Los Invasores nº11

Título: La ira de Arkón
Autor: Miguel Ángel Naharro
Portada: Sigmund Nemo
Publicado en: Noviembre 2005

Arkón viene en busca de Thundra ¡y nada podrá detener su furia incontrolable! Además la Antorcha junto al Escuadrón de Vencedores averigua más sobre la Tierra Nazi.
El primer grupo que lucho por la libertad durante la segunda guerra mundial. Un grupo que inspiró a generaciones de héroes. Ahora los héroes han decidido volver a primera línea.
Stan Lee y Action Tales presentan a
Creado por Roy Thomas, Sal Buscema y Frank Robbins


Resumen de lo publicado: Los Invasores detienen a las fuerzas de I.M.A. y a su líder Modok. Phestos se marcha con sus compañeros eternos. Jacqueline se recupera de sus heridas físicas y mentales en su mansión de Inglaterra y Union Jack se culpa por lo ocurrido. Iguana aparece en el apartamento del Capitán América y ambos hacen el amor, cuando Steve duerme, esta habla con alguien, diciendo que todo marcha según los planes.



- ¿Y se metió en tu cama? Hubiese pagado para ver tu cara.

- Ya ves, profe, estas cosas no pasaban en tu época.

profe

- Desde luego, aunque no creas que me hubiese importado...- Dijo con una sonrisa divertida el anciano.

El profesor Hunter y Joey estaban comiendo tranquilamente en un restaurante. Joey le había llamado y quedaron para comer y charlar un rato, lo hacían habitualmente, ya que eran antiguos compañeros(1)

Hunter se llenó la copa con vino y pego un pequeño sorbo.

- Pero no hemos venido a hablar aquí de cosas como esas, ¿verdad? Cuéntame lo que ocurrió.

- No hace mucho, al ver a Jacqueline herida por el Barón Sangre, me enfurecí como nunca lo había hecho y al hacerlo sentí de nuevo el pendragón en mí, solo duro unos minutos y luego desapareció sin dejar rastro. (2)

- Curioso. Muy curioso ¿un residuo de tu antiguo poder?

- Eso es lo primero que pensé, pero quería saber tu opinión.

- Mmm la verdad es que últimamente he notado una extraña sensación, como un presentimiento de que va a ocurrir algo, algo muy grande, no sé si tendrá que ver algo. ¿Cómo esta Jacqueline?

El semblante del rostro de Joey cambio al escuchar el nombre de la mujer que amaba.

- Esta descansando en Inglaterra, en su casa. Recuperándose de sus heridas

- Espero que se recuperé pronto.

De pronto, escucharon mucho ruido, parecían disparos.

- Hay un banco aquí al lado.- Dijo Joey

- Bien, me vendría bien un poco de ejercicio ¿te apuntas?

- Claro, profe, como en los viejos tiempos.

Fred esperaba en el coche con el motor encendido. Un sudor frío le caía por la frente. Se encontraba incomodo con el pasamontañas que le cubría el rostro, pero sobre todo con la incertidumbre de lo que estaba pasando dentro del banco, había escuchado disparos, pero no sabia si eran de sus compañeros o de la policía. Por fin vio salir a sus tres compañeros, corrían como almas que perseguía el diablo.

- ¿Qué ha ocurrido?

- ¡Calla y conduce! ¡sácanos de aquí cagando leches!

Fred apretó el acelerador y para su sorpresa el coche no se movió ni un centímetro.

- ¿Qué ocurre?

- ¡No lo sé!

- ¡Mirad! Hay alguien sujetando el coche!


Una figura, vestida con un traje con los colores rojo y blanco y con una capa al viento sujetaba con una mano la parte de atrás del coche.

Los atracadores saltaron del coche rápidamente. Albión soltó el coche sin apenas esfuerzo y se encaro a ellos.

- Jack, todo tuyos, yo me asegurare de que no escapa ninguno.

El héroe conocido como Union Jack saltó y de una doble patada derribó a dos de los atracadores. Uno de ellos empezó a disparar con su arma, el héroe abanderado esquivó con gran habilidad los disparos, y rápidamente, sacó su arma y disparó a su agresor, le rozó en la mano y este soltó su arma. El otro viéndose acorralado, le disparó a Albión, el héroe inglés no esquivo las balas, ya que estas rebotaban en su cuerpo. Alzó su mano y un haz de energía mística surgió de esta, derribando al sorprendido atracador.

- Ahí te has adornado, profe.

- Hacía mucho que Albión no salía a la luz, tengo que dar una imagen.- Dijo guiñándole un ojo a su compañero.


La calma y tranquilidad de la selva se vio truncada por algo que se desplazaba por una gran velocidad por entre los árboles. Se paró al lado de un claro, y silenciosamente, observó. Una enorme y hermosa pantera de color ébano descansaba tumbada en el suelo. El animal se despertó y gruño. La figura bajo del árbol con un salto casi felino.

Se miraron a los ojos. Se desafiaron mutuamente con la mirada. La pantera rugió y se lanzó hacía su rival, esta le agarró la mandíbula con las manos y ambos fueron rodando por el suelo, finalmente le soltó y se sentó a su lado.

- Lo has hecho bien, amiga.

- Tu también.

Zawadi, hija de Zawadi reconoció de inmediato la voz de T’Challa, hijo de T’Chaka, monarca de Wakanda y su señor y que en el resto del mundo conocían como Pantera Negra.


La joven wakandiana se arrodilló ante su rey. Zawadi no era una ciudadana corriente de este país africano, era una Dora Milaje o “adoradas”, una de las esposas rituales del rey de Wakanda, cada una de ellas era de una tribu distinta, al mantenerlas como potenciales esposas conservaba la paz entre las distintas tribus.

- Levántate, Zawadi.

- ¿Qué desea mi señor?

- Tengo una importante misión para ti, amada, que te llevara lejos de aquí, al mundo exterior.

¡El mundo exterior! Zawadi nunca había cruzado las fronteras de su país y tenía una gran curiosidad por todo lo que acontecía fuera de sus fronteras. Era probable que el monarca hubiese pensado en ella para esta misión por ese motivo.

- Estoy preparada, mi señor, no te defraudaré.


Desde las alturas del rascacielos, el ykraiano llamado Aarkus observaba la ciudad, a sus habitantes y como se movían y vivían. Algo tan cotidiano como la rutina diaria de los ciudadanos era motivo de curiosidad para el ser extradimensional.

- ¿Qué es lo que observas con tanta atención?

Al escuchar la voz de Laura, Aarkus perdió todo su interés en observar a los mortales de la ciudad y volvió toda su atención a la joven.

- La intensidad con la que viven sus breves vidas en este mundo. Dijo con una voz que le resultó muy fría e inexpresiva a Laura.

- ¿Nunca morirás?

- Moriré algún día, como todos. Sin embargo, la vida de los de mi raza es mucho más extensa que la de la tuya.

- ¿Cuentos años tienes?

- Según los cálculos de los hombres, debo de tener unos doscientos de vuestros años.

- ¡Doscientos años!

- Vosotros tenéis una vida más corta, por eso me resulta difícil entender del todo vuestra cultura y vuestro mundo.- Hizo una pausa y añadió- Muchas gracias por velar mi sueño de recuperación, no tenías por que, Laura Shane. (3)

- No fue nada, mi ángel guardián.

Ambos se abrazaron. La mayoría de mujeres habrían huido aterrorizadas al estar cerca de un ser tan distinto a un ser humano como Aarkus, pero Laura no temía a nada estando con él. Se sentía segura y protegida y sentía como si siempre hubiesen estado juntos. No alcanzaba a comprenderlo del todo, simplemente, se sentía bien a su lado y era lo que importaba realmente.

Sonó un móvil en el apartamento. Como sonó varias veces, finalmente se decidió a cogerlo.

- ¿Sí?

Berverly Williams pensó que se había equivocado de número. Era la voz de una mujer, no la voz de Steve Rogers.

- ¿Esta Steve Rogers? Soy Beverly Williams su editora.

- En este momento no esta, ¿quieres que le diga algo?

- No, es igual, dile que ya le volveré a llamar.

- De acuerdo, adiós.

Al colgar se sintió como una tonta ¿sería la novia de Steve? Nunca le habló de ninguna.

¿Y que pensabas? Se dijo- Alguien tan atractivo no podía estar solo en la vida. Durante estos meses pensó que le estaba empezando a atraer Steve. Seguramente era mejor dejarlo estar.

- ¿Quién era? Dijo Steve saliendo de la ducha.

- Una tal Beverly Williams. Ha dicho que ya te llamaría. Ha dicho que era tu editora ¿vuelves a dibujar?

- Sí, Rachel, pensé que era un buen momento de volver a tener vida privada.

Me tengo que vestir y marchar a la Hidrobase.

- Bien ¿me presentaras a tus compañeros?

- ¿Te vienes conmigo?

- Claro, ¿por que no? seguro que es divertido, además, siempre he querido hacer top-less en una playa artificial.- Dijo con una sonrisa pícara.


Jim Hammond llevaba varios días en el cuartel general del Escuadrón de Vencedores, pero aún no se había acostumbrado del todo a sus nuevos compañeros.

El mutante ruso llamado Coloso llevaba un enorme peso sobre sus hombros, unos pesados y delicados materiales para el laboratorio de Nathaniel Richards. Cruz de Hierro reparaba su armadura con ayuda de Ultrón. El ver que la mente de Hank Pym se encontraba atrapada en la carcasa metálica de uno de los mayores enemigos de los Vengadores era turbador. El eterno Gilgamesh observaba los monitores, viendo movimientos de tropas nazis.

- ¿Cómo lo llevas, amigo?

Era Bob Grayson, el héroe conocido como el Cruzado.

- Cuesta acostumbrarse, mi mundo es tan distinto de este. En él, ganamos la guerra y el régimen nazi solo es un recuerdo del pasado. Cuanto sufrimiento habréis visto, cuanta muerte...

- Sí... Han sido difíciles estos años, estas décadas. Demasiadas muertes, demasiada sangre.

- ¿Entonces vuestro Hitler esta vivo?

El Cruzado asintió con la cabeza. Jim recordaba perfectamente como fue en su mundo el final del tirano. Los Invasores se abrieron paso hasta el interior del búnker, bajo la cancillería del Reich, cuando encontraron al Führer, este intentó volar el lugar con todos dentro, él no tuvo más remedió que lanzarle una ráfaga de llamas para detenerle y murió envuelto en llamas.

- El Führer es inmortal y tiene un poder increíble.- Dijo Nathaniel uniéndose a la conversación.

- ¿Inmortal?

- Nadie sabe de que forma, pero se dice que hizo un pacto con un demonio o algún poder del más allá, este le hizo inmortal y le dio un tremendo poder, además de recursos suficientes para ganar la guerra y gobernar el mundo con mano de hierro todos estos años.

- Si encontramos la manera de que regrese a mi mundo, podría traer ayuda para combatir al eje.

- No te preocupes, estamos trabajando en ello, Antorcha, no te preocupes.

En otro lugar.

Los soldados dejaron pasó a una figura que se acercaba con paso firme al enorme ventanal. El Führer contemplaba la ciudad de Roma, en su rostro se adivinaba un odio y una crueldad inmensa.

- Señor.

Hitler se volvió hacía su subordinado, apenas se inmuto al ver el deforme y enfermizo rostro que tenía delante. Un rostro formado por retales de pieles cosidas entre sí.

- Hechicero. ¿Cómo van tus campañas en ese nuevo mundo? He tenido noticias que has tenido algunos problemas con uno de los grupos de superseres locales.

- Todo marcha según los planes, Führer. El grupo llamado los Defensores no son un problema importante (4), no tenéis que temer nada.

Los ojos de Hitler brillaron intensamente con un fulgor rojo mientras sonreía complacido.

- Ya es hora de que contactes con el jefe del Escuadrón Blitzstrasse, de que contactes con Jim Hammond.

- Como ordenéis mi Führer.


Valerie Cooper se tomaba una taza de café bien caliente mientras observaba distraída los monitores.


- ¿Te aburres?

Era Iguana. Hacía unas horas que había llegado junto al Capitán América. A Valerie no le hacía demasiada gracia que rondara por el complejo gente ajena al grupo, pero Steve confiaba en esta mujer, además de que eran antiguos amantes, y tal y como se miraban, estaba claro que estaban juntos de nuevo, así que de no le quedaba más remedio que permitirle acceso al lugar.

vas

- Un poco, para que te voy a engañar, ocuparse de la vigilancia del monitor no es que sea muy entretenido, preferiría estar viendo la tele, la verdad. ¿Un café?

- Sí, gracias.

- ¿Steve te ha dejado ya sola?- Dijo Val mientras llenaba una taza con café aún humeante.

- Se ha ido a entrenar un poco con Thundra en la sala de entrenamiento, ya estoy acostumbrada, durante bastante tiempo fui su compañera de aventuras.

- ¿Te quedaras mucho tiempo por aquí?

- Es posible, tenéis una bonita isla, es todo un paraíso.- Dijo ella con una sonrisa.

- Desde luego, es un gran cuartel general ¿has visto la playa?

- Apenas, solo cuando llegamos en la lancha.

- Pues no se hable más, te haré de improvisada guía turística.

Dentro de una habitación completamente llena de hielo, donde estalactitas y un aire helado, con unas tremendas temperaturas bajo cero. Solo el cuerpo de la criatura a la que llamaban Jack Frost podría resistir dentro de un lugar semejante. Solo necesitaba descansar durante un par de horas al día para recuperar fuerzas. Recordaba como vivía alejado del mundo en el ártico, allí era el amo y señor y allí seguiría de no haberse encontrado con su antiguo amigo y compañero el Capitán América. Recordaba como se reencontraron un tiempo atrás tras cincuenta años. El héroe abanderado buscaba a su compañero en ese momento, el Hombre-D y siguiendo su pista llego al ártico, allí se encontró con una monstruosa y gigantesca serpiente de hielo que se tragó al Capitán. En su interior encontró el cuerpo de Jack Frost, que revivió al entrar en contacto con el calor del cuerpo del vengador, ayudado por sus poderes, se abrieron paso hasta el exterior y salieron del leviatán. Allí, se enfrentaron al monstruo, pero viendo que no tenían ninguna posibilidad, se dejó engullir por la serpiente y la congeló desde dentro.(5)

Con el tiempo, pudo liberarse de la criatura y vagó por la helada tierra, hasta que se refugió en unas cavernas heladas. Allí lo encontró su antiguo camarada. Recordaba perfectamente la conversación que mantuvieron.

- Desde que volvimos de Alastor(6), la Antorcha se comporta de un modo extraño, pequeños detalles, que quizás se le escapen a mis compañeros, pero no a mí, yo notó que algo no va bien. Me sentiría mejor si tuviese a alguien con tu poder guardándonos las espaldas.

- Entiendo. Frío contra calor. ¿Entonces no te fías de él?

- Es un sensación, mi sexto sentido me dice que algo no va del todo bien. De momento no tengo ninguna prueba de que pase realmente algo, sin embargo, no puedo darle la espalda a los instintos que durante tantos años me han ayudado.

- Capitán, te acompañaré, y no le quitaré el ojo encima al androide llameante. Será un placer volver al mundo de los hombres y más aún si cuento con tu confianza para contarme esto.

- Sabia que podía contar contigo, compañero. (7)

Desde entonces lo había vigilado constantemente, estando alerta de cualquier cosa que hiciese el androide. Y empezaba a estar de acuerdo con su compañero abanderado. Algo era distinto en la Antorcha, casi imperceptible, pero ahí estaba. No le quitaría el ojo de encima hasta que averiguase que es lo que ocurría.


En la caverna ancestral y antiquísima había seis figuras que observaban atentamente un pozo excavado en la dura roca. Del interior del pozo surgían imágenes. Desfilaban una tras otra, hasta que se quedo una imagen fija. Una ciudad.

- Dime, Elathan ¿Cuánto tiempo llevas esperando derrumbar sus muros?

Los habitantes de la caverna se revolvieron con ferocidad. Elathan con un gesto los detuvo.

- ¡Tu! ¿Qué es lo que quieres de nosotros?

Una mujer envuelta en una capa negra y cubierta por una capucha sonrió. En uno de sus hombros descansaba un cuervo negro como la noche y con unos ojos rojos que brillaban con maldad.

- Quiero lo mismo que tu, ni más ni menos. ¿por qué pelear entre nosotros cuando podemos ser aliados?

- ¡Nunca! ¡jamás no aliaremos con humanos!.- Gritó Cethlann.

Elathan lanzó un rayo de energía que derribó con violencia a Cethlann.

- ¡Silencio, mujer!

- Soy mucho más que humana, Elathan. Juntos venceremos a nuestros enemigos. No dejes que te cieguen tus prejuicios.

Elathan se quedó mirándola pensativo. De repente empezó a reír en grandes carcajadas.

- ¡Sea! ¡desde este momento estamos en el mismo bando!

El resto empezaron a proferir protestas airosas y gritos en contra de semejante alianza.

Elathan empezó a rodearse de un aura de energía y esta salió de sus ojos.

La caverna tembló ante el poder desatado.

-¡ Yo soy vuestro rey y acatareis mis ordenes!

Todos asintieron temblorosos ante la demostración de poder de su señor.

- No te arrepentirás de esta decisión, Elathan. Se acerca nuestro momento...


- ¿Estas preparado, Capitán?

- Nunca lo he estado más, Thundra.

Ambos estaban en la sala de entrenamiento. La sala fue diseñada y construida por Phestos para que los miembros del grupo se entrenasen activamente.


Thundra enarboló su cadena y la arrojó contra el héroe de las barras y las estrellas, este la esquivó fácilmente y golpeó con su pierna en la espalda de la corpulenta mujer.

Thundra intentó devolver el golpe, pero el Capitán hizo una serie de saltos y piruetas que impidieron que los poderosos golpes de la amazona dieran en su blanco.

- ¿Es que nunca te estas quieto?

- ¿Para que me puedas golpear?

Siguieron el juego durante un buen rato. El Capitán quería enseñarle a Thundra algunos trucos, para que esta no dependiera solo de su tremenda fuerza en un combate.

- Gracias por los consejos, Capitán, estoy segura de que me serán de utilidad.

- De nada, Thundra.

- ¿Sabes? Eres un hombre excepcional, tanto física, como mentalmente, cualquier mujer se sentiría feliz de poder compartir algo contigo...

- Vas a hacer que me ponga rojo.

- Hace mucho tiempo que no estoy con un hombre, Capitán...

- Thundra...

Antes de que pudiese terminar lo que estaba diciendo, Thundra agarró y beso a un sorprendido Capitán América.

Unos minutos antes.
El aire pareció crepitar y un ruido como el de un relámpago lo ensordeció todo. Todo se ilumino como si hubiese caído un rayo y en el centro apareció una figura de hombre musculoso y corpulento, con el cabello largo y una corona dorada en su cabeza. Era Arkón, señor de Polemachus. (8)

Un sensor se activó inmediatamente escaneando al intruso

El doctor Newell se encontraba haciendo unas pruebas cuando vio a Arkón.

- ¡Tú! ¿Dónde esta Thundra? ¿Dónde esta mi mujer?

- Eres Arkón ¿verdad? Tienes suerte de que los sensores te han identificado como amigo y no como enemigo.

- No tengo tiempo que perder, hombrecillo, busco a mi reina.

- Creo que se donde esta, te acompañare

Walter Newell pensó que las horas que se había pasado leyendo los archivos sobre superhumanos en la base de datos le servirían bien. Cuando alguien vive en la base de un grupo de superhéroes es mejor estar preparado.

Acompañó al rey extradimensional por el cuartel general.

- ¿Y dices que el Capitán América esta aquí con vosotros? Es un hombre de honor y será un placer saludarle...

En ese preciso momento, Walter abrió las puertas de la sala de entrenamiento y tanto Arkón como él vieron a Thundra y el Capitán América besándose.

La ira creció en el interior de Arkón y gritó:

- ¡Ambos pagareis esta afrenta!

Y rápidamente,agarró uno de sus mortales rayos que llevaba en el carcaj de su espalda y lo descargó contra los dos sorprendidos invasores.


Walter trato de impedirlo, pero de un simple golpe, como quien aparta una mosca, lo dejo inconsciente.

El rayo dejo al Capitán América y a Thundra desplomados en el suelo. La amazona supo reaccionar a tiempo y protegió con su cuerpo al abanderado héroe, llevándose la peor parte del impacto y quedando semi-inconsciente.

Una poderosa mano levantó al Capitán.

- Y pesar que yo pensaba que eras un hombre de honor, y no eres más que un perro traidor.

- No es lo que crees, Arkón, nosotros no...

- ¡Cállate!

El Capitán arrojó su escudo.

- Si, tira tu escudo, ya que no te servirá para librarte de mi ira.

El escudo rebotó por las paredes hasta impactar contra la espalda del rey bárbaro.

Este lo soltó y rodando por el suelo, se apartó de Arkón.

- Maldita escoria, atacas por la espalda como los cobardes.

Y sin mediar palabra, descargo sus dos puños con gran fuerza en el suelo y esto creo una onda expansiva que arrojó al Capitán por el aire, pillándolo Arkón al vuelo.

El Capitán América no estaba aún recuperado del rayo y no estaba en condiciones de plantarle cara a alguien tan poderoso como Arkón.

- Arkón, tienes que escucharme...

- ¡No tengo nada que escuchar!

Tres pequeños diamantes impactaron contra la poderosa espalda de Arkón, explotando al contacto. Iguana se felicitó por su puntería.

- ¡Suéltalo! .- gritó Iguana. Ella y Valerie habían escuchado el ruido de la pelea y acudieron rápidamente al lugar de donde provenía,

- ¡Jamás!

Una espesa niebla empezó a formarse alrededor del guerrero.

- ¿Qué clase de truco es este?


De la niebla surgió la enigmática figura de Aarkus. Justo cuando había regresado de la ciudad, de ver a Laura, había visto en un monitor lo que ocurría.

El puño del ykraiano golpeó fuertemente en el rostro de Arkón, este soltó al Capitán América y se enzarzaron ambos en un tremendo intercambio de golpes.

De repente, una capa de hielo comenzó a cubrir las piernas de Arkón. Era Jack Frost, que había acudido al rescate. En breves segundos, el poderoso guerrero quedo completamente atrapado en un bloque de hielo.

Iguana y Valeria aprovecharon el momento para ira ver como se encontraba el líder de los Invasores.

- Parece que el enemigo esta neutralizado ¿de quien se trata?

- Se llama Arkón, Frost, y es muy peligroso.- Dijo un recuperado Dr. Newell

Como si las palabras del doctor fuesen proféticas, el bloque de hielo se empezó a agrietar y saltó en mil pedazos. En el rostro de Arkón solo se veía ira, estaba poseído por la rabia y por la ira. Aarkus y Jack Frost se prepararon para hacerle frente, cuando una cadena metálica se enrosco en su cuello a la vez que el poderoso brazo de Thundra le hizo una presa inmovilizándolo.

- ¡Suéltame, mujer! ¡tengo derecho a vengarme!

- ¿Vengarte? ¿Qué derecho tienes tu a vengarte? ¿No eras tu quien se iba con otras, quien se olvidaba de mi para refugiarse en las alcobas de otras? ¿Acaso has amado a alguien más que a ti?

- Yo...

Thundra soltó la presa y ambos, rey y reina, quedaron frente a frente.

- La chispa del amor estuvo en nuestras vidas un breve tiempo, Arkón, pero hemos de aceptar que se ha extinguido. No debes centrar tu ira en el Capitán América o en mi, él no hizo nada, fui yo, me deje llevar por el tiempo que llevaba sin la compañía de un hombre, pero aún así, no regresare contigo. Nuestro tiempo juntos se ha acabado ¡acéptalo!


El monarca recordó como ambos se habían casado para que la paz reinase entre sus dos pueblos, a pesar de eso, se enamoraron y vivieron tiempos muy felices. Era evidente que ella ya no le quería ¿y él? ¿le quería aún? ¿o solo había venido a buscarla por orgullo? ¿para que no se dijese que su reina le había abandonado?

La cara del rey de Polemachus era todo un poema. Arkón suspiró y dijo:

-Quizás tengas razón, en los últimos tiempos, esa llama que nos impregno a ambos había ido desapareciendo, vine por ti, para intentar que juntos de nuevo pudiéramos encenderla de nuevo, pero veo que no es así. Es hora de que cojamos caminos separados. A partir de este instante, soy un rey sin reina y te libero de tus votos.

El monarca giró su rostro hacía el Capitán América.

- Mil perdones, Capitán, la ira nublo mi razón.

- Disculpas aceptadas, Arkón. Espero que la próxima vez que nos veamos sea más amistosamente.

Arkón miró fugazmente a la mujer que había sido su reina y lanzó uno de sus rayos transportadores, desapareciendo tras un cegador resplandor.

-¿Te encuentras bien, Thundra?

- Sí, solo necesito estar en rato sola. Y tras decir esto se marchó de la sala de entrenamiento. En su mente revivía los buenos momentos con Arkón y sentía pena por un amor que se había roto quizás para siempre.

- Será mejor que pases por la enfermería, Steve.- Comentó Valerie.

- Te estas convirtiendo en todo un romeo, Steve.- Dice con una sonrisa Iguana.

Poco tiempo después, Union Jack y Henry Hunter llegan a la Hidrobase.

-¿ Te quedaras, mucho tiempo, profe?

- Unos días, después tengo que empezar a escribir mi próximo libro, si no mi editor me matara.

- Hola Joey, Profesor Hunter, encantado de verle otra vez.- saludó el Dr. Newell

- Te has perdido una buena, Joey.

- ¿Si? ¿Qué ha ocurrido?

- Ya te contaran.

Se acercó a ellos Druida, que acababa de volver de una misión en Eslorenia(9)

- Anthony, te quiero presentar a alguien.- Dijo Joey.- Este es el profesor Henry Hunter.

- Encantado.

Al estrechar la mano de Druida, el profesor Hunter notó una extraña sensación y durante un instante le pareció que todo el cuerpo del místico brillaba con un potente fulgor verde, un color vivo e intenso que rodeaba como un aura a Druida. Solo fue un momento, pero a Hunter le pareció une eternidad. Ambos se saludaron y Hunter pensó que tenía que hablar de esto con Joey.

Un ruido interrumpió la conversación que mantenían todos. Era el ruido de un avión.

- ¡Se dirige a la pista de aterrizaje!- Dijo Joey.

- ¿Qué opinas, Druida? ¿Algún enemigo?- Preguntó el Dr. Newell

- No detecto maldad dentro del avión, no creo que sea ningún enemigo.

- Vayamos a ver quien es.

El avión tomo pista y aterrizó tranquilamente. La compuerta del avión se abrió y de ella salió una pequeña figura, un hombre de pequeña estatura, con el cabello blanco, y arrugas que dejaban ver su elevada edad, en uno de sus ojos llevaba un monóculo. Llevaba un pesado maletín sujeto con las dos manos.

Los cuatro se acercaron a él. El hombrecillo sonrió al verlos.

- ¿Quién es usted?.- Preguntó el Dr. Newell.

- Soy Abner Little, coleccionista y buscador de tesoros y vengo a solicitar la ayuda de Druida y si no me la concede...¡el mundo puede correr un gran peligro!


Próximo Número: Sabremos que significado esconden las palabras de Abner Little, un misterioso personaje hace su aparición y muchas cosas más.

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Referencias:
1 .- En la antigua serie de los Caballeros de Pendragón.
2 .- En el Invasores nº9
3 .- Se vio en los números anteriores
4 .- Como se pudo ver en los primeros números de la serie de los Defensores de AT
5 .- En Captain America I#384 USA
6 .- Invasores nº1-3
7 .- Se conocieron en la Segunda Guerra Mundial.
8 .- Arkón es el último descendiente de un linaje noble del mundo extradimensional conocido como Polemacus. Gracias a sus habilidades guerreras Arkón se convirtió en un gran guerrero y llegó a ser Emperador del mayor país de Polemacus
9 .- Lo veremos en los Vengadores nº5-6 de AT.

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