alianza que ya habéis sellado el panteón celta y el asgardiano, uniendo vuestras fuerzas ¿no desafiáis al equilibrio de poder y quizás sois vosotros la amenaza a nuestros reinos?
- ¡Falso! ¡la alianza entre nuestros dos pueblos es solo la primera de muchas! Pretendíamos enseñar el camino al resto de pueblos para forjar una unión que nos permitiese vencer al enemigo. ¿No estarás aún furioso por la derrota que te infringí tiempo atrás, Shiva? (2)
- Solo conseguiste vencerme con trampas, dios del trueno, en otro combate no tendrás tanta suerte, te lo aseguro.- Dijo mientras sus cuatro brazos desenvainaban sendas espadas.
Una rayo cayó al suelo, iluminándolo todo.
- ¡¡Basta!! No estamos aquí para pelear entre nosotros. Las acusaciones de Shiva no se pueden tolerar en el concilio ¡te ruego que rectifiques o te enfrentaras a la ira de Zeus!
- Me disculpo si os he ofendido, aunque sigo teniendo mis reservas ante tal alianza.- Dijo Shiva sin dejar de mirar al asgardiano.
- Disculpas aceptadas.- Dijo Thor.
   - Por supuesto, yo no tengo recelos sobre la alianza de vuestros dos pueblos, sin embargo, si tal amenaza existe ¿no deberíamos protegernos nosotros y dejar a los mortales a su suerte? Hace mucho tiempo que la mayoría de nosotros no somos más que un recuerdo lejano del pasado,  nos hemos convertido en mitos y leyendas, los mortales ya no quieren saber nada de nosotros ¿por qué no hacerles caso y dejarles a su suerte? Si dividimos nuestras fuerzas ayudándoles, quizás perezcamos ambos.
- Tezcatlipoca, no puedo creer lo que estoy escuchando, tenemos un deber ante los humanos, durante eras les hemos guiado como un padre guía a un hijo, como padres suyos, no podemos ignorar el peligro que corren, solo por que ya no sientan interés en nosotros. Sería una temeridad y un deshonor dejar que mueran sin más solo para salvarnos.
- Estoy de acuerdo con lord Thor.- Dijo Zeus.
La mayoría del concilio asintió, excepto Shiva y Tezcatlipoca.
- Para que contempléis la magnitud del peligro que se avecina, usaré la runa de Odín, donde veréis el futuro que nos espera si nos quedamos de brazos cruzados sin hacer nada.
La piedra comenzó a brillar, y en la mente de todos los dioses presentes, comenzaron a desfilar imágenes de un horror como no alcanzaban a imaginar, todos vieron el funesto destino que se les tenia reservado (3)
 Tras terminar la visión,  un silencio invadió el lugar.
- ¿Y bien?- Preguntó Thor a el resto de miembros del concilio.
- Una visión horrenda, jamás mis ojos vieron tal obscenidad.- Dijo Osiris.
- Estoy de acuerdo, no podemos dar la espalda a semejante horror.- Apuntó Zeus.
El dios africano Buluku pidió la palabra.

- Es un peligro ha tener en cuenta, aún así, creo que debemos de saber más del origen de tan poderosa amenaza, si nos proporcionas más datos, es posible que  podamos valorar cuan peligroso es ese enemigo.
- Secundo la opinión de Buluku, se debería investigar esa amenaza, así que yo creo que la mejor opción es que lord Thor inicie una búsqueda como enviado del concilio para desentrañar su misterio.-
Comentó Osiris.
- Así lo haré, y cuando lo consiga, convocare otro concilio en el que espero estén la mayoría de señores de los panteones, para poder forjar un plan para hacer frente a este oscuro adversario.
- Así sea, se da por terminado el concilio.- Proclamó Dagda.
De inmediato, los dioses comenzaron a desaparecer, de regreso a sus hogares celestiales. Excepto Dagda, Zeus y Thor.
- No es lo que esperaba.- Dijo Thor cabizbajo.
- No debes tenerlo en cuenta, hijo de Odín, muchos son dioses que hace mucho tiempo que no visitan la Tierra y que se sienten seguros en sus reinos, no queriendo meterse en asuntos ajenos. Cuando se percaten de el verdadero peligro, acudirán raudos a nuestra llamada.
- Esperemos que no sea demasiado tarde.
                                                        


- ¿Crees que será peligroso, amado?- Dijo Brighid .
- No debes preocuparte, estaré bien.
Un guardia real entró en la sala del trono.
- Señor,  una persona que dice venir de parte de Neptuno  del olimpo solicita audiencia.
- ¡Que pase de inmediato!
El señor de Asgard reconoció enseguida a su inesperado invitado.
- ¡Namor!
- Saludos, dios del trueno. Neptuno ha solicitado que te ayude en tu empresa. Nadie mejor que yo para ayudarte a encontrar algo en los océanos terrestres. Aunque tengo mis propios asuntos que atender , los deseos del dios de los atlantes será atendido.
- Con tu ayuda, encontraremos lo que buscamos, no me cabe ninguna duda.
- ¿Es esta tu esposa? A mis oídos ha llegado la noticia de la buena nueva. Mis mejores deseos para vuestra nueva vida juntos.- Dijo Namor mientras le besaba la mano a Brighid.
- En efecto, Brighid  es mi reina, será mejor que nos pongamos en marcha.
El señor de Asgard hizo girar su martillo encantado y ambos se envolvieron en un vortice de energía que les hizo desaparecer.
La diosa celta se quedó sola con los guardias en la sala del trono. Se quedó mirando por los amplios ventanales, esperando que su esposo volviese pronto sano y salvo junto a ella.
Thor y el hijo vengador aparecieron volando sobre la superficie del océano pacifico.
- El sitio que buscamos es algún tipo de ciudad sumergida,  ciudades enormes, con una arquitectura  y unos materiales desconocidos para el hombre, construida por criaturas no humanas, unos seres acuáticos, cuyas formas eran vagamente antropoides. Se supone que hay muchas ciudades, pero una será más que suficiente.
- ¡Por el tridente de Neptuno! Esa descripción me es familiar. En el folklore de mi pueblo, se cuenta la historia de los shagoth, unas extrañas criaturas con las que se relacionó mi raza en sus primeros días. Eran mezquinos y crueles, y adoraban a dioses sin nombre. Según
cuentan las antiguas historias, residían en las más profundas fosas abismales de Akonatra. Siempre he creído que eran cuentos para asustar a los niños atlantes.
- Las viejas historias siempre tienen algo de verdad. Es un buen punto de partida para investigar. Guíame, con mi ayuda viajaremos más velozmente.
Frunció el ceño, pensando en que no necesitaba de su ayuda para llegar hasta allí, después pensó en que el dios del trueno era ahora rey y señor de Asgard y seguramente tenía razón.
Ambos se sumergieron en las heladas aguas oceánicas, bajando a gran velocidad. En su camino se cruzaron con muchos tipos de vida marina, que solo verían una estela que se internaba en las profundidades.
Un rato después, Namor le hizo un gesto para que se detuviese.
- Ya hemos llegado, esta es la región de Akonatra.
El asgardiano discernió unos enormes abismos que se adentrarían en los niveles más profundos del océano.
- Bajemos.- Dijo Thor. Que gracias a su poder, podía hablar y entender al atlante mientras estuviesen sumergidos.
 Descendieron por la inmensa fosa marina. Iluminados solo  por el resplandor que desprendía Mjolnir. La soledad de esta agua, donde no vieron rastro alguno de vida, solo era interrumpida por las dos figuras. Cuando ya pensaban que no se terminaría nunca, creyeron ver algo.
Unas colosales construcciones se alzaban desafiantes. Su tamaño era descomunal, Namor jamás había contemplado una ciudad como esa. Poseía columnas de piedra verde, inmensos monolitos de basalto negro, estatuas con formas inhumanas y monstruosas talladas con bajorrelieves. Superficies demasiado grandes y ángulos imposibles, la geometría de los edificios parecía casi errónea,
antinatural y distorsionada . Los dos se movían por la ciudad, incrédulos con lo que estaban viendo, nadaban por encima de los inmensos edificios y las enormes torres.
Decidieron adentrarse en un edificio con forma circular, parecido a una esfera. Llegaron a una parte del edificio que no estaba inundado, salieron caminando por unas antiguas escaleras. Estas acababan en una entrada que se asemejaba a una gran y monstruosa boca.
Caminan por pasadizos que probablemente nunca ha pisado un hombre anteriormente. Las paredes y el suelo parecen hechos de una sustancia azul verdosa.
- Que horrores esconderá este lugar.- Comentó Thor. – La maldad en este sitio esta tan presente que casi se puede tocar.
- ¿lo Notas tu también?- Dijo Namor.
- ¿A que te refieres?
- Nos observan, es posible que no veamos nada, pero es como si miles de ojos siguieran nuestros movimientos.
El asgardiano asintió en silencio. Era como si este lugar hubiese permanecido dormido durante mucho tiempo y ahora se hubiese despertado.
- Mira esto.- Dijo Namor.
Thor aumentó un poco el brillo de Mjolnir para que la iluminación mejorase y poder ver lo que le señalaba el atlante.
Era un inmenso mural, en él había dibujos y grabados de todo tipo. La mayoría eran símbolos que les eran extraños e incomprensibles. Los dibujos eran arcaicos, representaban a criaturas y seres no humanos. En algunos de los dibujos se veía como estaban con primitivos humanos, seguramente hombres prehistóricos, y como estos los adoraban y rendían tributo, sacrificando animales y hasta congéneres suyos para alimentarlos.
- Es increíble.
En otra serie de dibujos, se podía observar como algunos de estos seres procreaban con humanos, dando lugar a algún tipo de híbridos.
- Si interpreto bien el mural, estos seres y sus amos son muy anteriores al hombre.- Dijo Thor.
- Quizás los primeros habitantes de este mundo...- Apuntó Namor.
- Sigamos, tiene que haber mucho más por descubrir.
Tras pasar por en medio de dos columnas, observaron un brillo verdoso que procedía de una sala en la que no se habían fijado. Entraron en ella cautelosamente. Lo que vieron les dejo asombrados.
La sala estaba repleta de una especie de bolsa gelatinosa, que irradiaba un leve resplandor verde, que es lo que habían visto. Eran innumerables, tal vez miles.
El señor de Asgard se acercó a una, para examinarla mejor. Lo que vieron sus ojos fue algo inconcebible. Algo se movía dentro de la bolsa. Y no era humano. Parecía vagamente un bebe humano, pero si observaba atentamente se podía ver que eran criaturas similares a las que estaban en los dibujos del mural. Tenían las manos palmeadas, con dedos unidos por una membrana, su color era un verde grisáceo.
- Esto es aberrante, tenemos que hacer algo.
Antes de que Thor pudiese contestar a Namor. Se escucharon unas voces croantes y aullantes.
En la entrada de la sala, había seis criaturas, eran brillantes y resbaladizas, sus formas eran
Vagamente antropoides, su cabeza asemejaba a un pez, con ojos grandes y saltones, a los lados del cuello tenían agallas palpitantes. Llevaban largos tridentes de metal. Al ver que su hogar había sido invadido los seis abrieron sus grandes bocas y emitieron un sonido estridente que hizo que ambos se tuviesen que tapar los oídos.
Cuando terminaron, se abalanzaron sobre ellos.
- Esto pronto estará plagado de estas criaturas infernales.- Dijo Thor mientras lanzaba su martillo encantado, derribando a dos de ellos.
- ¡Imperius rex! –gritó Namor antes de lanzarse sobre las criaturas.
Aunque más fuertes que un hombre corriente, demostraron no ser rivales para el hijo vengador y soberano de Atlantis.
- Abrámonos paso.- Dijo Thor y lanzó su fiel martillo, derribando uno de los muros de la estancia.
- Thor, no podemos dejar que esos horrores nazcan.
Tras regresar Mjolnir a su mano, apuntó el martillo uru hacía la sala donde se incubaban las criaturas y un rayo de energía arrasó todo el lugar.
Abandonaron el lugar en llamas y observaron como el muro que Thor había destruido daba a un lugar medio inundado, del que sobresalía un edificio monstruoso de color negro.
- Será mejor que...
De las aguas que rodeaban el edificio surgió un gigantesco tentáculo que apresó al dios del trueno, y antes de que este pudiese reaccionar, era sumergido en las profundas y heladas aguas.
Namor hizo el gesto de lanzarse tras él, hasta que unas enormes zarpas palmeadas le agarraron y lo lanzaron contra el edificio negro, el impacto hizo que penetrase en su interior, derribando gran parte de su estructura. Aturdido, observó a una criatura de enorme tamaño, similar a las que les atacaron en la sala, pero mucho más grande. El ser rugió con rabia.
                                                              

- Ya estamos llegando.
Niord lo anuncio mientras oteaba las estructuras de la pequeña ciudad tras las empalizadas. La comitiva consistía en una docena de bravos guerreros bajo el mando de Sif. La guerrera era muy respetada por todos ellos y era un honor que los hubiese elegido para este viaje. La pequeña población de Hrolf era muy conocida por la calidad de sus pieles, varias veces al año desde la capital de Asgard se enviaba a comprar un generoso cargamento de pieles para la corte. Sif necesitaba salir de la ciudad, necesitaba libertad. Las paredes del palacio le oprimían, es posible que esta pequeña excursión la distraería y le ayudaría a aceptar su nueva situación.
- Espero que este Jora en la cantina, como hecho de menos a esa mujer.
- Ah, Ottar el viejo y su insuperable encanto. Ten cuidado o Jora acabara contigo, es una mujer muy fogosa.- Dijo Sif sonriendo.
Todos rieron por el comentario. Einarr el rubio hizo un gesto reclamando silencio.
- ¿Qué ocurre?- Preguntó Sif.
- ¿No escucháis algo?
- Nada.- Dijo  el joven Styrmir.
-Exacto. Nada. Deberíamos escuchar  los ruidos de la ciudad. El herrero templando armas, el bardo cantando una canción, los niños jugando y no se escucha nada.
- Einarr tiene razón. Ocurre algo. Preparad vuestras armas, estaremos con los ojos muy abiertos. Yo iré delante.
La doncella asgardiana espoleó su montura y encabezo la marcha. Las puertas de la ciudad estaban entreabiertas, pudieron ver que había señales de golpes en la misma. Atravesaron el umbral de la puerta y se adentraron en la ciudad. Los miembros del grupo ahogaron una exclamación al ver el macabro hallazgo. Los habitantes de Hrolf estaban desperdigados por todos lados. Hombres mujeres y niños yacían con amplias evidencias de que habían luchado hasta el ultimo instante. Las señales indicaban que el combate había sido muy violento y destructivo. Todo indicaba que el agresor solo podía ser uno.
- ¡Trolls!- Gritó Ottar el viejo.
- Esto es muy extraño, los trolls no suelen hacer ataques a este nivel, a veces hacen pequeñas incursiones, pero nunca con esta violencia.- Dijo Sif.
- Si han sido ellos, lo pagaran muy caro.- Dijo Niord conteniendo las lagrimas a duras penas, mientras llevaba el cadáver de una niña en brazos.
- Lo harán, pero antes tenemos que saber que ocurre. Einarr, Styrmir, Grim, acompañadme. Los demás, preparad los cuerpos para su viaje y que dos de vosotros vigilen desde lo alto de la torre, que no os pillen por sorpresa.
- Tened cuidado, lady Sif.- Dijo Ottar el viejo.
Los cuatro jinetes abandonaron la ciudad, Grim era un extraordinario rastreador, y encontró fácilmente un rastro, ya que los trolls no son precisamente cuidadosos y discretos. El rastro les llevaba a un valle cercano, dejaron los caballos en un claro y subieron con cuidado a una colina, para observar sin que nadie se percatase de ello.
- ¡Por la barba de Odín!- Exclamó Einarr.
Un inmenso ejercito tenía apostadas sus tropas a lo largo del valle. Parecía interminable, no veían el fin. Trolls de piedra, trolls de las cavernas, trolls de fuego, estaban todos mezclados y bien armados. Se veían fuego y fraguas, estaban preparándose para una gran batalla.
- Es increíble, nunca había visto tantos de ellos juntos.- Dijo Styrmir.
- Me temo que nadie lo ha hecho.- Dijo Sif con voz seria.
¿Qué podía haber hecho que se unieran todas las tribus? Normalmente tienen disputas internas y guerras entre los distintos clanes y tribus, sus rencillas y sus diferencias hacían de ellos un enemigo disperso y que en la mayoría de ocasiones no fueran una gran amenaza para el reino dorado. Si se habían unido, corrían un gran peligro. Tenían que avisar a la capital y preparar a los guerreros de Asgard para la inminente batalla.
- Salgamos de aquí, tenemos que volver con nuestros compañeros y volver a la capital.- Ordenó Sif.
                                                                       

El dios del trueno se hundía bajo las turbias aguas. El enorme y rugoso apéndice le atenazaba con una presión increíble. Pudo ver a la cosa que lo había apresado, un monstruoso ser cuya forma recordaba vagamente a un sapo, con largos tentáculos que salían de su cuerpo aparentemente al azar. Thor alzó su martillo y las aguas se iluminaron con la energía surgida de la poderosa arma del asgardiano. El monstruo soltó su presa, Thor se movió por las aguas, golpeando con violencia el rostro de la criatura, que cayó inconsciente.
Thor estaba apunto de subir a la superficie, cuando vio algo que le llamó la atención. Le pareció ver algo en el fondo. Se acercó y observó que había una entrada a lo que parecía una gruta.
Con mucha cautela, se adentró en el lugar. Las paredes y el suelo del interior estaban pintadas totalmente de negro, varias estatuas horrendas e inhumanas adornaban el lugar, con extraños símbolos arcanos dibujados en el suelo. En medio, un altar de piedra, con un símbolo estrellado y encima de él, un espejo cuadrado, con un marco de un metal similar al oro. Lo sujeto en sus manos, sintió una necesidad de mirar en el interior del cristal. Aparece la imagen de una niebla amarilla en movimiento, esta se dispersó y apareció una paisaje extraño, compuesto de rocas negras retorcidas, espiras y lagos aceitosos de color gris, donde se mueven enormes seres octopoides cuya forma corporal cambia y fluye, una nube de criaturas con alas mebranosas y varias patas articuladas aterrizaban y se unían a los seres octopoides.  Una enorme masa de la que surgieron infinidad de seudópodos, un insoportable y horrible rostro se hizo visible, y un par de enormes ojos lo contemplaban, sintió unos susurros que penetraban en su mente, una voz le hablaba en un idioma repulsivo y ininteligible.

  Apartó la mirada del cristal, con mucha dificultad, cuando volvió a mirar, los ojos y el rostro habían desaparecido. Sabiendo que el cristal era peligroso, se lo guardó, esto era lo que presentaría al concilio, mirando en el interior del cristal, sabrían realmente la naturaleza del enemigo.
El hombre submarino observó que la rotura de la estructura había revelado que en el interior había restos, cadáveres semi-devorados, cráneos amontonados uno encima de otro. Uno de los cadáveres que tenía al lado parecía un marinero, por su estado, no hacía demasiado que había fallecido.
La rabia se apoderó del hijo vengador y se encaró a la criatura de gran tamaño que acababa de golpearle. Se impulso e impacto en pleno pecho de su enemigo, este se revolvió de dolor, sin darle tregua, descargó dos poderosos golpes en la cabeza, este fue derribado y cayó con un estruendo debido a su enorme tamaño.
- Veo que no has necesitado de mi ayuda.
Namor le lanzó una mirada de reproche a Thor, indicándole que no necesitaba ninguna ayuda.
- Es hora de abandonar esta ciudad sin nombre, ya tengo lo que venía a buscar.
- No podemos dejar que estas criaturas merodeen por las aguas. Nadie estaría a salvo.
- Estas en lo cierto, márchate, Namor, yo me encargaré de que no hagan daño a nadie más.
El atlante estuvo apunto de decirle algo, pero finalmente inició el vuelo y salio rápidamente de allí.
 Thor cerró los ojos y se concentró. En su interior bullían fuerzas titánicas y poderosas, una energía y un poder divino que liberó, creando una onda de choque que destruyó como un castillo de naipes  la inmensa y antiquísima ciudad.
 
En la superficie de la fosa marina le esperaba Namor.
- Nadie se tendrá que preocupar más por ese horror.- Dijo Thor mientras pensaba que esto solo era la punta del iceberg.
- Se percibía en ese lugar una maldad como nunca sentí.- Dijo Namor mientras miraba al interior  de la fosa.
- Tienes mi agradecimiento y mi amistad eternas, Namor. Gracias por ayudarme en esta empresa.
Ambos se estrecharon la mano.
- No se merecen, dios del trueno, espero que realmente hayas encontrado lo que buscas. Yo debo volver a mis propios asuntos. Si alguna vez vuelves a necesitar mi ayuda, solo tienes que pedirla.
Sonriendo, Thor hizo girar velozmente a su martillo y desapareció en un estallido de energía.
Namor pensó en que seguramente, los problemas para el dios del trueno, no habrían acabado con la destrucción de esa ciudad perdida.
Se marchó nadando a gran velocidad, con el pensamiento de encontrar al demonio Sherkelen cuanto antes. (4)


                                                              

Sif y sus hombres, caminaban hacía la ciudad de Hrolf, mirando a todos lados, ya que el peligro se encontraba cercano. De repente, varias figuras aparecieron de ente los árboles. Eran trolls comunes, armados con pesadas mazas de combate.
- ¡Vendamos cara nuestra derrota!- Gritó Sif mientras alzaba su espada al cielo.
Los trolls se rieron, mientras se desplegaban para atacarles.
Se prepararon para la batalla, cuando escucharon algo pesado que había impactado detrás suyo, haciendo temblar levemente la tierra.
Un gritó se elevó entre los gruñidos de los trolls. Un enorme y desafiante troll se alzaba ante ellos.
 Sif lo reconoció enseguida. Era Ulik el troll, uno de los mayores enemigos del poderoso Thor.
- Ahora si que estamos perdidos.- Exclamo Einarr mirando a Sif y a sus compañeros.

Continuará...

Próximo Número:  ¡El ejercito de trolls amenaza al reino dorado! ¡El secreto de Tiwaz revelado! Thor tiene que tomar una difícil decisión, de nuevo Loki ¡Y mucho más!    
  
Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)

Referencias:
1 .- Ver Vengadores #07 en AT
2 .- Ver Thor vol.1 #301 USA
3 .- Como se vio en Thor, Señor de Asgard #02
4 .- Como se puede ver en la propia serie de Namor en AT.

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